Comunidad internacional arropa a Lula y Bolsonaro sigue aislado
El izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva recibió este lunes un fuerte respaldo internacional, mientras persistía el silencio del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien todavía no reconoce su derrota en el balotaje del domingo.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT), de 77 años, se impuso sobre el ultraderechista por estrecho margen, el 50,9% de los votos contra el 49,1%.
Un día después del resultado oficial, Bolsonaro, de 67 años, no se ha pronunciado sobre la victoria de Lula, que fue reconocida de inmediato por los líderes de Estados Unidos, Alemania, Francia y Rusia.
Este lunes, Joe Biden telefoneó a Lula para destacar la «relación sólida» entre Estados Unidos y Brasil y ambos se comprometieron a trabajar como «socios» en la lucha contra la crisis climática y la migración regional, entre otros «desafíos comunes», señaló la Casa Blanca en un comunicado.
Lula sostuvo igualmente un encuentro en Sao Paulo con el presidente argentino, Alberto Fernández, durante el cual se comprometió a visitar ese país antes de asumir el 1 de enero.
Bolsonaro, entretanto, sigue sin dar declaraciones. Temprano llegó al Palacio de Planalto en Brasilia, donde según medios brasileños evaluó con su equipo un eventual pronunciamiento y luego partió a la residencia de la Alvorada.
Durante su discurso de victoria, Lula manifestó su preocupación por el traspaso de poder: «Necesito saber si el presidente que derrotamos va a permitir que haya una transición para que tengamos información de las cosas».
Solo algunos de sus aliados parlamentarios admitieron la derrota en redes sociales, donde el bolsonarismo suele ser muy activo.
– Bloqueos en «todo» el país –
A lo largo del día camioneros y otros manifestantes bloquearon vías en «todo Brasil» en rechazo al triunfo del izquierdista, dijo el coordinador general de comunicaciones de la Policía Federal de Carreteras (PRF), Cristiano Vasconcellos, a la radio CBN.
En la noche, el magistrado del Supremo Tribunal Federal (STF) Alexandre de Moraes ordenó a la policía despejar los cierres de «inmediato» so pena de multa y consecuencias penales, debido a que identificó «omisión e inercia» de la institución.
Vasconcellos precisó que los agentes han intervenido varios puntos, aunque advirtió dificultades: «Liberamos uno y surge otro».
Las autoridades reforzaron la seguridad para evitar invasiones en la Esplanada dos Ministérios, en Brasilia, corazón político del país, constataron periodistas de la AFP.
«No vamos a aceptar perder lo que conquistamos hasta ahora (…) No aceptamos la manera como transcurrió esta elección», dijo Antoniel Almeida, de 45 años, en Barra Mansa, uno de los lugares de protesta en Río de Janeiro.
La Bolsa de Sao Paulo cerró con un alza de 1,31%, mientras que el real se apreció frente al dólar, a 5,25 desde el cierre del viernes en 5,34.
– Situación «difícil» –
Lula reconoció en su discurso de victoria que gobernará «en una situación muy difícil» y enfatizó la necesidad de restablecer «la unidad» de los brasileños.
La transición también implica desafíos para él, explicó Paulo Calmon, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Brasilia.
«Debe cuidarse, primero, de una ‘tercera vuelta’: de cualquier desafío que Bolsonaro y sus aliados puedan crear, como (Donald) Trump en Estados Unidos, para deslegitimar su victoria y movilizar a su electorado contra él», dijo.
La diferencia entre Lula y Bolsonaro en votos fue de dos millones, la más ajustada de la historia de Brasil en balotaje, tras una campaña polarizada y tensa.
Marco Antonio Teixeira, politólogo de la Fundación Getulio Vargas, aseguró que Lula tendrá que ampliar la «legitimidad» del gobierno e incorporar a sectores ajenos al PT.
«Necesita ampliar su apoyo para unificar al país», afirmó.
El Congreso se movió el 2 de octubre a la derecha con la elección de conservadores y aliados de Bolsonaro, que tiene la mayor bancada en la Cámara de los Diputados, pudiendo ofrecerle una oposición más férrea a la que enfrentó en sus otros dos gobiernos.
– Promesas de bonanza –
Lula, que gobernó Brasil de 2003 a 2010, llega al poder en buena medida apalancado por el apoyo de los más pobres, entre quienes existe una memoria afectiva de la bonanza bajo su administración en tiempos de boom de las materias primas.
El izquierdista prometió «arreglar el país» y mejorar el bolsillo de los brasileños así como reforzar programas sociales.
Adriano Laureno, de la consultora Prospectiva, dijo que el resultado de Bolsonaro, que terminó como el candidato en segunda posición mejor votado en la historia democrática brasileña, anticipa que Lula tendrá una oposición «fuerte» y posiblemente «organizada en las calles».
En su campaña, el líder del PT destacó logros socioeconómicos pasados, como la salida de la pobreza de más de 30 millones de brasileños gracias a iniciativas sociales.
Pero en este tercer período no contará con la misma bonanza.
Si bien la economía da señales de mejora, con crecimiento, menos inflación y más empleo, está lejos de la prosperidad que alcanzó a comienzos de siglo y enfrenta un mundo en riesgo de una recesión global.
Si no son satisfechas, las expectativas podrían tornarse un búmeran, coinciden analistas.