Bélgica de luto y número de muertos por inundaciones en Europa asciende a más de 200
Bélgica rindió este martes un homenaje a las víctimas de las inundaciones que arrasaron la región de Lieja (este) hace una semana, en una jornada en que el balance provisional de muertos por el desastre en Europa superó los 200.
Lluvias torrenciales provocaron desbordamiento de ríos en partes de Bélgica, Alemania, Luxemburgo y los Países Bajos, con incontables daños materiales y decenas de personas que aún son consideradas desaparecidas.
Al menos 31 personas murieron en Bélgica, que este martes guardó un minuto de silencio en homenaje a las víctimas, iniciado con un toque de sirenas en todo el país y que incluyo la detención del transporte público urbano.
En Verviers, una de las comunas más afectadas por el desastre, el rey Felipe y la reina Matilde encabezaron la ceremonia principal, organizada en el cuartel local de bomberos.
De acuerdo con un informe preliminar cerrado el lunes en la noche, las inundaciones de la semana pasada en Bélgica provocaron la muerte de 31 personas y dejaron 70 desaparecidos, además del derrumbe de viviendas e infraestructura.
El número de personas desaparecidas era aún más elevado pero se redujo en las últimas 48 horas a medida que las regiones de Bélgica recuperaban su servicio de telefonía celular.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, apuntó en Twitter que «no hay palabras para describir el sufrimiento y la destrucción causada» por las inundaciones, y añadió que esa institución «ayudará en cualquier forma que podamos» a la reconstrucción.
El valle del río Vesdre -un afluente del río Mosa que desbordó a causa de los aguaceros- concentra al menos la mitad de las víctimas en Bélgica, según funcionarios locales.
Chaudfontaine, Trooz, Dison, Pepinster, Angleur o Chênée, en las proximidades de Lieja, se encuentran entre las localidades devastadas, donde el agua en algunos lugares subió más de un metro sobre su nivel normal.
– Homenajes también en Alemania –
Desde el viernes el agua ha retrocedido gradualmente revelando un paisaje de desolación: casas destruidas, autos apilados, árboles arrancados y basura acumulada en todos lados.
Los sobrevivientes han iniciado la descomunal tarea de limpiar casas y calles, ayudadas por voluntarios que a veces vienen del extranjero.
Al mismo tiempo, los servicios de emergencia continúan las operaciones de búsqueda en los lugares más afectados y aseguran muchos edificios que amenazan con derrumbarse.
Bruselas ha cancelado su tradicional «Baile Nacional» y en Namur, capital de la región de Valonia, se suspendieron sus habituales celebraciones de fuegos artificiales.
Las fuertes inundaciones de la semana pasada también afectaron a Luxemburgo, Holanda y especialmente a Alemania, donde las autoridades deploraron al menos 169 muertos según un saldo provisional.
En Alemania, Merkel inició en la jornada una serie encuentros con sobrevivientes en la región de Bad Munstereifel.
La destrucción generalizada es «horrible… Hay muchas viviendas que ya no son habitables», dijo Merkel durante la visita a la región, donde fue testigo de personas «que han perdido todo».
La zona ha sido devastada «a tal punto que me deja sin palabras».
La magnitud del desastre en Alemania desató una discusión generalizada sobre la eficacia de los sistemas de alerta ante desastres como el vivido en semanas recientes.
Aunque los servicios de meteorología advirtieron sobre las lluvias torrenciales, los alemanes se vieron sorprendidos por el rápido desborde de ríos y la súbita subida de los niveles de agua.
El primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, dijo que las lluvias torrenciales eran «sin ninguna duda» una consecuencia del cambio climático.