¿Presupuesto o nuevas elecciones? Primera gran prueba para el gobierno de Bennett en Israel
Los diputados israelíes comenzaron este miércoles por la noche una maratónica votación para adoptar un nuevo presupuesto, el primero en tres años, una gran prueba para el gobierno del primer ministro Naftali Bennett que podría provocar nuevas elecciones si no se llega a un acuerdo.
En virtud de la ley israelí, el gobierno tiene hasta el 14 de noviembre para hacer adoptar el presupuesto. En caso contrario, la Knesset, el Parlamento de Israel, se disolverá y habrá que convocar nuevas elecciones, que serán las quintas en menos de tres años. La votación puede durar varios días.
«La votación del presupuesto es esencial para la estabilidad de la economía del Estado (…) algunos quieren un cao permanente, nosotros queremos estabilidad», declaró Bennett mientras se iniciaban las primeras de las cientos de votaciones sobre diferentes aspectos del presupuesto.
«Estamos en la recta final, queda aún días y noches en vela delante nuestro en la Knesset, pero este presupuesto será adoptado», agregó.
Su adversario, el jefe de la oposición Benjamin Netanyahu, criticó de su lado un presupuesto «malo para los ciudadanos israelíes y para el Estado de Israel».
Netanyahu denunció además «las mentiras» del gobierno que, según él, prometió «bajas los precios y los impuestos y no hace más que aumentarlos».
Desde diciembre de 2018 hasta el pasado junio, Israel estuvo hundido en una crisis política inédita, que provocó la organización de cuatro elecciones anticipadas e impidió que los diputados llegaran a un acuerdo sobre un presupuesto.
La coalición dirigida por Naftali Bennett, líder del partido de derecha extrema Yamina, y el ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, dirigente del partido centrista Yesh Atid, reemplazó en junio de 2021 al gobierno de Benjamin Netanyahu con el objetivo de poner punto final a esta crisis.
– «Muchas tensiones» –
El gobierno Bennett presentó un presupuesto para 2021-2022 que fue objeto de una primera votación el 2 de septiembre, un recurso sobre todo técnico que permite a los diferentes comités del parlamento estudiarlo antes de que empiece oficialmente el debate.
La coalición en el poder tiene 61 escaños, sobre el total de 120 del parlamento. Una mayoría mínima.
«Hay muchas tensiones en el seno de la coalición», afirma el diario israelí Maariv.
La prensa local también menciona intentos de la oposición, liderada por el partido Likud de Netanyahu, y las formaciones religiosas, para convencer a un solo diputado del gobierno de votar contra el presupuesto, lo que lo bloquearía y provocaría nuevos comicios.
El martes por la tarde, centenares de manifestantes de derecha opuestos al gobierno de coalición protestaron en el centro de Tel Aviv para denunciar un presupuesto «corrupto».
El presupuesto prevé gastos de 609.000 millones de séqueles (unos 167.000 millones de euros, 193.000 millones de dólares) en 2021 y 573.000 millones (más de 157.000 millones de euros, 181.000 millones de dólares) en 2022.
En los últimos días, el gobierno adoptó un plan de ayuda de más de 8.000 millones de euros (9.300 millones de dólares) en cinco años para la minoría árabe-israelí, los palestinos que tienen nacionalidad israelí, que representan un 20% de la población.
Por primera vez en la historia de Israel, un partido árabe, los islamistas moderados de la formación Raam, apoyan a una coalición, y este apoyo es indispensable si el gobierno quiere que el presupuesto salga adelante.