Xi Jinping realiza una visita a Tíbet, la primera de un presidente chino en 31 años
Xi Jinping efectúa actualmente una visita a la región de Tíbet, la primera de un presidente chino en 31 años, informaron medios estatales.
El dirigente llegó el miércoles a la ciudad de Nyingchi, en el sureste de la región autónoma, anunció este viernes la agencia Xinhua con 48 horas de retraso.
Su visita coincide con el 70º aniversario de la invasión del Tíbet por las tropas comunistas, que Pekín considera una «liberación pacífica».
Debido a la delicada situación política de la región, solo un presidente chino en ejercicio la visitó desde que se creó la República Popular China en 1949. Fue Jiang Zemin en julio de 1990.
Xi Jinping viajó a Tíbet en julio de 2011, pero como vicepresidente chino.
Según imágenes divulgadas por la televisión nacional, al bajar del avión Xi saludó a una muchedumbre ataviada con trajes tradicionales y que ondeaba banderas chinas.
El presidente recibió «una cálida bienvenida por parte de los altos cargos y de las masas populares de todos los grupos étnicos», comentó la cadena pública CCTV.
Según un informe de la visita, el mandatario pidió reforzar la «unidad nacional» y el «patriotismo» en Tíbet.
«Resulta primordial fortalecer las interacciones e intercambios entre los distintos grupos étnicos», dijo el presidente, citado por CCTV.
Xi Jinping también exhortó a la población a «defender el territorio nacional», en medio de un contexto de tensiones fronterizas con la vecina India, más de un año después de enfrentamientos entre las dos potencias asiáticas. Xi viajó en tren el jueves a Lhasa, la capital tibetana, y visitó el Potala, el palacio del Dalái Lama, el líder espiritual de los tibetanos que vive en el exilio en India desde 1959.
Según el movimiento protibetano Campaña Internacional por el Tíbet, los habitantes de Lhasa dijeron haber sufrido «controles inusuales en sus movimientos» antes de la visita. Mencionaron cortes de carreteras y una mayor vigilancia policial.
Desde los disturbios antichinos de 2008, Pekín ha invertido sumas millonarias en Tíbet con la esperanza de contrarrestar la influencia del Dalái Lama.
El descontento no ha desaparecido y se han producido inmolaciones esporádicas de monjes budistas leales al Dalái Lama.