El CEO de Vale deja el cargo tras 6 años al frente de la minera brasileña
El gigante brasileño de la minería Vale anunció el viernes que su CEO, Murilo Ferreira, al frente del grupo durante seis años de fuerte «turbulencia» en los mercados, no buscará un nuevo mandato cuando concluya el actual, el próximo 26 de mayo.
El anuncio se hizo al día siguiente de que la empresa, primer productor mundial de mineral de hierro, divulgara resultados en fuerte alza en 2016, gracias a una producción récord y al aumento del precio de los metales.
Ferreira, de 63 años, en el cargo desde 2011, «dirigió Vale durante en un período de mucha turbulencia en la industria de la minería mundial y enfrentó algunos de los momentos más difíciles de la historia de la empresa», indicó el grupo en un comunicado.
«Durante su gestión, Vale se convirtió en una empresa más dinámica y aumentó de forma significativa su capacidad operativa, manteniendo un nivel aceptable de endeudamiento», subraya el documento.
Bajo el mandato de Ferreira, Vale construyó y empezó a operar la mina y la planta S11D en el estado de Pará (norte), que requirió una inversión de 14.300 millones de dólares.
Las acciones ordinarias de Vale en la Bolsa de Sao Paulo reaccionaron inicialmente al sorpresivo anuncio con una baja que llegó a superar 1,50%, pero se recuperaron rápidamente y a media tarde ganaban más de 2%, en tanto que el índice Ibovespa retrocedía 0,53%.
Vale anunció el lunes que el holding de bancos y fondos de pensión que la controlaban desde su privatización en 1997 pretendía disolverse, convirtiendo las acciones preferentes en acciones ordinarias, para transformar al grupo en una «sociedad sin control definido».
Ese acuerdo, de ser aprobado por todas las instancias de la compañía, entrará en vigor el 10 de mayo de 2017, cuando concluya la vigencia del actual.
Vale cerró 2016 con una ganancia neta de 3.982 millones de dólares, dejando atrás un pasivo de 12.129 millones del año anterior.
Los malos resultados de 2015 se explican por el derrumbe de las cotizaciones de las materias primas (a causa de la ralentización de la economía china), así como a la fuerte depreciación del real frente al dólar y al impacto de la ruptura de una represa minera de la que era accionista en el estado de Minas Gerais (sudeste), que dejó 19 muertos y devastó la región.