Kolomoisky, el oligarca que pone en apuros al presidente ucraniano
La sombra del oligarca Igor Kolomoisky se cierne sobre el mandato del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, seis meses después de asumir el cargo, mancillando su reputación y complicando la relación con Occidente.
Con su cabello rizado, sonrisa socarrona y lenguaje directo, Igor Kolomoisky, un multimillonario de 56 años muy temperamental, está en boca de todos.
Diplomáticos occidentales, el Fondo Monetario Internacional y círculos de negocios se interrogan sobre su influencia real o imaginaria sobre Volodimir Zelenski.
Igor Kolomoiski suscita aprensión porque se le asocia con una gran cantidad de escándalos. Y desde hace semanas hace declaraciones polémicas.
A veces aboga por la suspensión de pagos del país, otras por sustituir la estrategia prooccidental de Ucrania por un acercamiento a Rusia, con la que Kiev se considera en guerra. Unos comentarios que desconciertan a los aliados.
«Representa claramente el principal problema para las relaciones de Zelenski con Occidente», estima el analista político ucraniano Volodimir Fesenko.
Una asesora de la Casa Blanca, Fiona Hill, dijo el mes pasado que está «extremadamente preocupada por la relación entre Zelenski y este señor Igor Kolomoisky».
Preguntado esta semana sobre el tema, Zelenski respondió que «Kolomoisky no es el presidente ucraniano» y que Kiev seguía en el camino de la «integración europea».
– ¿Títere? –
Las sospechas persisten porque el presidente, en el cargo desde mayo, siempre ha contado con el oligarca. Su canal de televisión, 1+1, uno de los principales del país, dio una cobertura favorable a él durante la campaña electoral.
También transmitió sus programas humorísticos cuando trabajaba de cómico, y su serie «Servidor del Pueblo» en la que encarnaba a un profesor que se convertía en presidente denunciando la corrupción endémica.
«Kolomoisky es el socio de Zelenski en los negocios, y todo sugiere que también es su mentor», estimó recientemente en Facebook un diputado de la oposición prooccidental, Volodimir Ariev.
Los detractores del presidente de 41 años le han puesto el apodo de «títere de Kolomoisky», y destacan que el oligarca regresó de años de exilio justo antes de la investidura del jefe de Estado.
El nombramiento de uno de sus exabogados como jefe de la administración presidencial también ha despertado sospechas.
«El temor es que Kolomoisky sea el accionista mayoritario de Zelenski», resume Serguii Foursa, del grupo de inversión Dragon Capital, y que sus intereses económicos acaben pesando más que «los del país».
Una cercanía problemática ya que Zelenski construyó su popularidad prometiendo «quebrar el sistema» de corrupción y de influencia entre el mundo de los negocios y el político que gangrena la vida pública desde la independencia de la URSS en 1991.
«¿Servidor del pueblo o de los oligarcas?», tituló en octubre el centro de análisis estadounidense Atlantic Council.
Para otros observadores, Igor Kolomoisky es mucho menos influyente de lo que pueda parecer.
– Sin guerra –
Para Fesenko, el activismo del oligarca muestra sobre todo que «no logra acostumbrarse a que Zelenski ya no es su subalterno».
«La historia de Kolomoisky se sobrestima», afirma una importante fuente ucraniana. «Pero el revuelo mediático en torno a él es muy útil porque limita las posibilidades de una cooperación» entre el poder y el oligarca.
En el pasado Igor Kolomoisky tomó el control de empresas con la ayuda de hombres armados y financió unidades en la guerra contra los separatistas prorrusos en el este de Ucrania.
En la actualidad tiene un peso económico significativo en distintos sectores, como el eléctrico y el de los combustibles.
Pero ha perdido lo esencial, Privatbank, el principal banco del país, nacionalizado en 2016 después de la presunta malversación de 5.500 millones de dólares, según estimaciones del Banco Central.
Las autoridades aseguran que nunca se devolverá la entidad bancaria al oligarca, empeñado en conseguir que se anule la nacionalización.
Los aliados occidentales esperan una señal de que la lucha contra la corrupción está en marcha. Por ejemplo, con procesamientos de los antiguos propietarios de Privatbank.
El presidente «no cederá nada» al oligarca, asegura una fuente cercana a la presidencia. Pero también considera improbable «una guerra abierta» porque Zelenski cree que de alguna manera está en deuda con él.