300 viajes a China y una vida para la relojería
A los 72 años, y sin necesidad de computadora, Walter von Kaenel maneja una compañía que superó los mil millones de francos en ingresos en 2012. Encuentro con el volcánico dirigente de Longines en Saint-Imier, punto de partida de una de las más emblemáticas historias de éxito de la relojería suiza.
“En la vida, sea que recibas patadas en el trasero, sea que las propines”. Con ese tipo de adagios, heredados en su mayoría de su larga carrera militar – fue coronel de infantería – Walter von Kaenel erigió su empresa en el muy cerrado círculo de las marcas de relojes capaces de generar ventas anuales por más de mil millones de francos.
En su espaciosa oficina en Saint-Imier, un pueblo de 5.000 almas enclavado en el corazón del Arco del Jura, Walter von Kaenel exhibe gráficas con curvas impresionantes, que dan fe del meteórico ascenso de Longines en la última década. Todo está almacenado en altas pilas de documentos puesto que trabaja sin computadora ni acceso a Internet.
“Quiero que me dejen en paz con eso”, retruena este jefe a la antigua, que dirige Longines desde hace 25 años tras ascender todos los escalones jerárquicos.
Hombre franco y no menos astuto. Tras presentar sus cifras detalladas, sorprendentes, insiste en que no se revele el contenido, ya que solamente la empresa matriz, el Grupo Swatch – 8.100 millones en cifras de negocios en 2012 – tiene derecho a comunicar los resultados alcanzados por la totalidad de sus marcas.
Walter von Kaenel nació en 1941 en Schwerin, Alemania. Su abuelo había viajado en 1929 con sus hijos desde Suiza, donde había abandonado su granja para convertirse en vaquero.
Tuvo que esperar hasta el final de la guerra para ser repatriado en camión a Renan, un pueblo en el valle de Saint-Imier, en el Jura bernés, de donde procedían sus padres.
Al finalizar sus estudios de comercio, trabajó en la Administración Federal de Aduanas antes de unirse al fabricante de carátulas Jean Singer & Cie., en La Chaux-de-Fonds.
En 1969, ingresó a Longines en el departamento de ventas. Fue nombrado director comercial en 1977 y director general en 1988.
Walter von Kaenel desarrolló también, en paralelo, una carrera política dentro del Partido Radical. Fue sobre todo miembro de la Asamblea Interjura (AIJ) y representante del Consejo del Jura Bernés (CJB).
Se distinguió también por una larga carrera militar, que lo llevó en 1988 al rango de coronel.
Fuente: Diccionario del Jura
Líder Mundial
Su conclusión es límpida: “Como toda la industria de lujo, la relojería ha disfrutado de un periodo muy próspero en la última década. En el oficio dominan los grandes grupos. Gracias a la capacidad de producción de movimientos y a la inmensa red de distribución del Grupo Swatch, junto con nuestra fuerte presencia en el Extremo Oriente, hemos logrado un avance extraordinario y resistir admirablemente a la crisis de 2008-2009”.
Longines es líder mundial en una gama de precios comprendida entre 800 y 4.000 francos y se ubica en 4º lugar entre las marcas suizas de todas las categorías (detrás de Rolex, Omega y Cartier), subraya Walter von Kaenel. “De manera contraria a los recién llegados, con actividad principal en la joyería, la moda y los accesorios, nosotros nos hemos mantenido firmes en la base de nuestro oficio con una línea de relojes clásicos. Y siempre hemos resistido la tentación de subir los precios”.
Longines, que celebró su 180 aniversario en 2012, es una de las marcas suizas que explota más intensamente su filón: “tradición y autenticidad”. En China, en particular. “¡Estamos ahí desde 1867!”, gusta de revelar el jefe. “Yo mismo, desde 1972, tengo más de 300 visitas en mi bitácora”.
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El hombre que da nueva vida a los relojes
No hay nubes en el horizonte
China, tierra de conquista para relojeros y especialmente para Longines, que cuenta ahí con más de 400 puntos de venta. “Después de conquistar las megalópolis, atacamos las ciudades de entre 5 y 10 millones de personas. Gastamos millones para esta expansión geográfica y para defender nuestro terreno. Puedo asegurarle que no hacemos la vida fácil a los recién llegados!”
Sin embargo, la recesión económica y la caza de relojes de lujo, símbolos de corrupción cuando lucen en las muñecas de funcionarios chinos, dieron un frenazo a las exportaciones en los últimos meses (-33,6% en China continental, -24,4% para Hong Kong en febrero). “A pesar de lo que algunos dicen, Longines no se ve afectado por las medidas del gobierno chino para limitar los regalos a funcionarios en forma de artículos de lujo, afirma Walter von Kaenel. Nuestras excelentes ventas en los tres primeros meses del año lo prueban”.
En cuanto a la falsificación, es el “certificado del éxito”, según Walter Von Kaenel, quien escruta cuidadosamente los últimos informes diarios procedentes de China. “La lucha contra la falsificación nos cuesta mucho dinero, pero la industria se defiende bastante bien. Y China colabora más desde su adhesión a la OMC (2001)”.
La relojería es la tercera industria de exportación de Suiza, después de los sectores químico y de maquinaria de herramientas. Sus empresas se encuentran principalmente en los cantones de Neuchâtel, Berna, Ginebra, Solothurn, Jura y Vaud.
La rama de los relojes alcanzó su pico de producción a finales de los años sesenta, con cerca de 90.000 empleados en 1.500 empresas.
A principios de los años 70, la competencia asiática, productora de relojes de cuarzo, trastornó el mercado y hundió a la relojería en una profunda crisis.
La industria relojera suiza fue reactivada con la producción de modelos de masa, especialmente los relojes Swatch. Luego, en la última década, gracias al interés exponencial por los modelos de lujo.
En la actualidad, la industria representa 1,5% del PIB suizo y emplea a más de 50.000 personas.
Brasil, inaccesible
Al borde del río Suze, que fluye al fondo del valle de Saint-Imier, se halla la histórica sede de Longines, donde laboran actualmente cerca de 800 personas, 30% franceses fronterizos, y desde donde Walter von Kaenel y su poderoso departamento de Mercadotecnia siguen la marcha del mundo.
“Los Emiratos ( Árabes Unidos) es un poco el paraíso en este momento, gracias en particular a los turistas chinos que van de compras. Los otros mercados árabes han sido un poco afectados por las secuelas de las revoluciones. Nosotros estamos en una excelente posición en los países del Este. En América del Norte, evitamos el golpe de 2009 al reducir drásticamente nuestra red de distribución”.
El mercado menos fuerte ahora es el de América del Sur, revela nuestro interlocutor. “No ponemos los pies en Brasil, debido a que las prácticas de los funcionarios no corresponden a nuestra política”, señala en referencia a la plaga de la corrupción. “Espero que harán una limpieza para la Copa del Mundo de Fútbol y los Juegos Olímpicos”.
Un oficio de ricos
La transición se encuentra en todo, el deporte representa la plataforma de promoción por excelencia para la marca del alado reloj de arena, activa desde 1926 en el cronometraje de grandes competiciones. Longines acaba de ganarle a Rolex con la firma de un contrato por 100 millones de francos en diez años con la Federación Ecuestre Internacional. Con el esquí alpino, la gimnasia y Roland Garros, Longines rompe la hucha para mostrarse junto a las mayores estrellas.
“Es un oficio de ricos. ¡O eres lo suficientemente grande para invertir fuerte, o no eres nada!”, resume Walter Von Kaenel. Lo mismo prevalece en la producción. “En una industria que ha visto muchas crisis, debemos tener el valor de poner el dinero sobre la mesa. Hay que comprar los movimientos, las cajas y los brazaletes con un año de antelación, mientras que las sucursales piden los relojes por semana”.
Un poco áspero, al principio, el patrón se mantiene sin embargo muy cercano a su gente -“toda la pandilla”- y a las múltiples relaciones que ha tejido alrededor del mundo. Al mostrarse a sí mismo como uno de los mayores contribuyentes del Jura bernés, se dice ligado a la “responsabilidad social” que le confiere su estatuto y a una cierta cultura de empresa que valora las promociones internas.
“El padre Hayek (Nicolas G. Hayek, antiguo jefe icónico del Grupo Swatch, murió en 2010) solía decir que al pie del muro se ve al buen albañil. Incluso si evidentemente contratamos a universitarios, nuestra industria aún no está afectada por el culto a los certificados”. Bueno, pero a los 72 años, ¿no es hora de dar paso a los jóvenes brotes ? “Evidentemente lo he pensado, pero no establecí ningún plazo. “¡Me niego a que una bola de tiburones me ronden el trasero!”
Traducción, Marcela Águila Rubín
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