En Bielorrusia la oposición se arma de valor frente a Lukashenko
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Elena, empleada de una panadería, se envolvió en la bandera blanca-roja-blanca, los colores de la envalentonada oposición de Bielorrusia, una antigua república soviética, para asistir a un mitin de Svetlana Tijanóvskaya, el ama de casa que galvaniza a las masas contra el presidente Alexander Lukashenko.
«Quiero tener libertad de expresión, no tener nunca más miedo de nada. Poder salir a la calle y hablar abiertamente y no en secreto», declara a la AFP esta mujer de 42 años, que vino a ver a la candidata en el pequeño estadio municipal de Maladzechna.
Como muchos otros, ella prefiere no revelar su apellido.
En Maladzechna, una ciudad de 100.000 habitantes al noroeste de Minsk, miles de personas están sentadas en el césped o las gradas del estadio para escuchar a la inesperada candidata a las elecciones presidenciales del 9 de agosto, que parece hacer tambalear la omnipotencia del presidente de 65 años, de los que lleva 26 en el poder.
Entre ellos muchos jóvenes, que no conocieron la Unión Soviética ni cómo era todo antes de Lukashenko.
Tijanóvskaya, de apariencia tímida y casi sorprendida de estar allí, es recibida con una ovación y el grito de «cambio».
«Este es el momento en el que cada uno debe superar el miedo. ¿Creéis que no tengo miedo? Tengo miedo a diario. Pero me armo de valor», dice ella micrófono en mano.
Esta ama de casa de 37 años se lanzó a la campaña después de que su marido, un destacado videobloguero, fuera detenido en mayo tras decidir desafiar a Lukashenko en las urnas.
Otro rival declarado, Viktor Babaryko, fue encarcelado, y un tercero, Valeri Tsepkalo, se exilió.
Y no son los únicos. Según la oenegé de derechos humanos Viasna, al menos 1.100 personas han sido detenidas desde mayo durante manifestaciones relacionadas con los comicios.
A pesar de ello, contra todo pronóstico, Svetlana Tijanóvskaya se ha convertido en un fenómeno.
– Un «símbolo» –
Las mismas escenas se repiten dondequiera que vaya, acompañada de sus compañeras Maria Kolesnikova, exdirectora de campaña de Viktor Babaryko, y Veronika Tsepkalo, la esposa del opositor exiliado.
«Lo importante es que esto no ocurra solo en la capital, sino también en las pequeñas ciudades, los pueblos», señala Alessia Rudnik, investigadora del centro de reflexión bielorruso «Center for New Ideas», quien hace hincapié en que este trío atrae más allá de la oposición prooccidental tradicional.
Al día siguiente de su paso por Maladzechna, una guardia de honor la acoge en Grodno, una ciudad del noroeste de Bielorrusia.
El 26 de julio, hasta 10.000 habitantes vinieron a escucharla a Gomel, la ciudad natal de su marido. El mitin se prolongó hasta la noche, con música y a la luz de los flashes de los teléfonos móviles.
El 30 de julio en el parque de la Amistad de los Pueblos de Minsk, hasta 63.000 simpatizantes se congregaron a pesar del miedo a represalias y la detención la víspera de 33 «combatientes» rusos a los que las autoridades acusan de haber querido orquestar disturbios con el marido de Tijanóvskaya.
«Hoy Tijanóvskaya es un símbolo, el del voto de protesta contra Lukashenko. Ha atraído a todos aquellos que no quieren a Lukashenko», señala el politólogo Valeri Karbalevich.
– Economía, Rusia y coronavirus –
Los observadores estiman que ella se beneficia de la impopularidad del presidente, al que sus detractores apodan «Sacha 3%», su supuesta tasa de respaldo, debido a una economía en apuros y al deterioro de las relaciones con Rusia.
La gestión de la pandemia de coronavirus fue otro catalizador debido a que Lukashenko se negó a reconocer la gravedad de la enfermedad y calificó la epidemia de «psicosis».
En la ciudad fueron los directivos de empresas y los particulares quienes optaron por ponerse mascarilla, por medidas de distanciamiento social y por el teletrabajo.
Según Alessia Rudnik, el verdadero desafío llegará si Lukashenko es reelegido gracias a fraudes flagrantes. Algo que muchos predicen.
«¿La gente tomará las calles después de que se anuncien los resultados? Sería ilegal y por eso muchos podrían tener miedo», comenta.
En el pasado el gobierno bielorruso ha reprimido manifestaciones. Y durante la campaña electoral Lukashenko revisó el equipamiento y las unidades necesarias para ello.