La rosa de Bulgaria, secreto de los perfumistas, protegida por la UE
Las rosas de Bulgaria, uno de los principales países productores a nivel mundial del aceite esencial de rosa, gozan por fin de una protección europea, después de siglos proporcionando un producto indispensable para los perfumes de lujo.
Bulgaria y Turquía son los dos grandes productores mundiales del aceite esencial de rosa, por delante de Irán, Marruecos, India y China.
La técnica de extracción «se practica en Bulgaria desde hace más de 350 años» sin grandes cambios, explica a la AFP Georgi Chaushev, director del Instituto de la Rosa de Kazanlak (centro).
«El mejor momento para recoger las flores es cuando aún están cubiertas de rocío», explica Totka Hristova, una anciana temporera de Tarnichane, ciudad situada al sur de los Montes Balcanes (centro de Bulgaria).
Durante los meses de mayo y junio, Totka arranca la flor de su tallo y la guarda en una bolsa de plástico. Cada mañana, recoge entre 25 y 30 kilos de pétalos, de los que se sacarán entre 7 y 8 gramos de aceite esencial, también llamado aceite de rosa.
Las flores, una vez recogidas, se entregan a las destilerías, donde las hierven. El aceite esencial se obtiene mediante la destilación al vapor. Para conseguir 1 kilo de aceite, se necesitan al menos 3.500 de pétalos. Para la producción búlgara anual de 1.500 kilos de esencia se necesitan 5,25 toneladas de pétalos, que se cultivan en 3.800 hectáreas, la mayoría situadas en la región de Kazanlak, conocida como el Valle de las Rosas.
– A 6.000 euros el kilo –
En este valle se encuentra la especie llamada Rosa Damascena. El clima templado y los suelos aluviales del valle favorecen el cultivo de esta rosa, cuya esencia es irreemplazable para los grandes perfumistas mundiales.
Los fabricantes de perfumes pagan entre 6.000 y 6.500 euros (6.700-7.200 dólares) por un kilo de este líquido espeso de color ámbar. Sorprendentemente, no es su aroma (bastante concentrado) lo que les atrae, sino más bien su capacidad para unir los centenares de ingredientes naturales y artificiales que componen un perfume y para fijar su olor, resalta Nikolay Nenov.
Los principales clientes de la esencia de rosa búlgara son las marcas de fragancias de Francia, Estados Unidos y Japón. A los que se une un creciente interés por parte de los clientes asiáticos, en especial de China.
Debido a su elevado precio, el aceite de rosas a menudo se falsifica. Para luchar contra la falsificación, la Comisión Europea concedió a Bulgaria en octubre, después de nueve años de trámites, la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de sus rosas. Esta protección, que permite vender el producto en la UE con el nombre de «esencia de rosa búlgara», garantiza que el productor utilizó pétalos de una región tradicional búlgara de cultivo de rosas, que respetó estrictamente la técnica de destilación y que el producto posee las características químicas y físicas propias del aceite esencial de rosa búlgara.
La obtención de este sello IGP «es un gran éxito» que permite a los horticultores búlgaros proteger la calidad de su producto, se felicita Filip Lisicharov, uno de los grandes productores que reactivó la primera destilería del país, construida en 1909 en Tarnichane por su bisabuelo.
Para los clientes del Valle de las Rosas, «esto supondrá una garantía adicional de calidad y de autenticidad del producto», se alegra también Uliana Ognianova, de la empresa Bulattars, otra de las grandes exportadoras de este aceite esencial.