Orban reúne a la derecha identitaria en Hungría para defender la «familia» y la «nación»
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, y el exvicepresidente estadounidense Mike Pence defendieron este jueves en Budapest la soberanía y los «valores familiares» en el primer día de una cumbre demográfica en la que se ha dado cita la derecha identitaria.
Este jueves, los participantes se sucedieron en la tribuna, desde donde profirieron discursos de tono «iliberal».
«Para que nuestra civilización prospere […], nuestra prioridad debe ser preservar y reforzar las familias sobre las que se han construido nuestras naciones», declaró Mike Pence, alabando la política húngara de impulso de la natalidad.
Esa es, según él, la solución para «invertir el declive demográfico», y no «la apertura de fronteras».
– «Lobby LGTB» –
En la misma línea, Orban defendió un Estado «protector de la familia, base de la supervivencia de la nación», frente a los «ataques de la izquierda occidental».
«Intentan relativizar la noción de familia, apoyándose en el lobby LGTB y de género», argumentó, tras haber sido presentado como «padre de cinco hijos».
De este modo, justificó las medidas tomadas contra la comunidad LGTB+ (lesbianas, gays, trans, bisexuales). En junio, el Parlamento húngaro adoptó varias enmiendas legislativas para prohibir «la promoción y la representación de la homosexualidad» ante menores de 18 años.
En el poder desde 2010, el primer ministro húngaro siempre ha defendido una Europa «cristiana» y se ha enfrentado a Bruselas en más de una ocasión por asuntos como los migrantes o los derechos de la comunidad LGTB+.
La cumbre demográfica de Budapest, bianual, existe desde 2015 pero esta edición tiene un regusto político particular.
Pues, desde que el presidente estadounidense Donald Trump y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu –aliados de Orban– dejaran el poder, el mandatario húngaro se ha presentado como el último recurso frente al pensamiento liberal en las democracias occidentales.
– «Modelo húngaro» –
Junto a él, en el escenario del espléndido edificio del Varkert Bazar, a orillas del Danubio, se encontraban numerosos dirigentes de la región, como el presidente serbio, Alexander Vuci, o el primer ministro esloveno, Janez Jansa.
Desde Francia, asistió la joven exdiputada del Frente Nacional (hoy Agrupación Nacional) Marion Maréchal le Pen. «Algunas proyecciones indican que los franceses de origen francés serán minoritarios en 2060», afirmó.
También se espera el polemista Éric Zemmour, que ha dejado entrever que podría presentarse a las presidenciales de 2022 en Francia. Según el entorno del ensayista, Zemmour se reunirá con Orban el viernes.
«Creo que Viktor Orban ha entendido la evolución del mundo […] y defiende la identidad de su país y, por ende, la de Europa», explicó el martes a la cadena francesa CNews Éric Zemmour, próximo a la extrema derecha identitaria.
Ausente de esta conferencia, la presidenta de la francesa Agrupación Nacional, Marine Le Pen, dijo que «se entrevistará con Viktor Orban en las próximas semanas».
– Límites –
El dirigente húngaro despierta pasiones incluso entre parte de la derecha estadounidense.
El comentarista de la cadena Fox News Tucker Carlson se ha deshecho en elogios sobre Viktor Orban, a quien conoció en agosto, y sobre su país, «seguro, ordenado, puro» donde «el crimen está ausente».
Próximo a la derecha religiosa estadounidense, el periodista Rob Dreher también visitó este año Budapest, invitado por un grupo de reflexión conservador afín a Viktor Orban.
Ante la prensa húngara, se declaró «deslumbrado por la valentía de Viktor Orban y por el modo en que se burla de la opinión de la Europa occidental».
No obstante, la escuela húngara tendría sus límites, según el analista Gabor Gyori, del grupo de reflexión Policy Solutions. En primer lugar, porque es marginal.
En este sentido, el investigador señaló que si bien el «ala derecha» de los conservadores franceses es afín a Orban, esto es porque esa franja «se ha orientado tanto hacia la extrema derecha que ya no encuentra aliados entre los conservadores de Europa», mientras que «el primer ministro húngaro la acoge con los brazos abiertos».
Y, por ello, esa franja cierra los ojos ante temas como «la corrupción» o sobre cómo «trata a los medios» el primer ministro húngaro, acusado de autoritario por sus detractores.
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