Asombro entre los parientes italianos de Jair Bolsonaro
En la tranquila Anguillara Veneta, en el próspero nordeste de Italia, los parientes lejanos de Jair Bolsonaro no salen del asombro ante la posibilidad de que el descendiente de aquellos que huyeron de la pobreza hace más de un siglo llegue a la presidencia de Brasil.
«No sabíamos nada, ha sido una sorpresa. Nos contó hace pocos días el alcalde», confiesa Emilio Bolzonaro, frente a su residencia en Via Canareggio, a pocos metros de las extensas llanuras en donde sus antepasados fueron simples campesinos sin tierra.
«No eran propietarios de la tierra, estaban al servicio de las familias patriarcales, porque los nobles de Venecia eran entonces los dueños y patrones», cuenta por su parte Franco Bolzanaro, 65 años, empresario de las telecomunicaciones, quien pertenece a esa estirpe que se dividió entre los que se quedaron y los que se fueron a finales del siglo XIX en búsqueda de una vida mejor.
«Aquí tenemos los registros de bautizo, desde el 1630. Mire aparecen varios Bolzonaro», indica el párroco de Anguillara Veneta, don Claudio Minchelotto, quien custodia en la iglesia de Sant’ Andrea los tomos antiguos de papel con escrito a mano y en tinta china las fechas de nacimiento.
«Este es el registro de bautizo de Vittorio Bolzonaro, nacido el 12 abril de 1878», señala el religioso al indicar el que según algunos estudiosos es el bisabuelo de Jair.
Según los datos llegó a Brasil a los 10 años de edad junto con dos hermanos: Giovanna, de siete años y Tranquillo de un año, el abuelo, Angelo, de 84 años y sus padres Giuseppe (50 años) y la madre Domenica Cavallaro (46 años).
Cuentan que cuando el padre de Vittorio desembarcó en el puerto brasileño, un funcionario de la aduana le preguntó, ¿apellido? y este respondió: Bolsonaro, como se pronuncia en dialecto véneto la zeta, y por ello en los documentos brasileños perdieron la zeta por una ese.
«Es una anécdota que me da mucha risa», comenta divertida Anna Bolzonaro, de 26 años, una bella rubia de ojos azules, graduada en biología.
«Hace unos meses me contactó por Facebook un tal Jair desde Brasil, pero no sabía quién era y no respondí», confiesa.
– El «Salvini carioca» –
El ramo de los Bolzonaro con zeta, que asistió a la transformación en un siglo de la región que pasó de ser tierra de pobreza y emigración hacia América Latina a una de las más ricas e industrializadas de Italia, poco saben de las ideas políticas de Jair Bolsonaro, de su discurso misógino, homófobo y racista además de favorable a la dictadura militar.
Ninguno de ellos quiere pronunciarse sobre el tema, son progresistas, pese a que la región es un bastión de la ultraderechista Liga.
El gobernador del Véneto, el ultraderechista Luca Zaia, anunció esta semana festejos en caso de victoria el domingo del llamado «Salvini carioca», por su cercanía ideológica con el vice primer ministro y ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, hoy en día el hombre fuerte de Italia y conocido por su política contra la inmigración.
«Aquí no festejaremos si gana Jair en Brasil. Recibirlo sí, estamos siempre a favor de la acogida», sostiene Luigi Polo, alcalde de Anguillara Veneta (8.000 habitantes), de 65 años, físico de formación y apasionado por la historia.
«En Véneto por seis siglos sólo hubo arrendatarios de la tierra y por ello se desarrolló la mentalidad de lucha. También hubo mucha miseria, las inundaciones generaban carestía», cuenta Polo en referencia a los campesinos sin tierra de esta región italiana. Este alcalde colaboró en la realización del libro «Volvernos a ver en América», de Franco De Checchi sobre los emigrantes que partieron de Anguillara a América, un verdadero éxodo.
«De aquí se fueron muchos Bolzonaro para Brasil, sobre todo a partir de 1886, para trabajar en las plantaciones de café y reemplazar a los esclavos recién liberados», explica.
En los archivos de la alcaldía se encuentran los certificados de nacimiento, entre ellos el de Angelo Bolzonaro, «casado con Remo Francesca, quien partió el 22 de abril de 1888», según la reconstrucción del alcalde.
Fuentes del Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE), calculan que entre 1876 y 1920 el número de inmigrantes de la región Véneto que emigró a Brasil alcanzó los 365.710.
Prácticamente toda la población tuvo algún pariente o conocido que emigró a Brasil y nunca imaginaron que uno de ellos esté a un paso de convertirse en presidente, aunque sus ideas son «exageradas», como reconocen sus parientes lejanos.