El arte digital se apodera de los sentidos en una exposición de «Deep Fakes»
Isabel Saco
Lausana (Suiza), 7 oct (EFE).- Las grutas de Mogao, en China, contienen una de las colecciones de arte budista más importantes de mundo, pero aunque uno tuviese voluntad, tiempo y dinero para visitarlas no podría hacerlo porque casi todas -incluidas las más espectaculares- están cerradas al público.
En Suiza, una exposición de arte digital sobre tesoros artísticos usa la inteligencia artificial y combina la realidad aumentada, virtual y mixta para hacer posible esa «visita» en condiciones reales para los sentidos.
«Deep Fakes» («Mentiras Profundas») es el provocador título de esta exposición que explora la capacidad que tienen las copias numéricas de obras de arte universales de generar en el público emociones duraderas, como las que se esperan de la contemplación de la obra original.
En el caso de las grutas de Mogao, la exposición lleva al visitante a la cueva 220 de ese complejo en una recreación en realidad aumentada: una instalación de las mismas dimensiones que la gruta, construida utilizando sus datos arqueológicos en alta resolución, por la que se puede pasear mirando con increíble detalle dibujos murales y esculturas a través de una tablet, como si se tratara de una ventana que da acceso a una realidad en 3D.
«Utilizamos interfaces que permiten una escala de 1:1 o experiencias en alta resolución de legados artísticos y culturales importantes y que nunca se podrían ver en persona», explica a Efe la curadora de la exposición Sarah Kenderdine, profesora de museología digital en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), donde tiene lugar la muestra hasta febrero próximo.
La propuesta de Kerderdine -una referencia internacional de la investigación sobre experiencias imersivas e interactivas en el mundo de la cultura- lleva también a la exploración de ocho sitios arqueológicos modelizados en 3D (a partir de fotogrametría aérea obtenida por drones), como el Valle de Bamiyan, en Afganistán; Alepo y Palmira, en Siria; las Pirámides de Gizeh, en Egipto: Meroe, en Sudán: Leptis Magna, en Libia, y Geghard y Haghpat, en Armenia.
«Una serie de sitios que se muestran en esta exposición han sido afectados por actividades criminales o terroristas, por el cambio climático o por la catástrofe que puede ser el turismo de masas, y lo digital ofrece una perspectiva de estos sitios antes, durante y después de estos eventos, así que es de mucha utilidad para ayudar a su reconstrucción», señala la curadora.
OBRAS FALSAS
Avanzando por la exposición uno se topa con un «autorretrato» de Rembrandt, una de las obras culturales falsas más famosas y que consiste en un lienzo imprimido en 3D completamente generado a partir del análisis por inteligencia artificial de 300 obras del artista, con la intención de «comprender» su estilo. El resultado es una pintura de 148 millones de pixeles.
«Si Rembrandt hubiese pintado un autorretrato de este tipo, esto es a lo que se parecería. Es lo que se dice, si es cierto o no, depende de lo que cada uno quiera creer», comenta Kerderdine en relación a esta obra digital, que fue una de las primeras en las que se usó la inteligencia artificial por encargo de un gran banco holandés para una campaña publicitaria.
La potencia de la digitalización en el arte también puede apreciarse en el proceso de escaneado en 3D de una máscara del arte japonés de estilo samurai, que toma tan solo 15 minutos, pero ofrece tal exactitud en cuanto a detalles, color, consistencia y textura que mucha gente cree que la copia es el original.
Museos e instituciones culturales de todo el mundo se interesan en esta tecnología para la preservación de sus colecciones.
NO MÁS MIEDO A LO DIGITAL
«Deep Fakes» presenta un total de 21 instalaciones y objetos que son tangibles gracias a avanzadas tecnologías de imágenes que parecen dejar atrás el miedo que provocaba la idea de que la cultura digital podía usurpar el lugar de los objetos de arte reales o convertirse en más populares que éstos.
«Al inicio de internet nadie quería poner sus objetos en línea porque se pensaba que la gente no iría más a los museos, pero está probado que sucede lo contrario. Ahora los museos ponen su material de alta resolución en línea porque saben que esto alimenta el número de visitantes a sus instalaciones verdaderas», asegura Kerderdine, una museóloga neozelandesa que se instaló en Suiza para colaborar con el EPFL, uno de los mayores centros de innovación de Europa y donde tiene a la mano toda la tecnología y los talleres que requiere su trabajo.
Desde el punto de vista comercial, los objetos de arte digitales o criptoarte van ganando valor en el mercado y desde hace un tiempo se les dedican subastas enteras. La casa Christie’s, una de las más poderosas del sector, anunció hace unos días que sus ventas de arte NFT (vales digitales que utilizan la tecnología «blockchain» -como las criptomonedas- para acreditar y resguardar la autenticidad del objeto en la red) habían superado los 100 millones de dólares.
Kenderdine defiende que los trabajos que presenta en «Deep Fakes» corresponden a «una zona diferente porque no son obras comerciales y sus custodios son los mismos que custodian los originales. Estamos en una situación de no lucro y nuestra intención es mostrar este material tanto como sea posible y no venderlo en el blockchain». EFE
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