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Rivales de primer ministro de Irak buscan dejarlo fuera del próximo gobierno

Un manifestante hace la señal de la victoria frente al edificio del gobierno local, quemado durante las manifestaciones, el viernes 7 de septiembre en Basora, al sur de Irak afp_tickers

Las dos listas con más votos en las legislativas de Irak anunciaron el sábado que querían formar un gobierno sin el primer ministro saliente, Haider al Abadi, que según indicaron, no logró hallar una salida a la crisis en Basora, que está a sangre y fuego desde el martes.

Abadi pretendía conservar su cargo en virtud de un acuerdo que alcanzó con la lista liderada por Moqtada Sadr, pero éste le retiró su apoyo el sábado.

Los diputados de esta lista consideraron «poco convincentes» las explicaciones del gobierno ante el Parlamento y le pidieron que se disculpe «ante el pueblo iraquí» y que dimita, después de una semana de protestas violentas en Basora, ciudad petrolera del sur, en donde 12 manifestantes murieron y varias instituciones fueron incendiadas.

Poco después, la lista rival, Alianza de la Conquista, que reagrupa a ex combatientes antiyihadistas, dijo ver las cosas de la misma manera que el grupo liderado por Sadr, según su portavoz.

Desde el lunes, el bloque Sadr-Abadi y el bloque pro Irán liderado por Alianza de la Conquista, reivindican la mayoría parlamentaria necesaria para formar el futuro gobierno, lo que provoca una parálisis política agravada por la tensa situación en Basora.

Pero la tensión cayó en Basora. El sábado por la noche no se registraron incidentes. El toque de queda impuesto en esta ciudad fue levantado. El tránsito de automóviles se reanudaba lentamente en esta ciudad costera, constató AFP.

Los manifestantes de Basora reclaman su parte de los ingresos que genera el petróleo –7.700 millones de dólares en agosto– en una provincia que no sufrió la reciente guerra contra el grupo Estado Islámico pero que atraviesa una crisis sanitaria sin precedentes agravada por un escándalo de contaminación del agua que llevó al hospital a 30.000 personas.

Desde el martes, los manifestantes atacan las sedes de las instituciones públicas, las residencias de los responsables públicos, así como los partidos y grupos armados presentes en la ciudad. El viernes ingresaron en el predio de un yacimiento petrolero al norte de Basora.

Abadi pidió el sábado ante el Parlamento que se diferenciara entre la «dimensión política» del movimiento en Basora y «el tema de los servicios públicos» en esa ciudad.

Reflejo de la tensión reinante entre Bagdad y esta región costera fue el duro enfrentamiento entre Abadi y el gobernador de Basora, Asaad Al Eidani, presente en el parlamento,

Éste acusó al jefe de gobierno de no haber sopesado la magnitud de la crisis, mientras que Abadi le replicó que su lugar estaba más en Basora que en la capital.

Al menos 27 personas han muerto en el sur de Irak desde el inicio de los disturbios en julio, de las cuales 12 en los últimos siete días sólo en Basora.

– Servicios públicos ineficaces –

El sábado la situación seguía tensa en Basora, luego de una noche marcada por la muerte de tres manifestantes y el incendio de varias instituciones entre ellas el consulado de Irán.

Cuatro cohetes cayeron por la mañana en el recinto del aeropuerto de Basora, aunque sin perturbar el tráfico. El origen de los disparos se desconoce.

El gobierno anunció que desbloqueó nuevas partidas de fondos, sin dar montos ni un calendario. Los manifestantes afirman que no vieron nada de los primeros miles de millones de dólares de emergencia anunciados en julio.

Los iraquíes, que sufren desde hace años escasez de agua y de electricidad reclaman al Estado que garantice el suministro.

Esta semana, cansados de esperar unos servicios públicos eficaces y la destitución de los dirigentes corruptos, los habitantes de Basora han retomado las protestas que habían empezado a principios de julio, y que se vieron temporalmente apaciguadas por aquellas promesas del gobierno de invertir millones de dólares para mejorar la situación.

Esa cólera popular se ha exacerbado por una sequía que reduce dramáticamente la producción agrícola.

Cientos de manifestantes prendieron fuego el viernes al consulado iraní en Basora, así como numerosas sedes de instituciones públicas o de partidos políticos fueron incendiadas.

En Teherán, un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Bahram Ghassemi, denunció un «ataque salvaje», según la agencia iraní Fars

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