Bailaor Eduardo Guerrero dice que flamenco es arte que debe estar en continuo crecimiento
Lisboa, 23 nov (EFE).- El bailaor y coreógrafo español Eduardo Guerrero acaba de cerrar en Portugal la gira internacional de su espectáculo ‘Sombra efímera II’ y piensa ya en su próximo montaje, que presentará en marzo en Jerez de la Frontera, con una visión del flamenco como «arte que debe estar en continuo crecimiento».
Guerrero (Cádiz, 1983), que lleva representando ‘Sombra efímera II’ desde hace dos años en escenarios de todo el mundo, dijo a EFE que se siente agradecido hacia el público, que sigue interesándose por la evolución que desarrolla dentro del lenguaje flamenco.
«Yo hablo desde la raíz del flamenco, pero siempre con una mirada hacia el futuro, hacia lo que puede seguir, es un arte que tiene que estar en continuo crecimiento, porque es un arte que está vivo y entonces tiene que seguir creciendo», reflexionó.
Procedente de Dubái, Guerrero actuó el viernes en el Casino de Estoril (Portugal) y este domingo lo hará en Torrejón de Ardoz; el 30 de noviembre en Rivas-Vaciamadrid; y el 14 de diciembre en Alcorcón.
A partir de ahí, se encerrará para crear una nueva obra que estrenará el 2 de marzo en el Festival de Jerez: «Empieza la vida de un nuevo proyecto sobre el que sabremos qué pasa en el futuro. Todavía no ha empezado, hay mucho avanzado, mucho elaborado, pero de trabajo de mesa», señaló.
En Portugal, Guerrero, uno de los bailaores y coreógrafos más destacados del panorama actual, levantó una gran ovación en el Casino de Estoril, con un montaje de ‘Sombra efímera II’ donde baila hasta la extenuación, acompañado de los cantaores Jesús Corbacho -Lámpara minera 2024- y Samara Montañez, y el guitarrista Javier Ibáñez.
Esta obra tiene un trasfondo social, ya que se representa delante de un telón de ropa usada de Mensajeros de la Paz para que esas prendas tengan «una segunda vida fuera del consumismo».
El suelo está revestido de papel blanco que «es como la vida misma», reflexionó Guerrero.
«Cuando naces todo parece de color blanco, tan pulcro, tan espiritual -señaló-, y con el paso del tiempo te vas dando cuenta de que vas escribiendo una historia y que vas labrando un camino durante tu trayectoria».
De hecho, el papel termina en un estado completamente diferente en cada actuación, como la vida misma, con el taranto, que representa el silencio, «ese momento donde todo está en calma», y que evoluciona a «algo tan caótico» como el final, ruidoso, «que puede ser el final de una fiesta», indicó el artista. EFE
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