Judíos de Nueva York llaman a la cohesión con otras comunidades ante las agresiones
En la céntrica avenida Kingston de Crown Heights, un vecindario de Brooklyn lejos de los rascacielos de Manhattan, pululan hombres en traje y sombrero negros, típicos del movimiento judío jasídico.
En los últimos meses, algunos de ellos han sido golpeados, incluso estrangulados, arrastrados por el suelo, a menudo a plena luz del día, según videos de vigilancia recuperados y emitidos por canales locales.
Imágenes sustentadas por números. Las denuncias antisemitas aumentaron un 23% en 2018 en Nueva York, con un nuevo salto del 71% desde principios de 2019, dijo la policía.
Crown Heights, donde se encuentra la sede mundial de la comunidad judía ortodoxa Habad Lubavitch, es el distrito de la ciudad más afectado junto con Borough Park, más al sur de Brooklyn.
La mayoría de los presuntos agresores han sido arrestados y la policía de Nueva York ha aumentado sus patrullas, pero para muchos esto no es suficiente para cambiar el clima.
Crown Heights vuelve a las horas sombrías de agosto de 1991, fecha del único disturbio antisemita conocido en Estados Unidos.
En aquel momento, un vehículo del convoy de Menachem Schneerson, líder de Habad Lubavitch, atropelló a dos niños negros en el vecindario, uno de los cuales falleció, lo que desencadenó tres días de enfrentamientos entre las dos comunidades que conformaban el barrio.
Por un lado, los judíos ortodoxos, que llegaron en masa a principios de la década de 1940, y por el otro, la población negra, proveniente del sur de Estados Unidos y del Caribe.
«En 1991, éramos como dos barcos que se cruzaban en la noche», recuerda Richard Green, presidente de la asociación de apoyo juvenil de la comunidad negra Crown Heights Youth Collective.
Los representantes de ambas comunidades comenzaron entonces un largo trabajo sobre el terreno, particularmente orientado hacia los jóvenes para desmitificar, informar y acercar.
«Fue increíble ver la forma en que los unos aprendieron de los otros», recuerda Green. «No éramos nosotros ni ellos. Éramos nosotros. Pero todo eso se ha perdido».
«No nos comunicamos como antes», explica, «y eso es realmente lo que necesitamos hoy».
– «Ya tenemos las soluciones» –
Elie Cohen se ha puesto manos a la obra para recuperar ese espíritu e ir más allá de las conferencias de prensa unificadas y las reacciones indignadas.
El director del Consejo Comunitario Judío de Crown Heights visitó escuelas públicas del vecindario junto con Geoffrey Davis, uno de los líderes demócratas negros de Brooklyn.
El objetivo era «mostrar cohesión», decirles a los niños que todos son ciudadanos de Nueva York, pero también escuchar.
Los niños en la sala hablaron de «diferencias», «presiones de la comunidad que provocan resentimiento» y «falta de comprensión de los diferentes modos de vida».
Rusty Zimmerman, pintor del vecindario, tiene el proyecto de retratar a las víctimas de los ataques recientes, pero también a los atacantes, para lo que ya ha contactado con la policía.
El concepto es similar al Free Portrait Project, su serie de 200 retratos de residentes de estas pocas calles del corazón de Brooklyn.
Casi 30 años después, Nueva York ya no es la misma ciudad y Crown Heights se ha transformado, al punto de atraer a hordas de hipsters.
Pero el contexto ya no es el mismo. Internet y las redes sociales se han convertido en un poderoso vector de antisemitismo, mientras que el clima político ha liberado la palabra de los extremos, tanto de la derecha como de la izquierda.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, no dudó en atribuir una «atmósfera de odio» al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Y en octubre, un estadounidense disparó y mató a 11 personas en una sinagoga de Pittsburgh.
«Es un mundo diferente, un campo de batalla diferente», dice el rabino Shea Hecht, presidente del Comité Nacional para el Futuro de la Educación Judía, que ofrece educación religiosa a niños judíos en escuelas públicas.
Todos los actores del distrito señalan que las motivaciones de los atacantes son muy difíciles de identificar pero, para el rabino, «no es una ola antisemita organizada».
«No creo que los ataques, particularmente en la calle, estén planificados», considera.
Crown Heights tiene experiencia en estas situaciones y pone en perspectiva los últimos eventos.
«No creo que esta comunidad se sienta sitiada», dice Cohen.
«Sé que estamos lejos de lo que era y que hay soluciones», abunda Green.
«Lo que sucede hoy viene en un contexto diferente», explica Cohen. «Es algo que debe abordarse, pero está lejos de ser una crisis».