Las tasas de interés negativas, que el Banco Nacional Suizo (BNS) introdujo hace cinco años, tienen cada vez más repercusiones económicas y sociales. Pese a las críticas que ha recibido, el banco central no quiere renunciar a esta medida, que considera indispensable para contrarrestar una apreciación excesiva del franco.
A raíz de la crisis financiera internacional que estalló en 2008, muchos bancos centrales adoptaron una serie de medidas para mantener el sector bancario a flote y evitar el riesgo de una depresión económica. Entre ellas, recortes históricos de las tasas de interés: en Estados Unidos y la zona euro bajaron casi al nivel cero hace unos años. Como en tiempos de crisis el franco suizo se convierte en un valor refugio, el BNS se vio obligado a situarlas por debajo de cero. Hace cinco años, el banco central suizo bajó a 0,75% su principal tipo de referencia con el fin de evitar una ulterior apreciación del franco respecto a las principales divisas, especialmente el euro.
Ante todo, las tasas de interés bajas o incluso negativas deberían incitar a las entidades bancarios y otros inversores a inyectar los capitales disponibles en la economía, en lugar de “aparcarlos” en los bancos centrales. Aquellos que quieran sacar rendimiento a su dinero están obligados a invertir en otro lugar. Al mismo tiempo, cuando el precio del dinero baja, las empresas pueden contraer más fácilmente un préstamo bancario para financiar nuevos proyectos. En el caso del BNS, las tasas de interés negativas tienen como principal objetivo restar atractivo al franco y disuadir las inversiones extranjeras en esta moneda. El banco central ha utilizado en repetidas ocasiones sus reservas, valoradas en 800 000 millones de francos, para intervenir en el mercado cambiario e impedir una apreciación excesiva de la divisa suiza.
Empresas. Como ayudan a mantener el valor del franco dentro de ciertos límites, las tasas de interés negativas benefician en primer lugar a la industria de exportación y al sector del turismo. Las empresas que exportan sus productos no se ven excesivamente penalizadas por la apreciación del franco frente a sus competidores extranjeros. Teniendo en cuenta que Suiza gana casi uno de cada dos francos en el extranjero, los buenos resultados de las exportaciones tienen una repercusión positiva en el conjunto de la economía. También las empresas que solo operan en el mercado helvético se benefician de las tasas de interés bajas, ya que le permiten contraer préstamos a buen precio y desarrollar nuevas actividades productivas.
Estado. Con una deuda total de casi 200 000 millones francos, la Confederación, los cantones y los municipios se han beneficiado ampliamente del bajo precio del dinero. Las bajas tasas de interés han ayudado, por ejemplo, a la Confederación a conseguir un excedente multimillonario en la última década que ha utilizado para reducir su endeudamiento. La deuda pública ha pasado de más de 120 000 millones de francos en 2008 a 96 000 en el año 2019. Los contribuyentes, ya sean particulares o empresas, también se han beneficiado de la buena evolución de las arcas públicas, gracias a reducciones de la carga fiscal o a aumentos más moderados.
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Propietarios de inmuebles. Entre los beneficiarios de la medida del BNS están los propietarios de bienes inmuebles, dado que desde hace años las tasas hipotecarias han bajado a un nivel sin precedentes. Al mismo tiempo, los precios de las casas y pisos se han casi duplicado en muchas regiones de Suiza en el plazo de una década. Sin embargo, la caída de las tasas hipotecarias no se ha traducido en un descenso significativo de los precios del alquiler.
Bancos. Los establecimientos bancarios tuvieron que desembolsar cerca de 2 000 millones de francos en 2019 para pagar los intereses negativos de los fondos que tienen depositados en el BNS. Ante la reducción de los márgenes de ganancia, algunos bancos han comenzado a aplicar tasas de interés negativas a los depósitos de sus clientes. Hasta ahora esta práctica concierne solamente a los haberes que superan los 100 000 francos. Los bancos también han compensado sus pérdidas multiplicando los gastos de gestión de cuentas y cargándolos a los clientes.
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Ahorradores. Desde hace varios años los ahorros se retribuyen a tasas de interés apenas superiores a cero. A principios de los años 1990, las personas que tenían 10 000 francos en el banco recibían hasta 500 francos de interés al año. Hoy, en el mejor de los casos, deben contentarse con unas decenas de francos, que muchas veces se quedan en nada porque se esfuman en los gastos de gestión de la cuenta. Cabe señalar, no obstante, que la tasa de inflación también ha descendido a niveles muy bajos respecto a la década de 1990.
Cajas de pensiones. Hasta hace unos diez años, las cajas de pensiones (segundo pilar) podían pagar elevados intereses a sus asegurados, contribuyendo así a aumentar levemente sus haberes para la jubilación. Ya no es el caso. Obligadas a depositar al menos una parte de sus fondos en inversiones seguras, como las obligaciones, las cajas de pensiones obtienen ahora ingresos mucho más bajos que solo compensan parcialmente con inversiones en acciones y bienes inmuebles. Además, los bancos han comenzado a aplicar tasas negativas a los fondos depositados por las cajas de pensiones. Y también el Seguro de Vejez y Viudedad (AHV/AVS, estatal) se enfrena a problemas análogos, aunque en menor medida.
El BNS no ve una alternativa en este momento. Se ve obligado a adaptarse a la política monetaria de los demás bancos centrales, comenzando por el europeo. La situación en la zona euro sigue siendo bastante frágil e incierta. El pasado otoño, varios bancos centrales importantes flexibilizaron su política, señalando que probablemente dejarían sus tipos de referencia a un nivel bajo durante un periodo prolongado.
En los últimos años, el BNS ha tenido que enfrentarse a duras críticas por las tasas de interés negativas. Los sindicatos le piden que destine una parte de los beneficios al AHV/AVS y las cajas de pensiones, que se han visto penalizadas por la estrategia de las tasas de interés negativas. El gobernador del BNS, Thomas Jordan, ha recalcado que la misión del banco central no es practicar una política social, sino velar por el interés general del país. En los últimos años, la economía suiza ha registrado un ligero crecimiento respecto a muchos otros países europeos, mientras que el índice de desempleo se ha reducido al 2,3% a finales de 2019.
Traducción del italiano: Belén Couceiro
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Deuda pública: los suizos, campeones del ahorro en Europa
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“Suiza va hacia la bancarrota”, anunciaba el semanario ‘Facts’ en 1997, después de producirse una serie de cifras deficitarias de unos miles de millones de francos en las arcas estatales. La revista fue la que quebró unos años más tarde, mientras que las finanzas púbicas helvéticas se portan bien actualmente, o, mejor dicho, se portan muy bien, como es el caso de Noruega, donde los ingresos del petróleo alimentas sus recetas fiscales. Suiza, incluso, ha sido el único país europeo en haber disminuido su deuda pública luego del inicio de la gran crisis financiera y económica del 2007. Y esto, sin renunciar a la realización de infraestructuras costosas, como el nuevo túnel ferroviario de base del San Gotardo – el más largo del mundo – inaugurado el 1° de junio de este 2016.
Fuera de la Unión Europea (UE), Suiza forma parte de los raros países europeos que responden desde el inicio a los “criterios de convergencia” del Tratado de Maastricht, que colocó las bases de la unión económica y monetaria de la UE y la creación del euro. Los países candidatos a adherirse a la moneda única debían empeñarse, en particular, en contener la deuda pública por debajo del 60% del Producto Interno Bruto (PIB).
Ya al momento de su adhesión al euro, ciertos Estados no respetaron ese criterio: Grecia, 107%; Italia, 109%; Bélgica, 114%. Con la crisis financiera y económica, diversos países europeos se vieron obligados a aumentar fuertemente sus inyecciones financieras para apoyar al sector bancario y relanzar la coyuntura. Hoy, la deuda pública de las principales economías de la zona euro, y también del Reino Unidos, rebasa el 60%.
Las finanzas públicas suizas pudieron, al contrario, gozar de una solidez económica inesperada, que permitió mantener un buen balance fiscal. La economía helvética, que registró una contracción solo en 2009, salió rápidamente de la crisis internacional: el consumo aumentó, las exportaciones no sufrieron frenos notorios, pese a la disminución de la demanda de los mercados de la UE, y la tasa de paro se mantuvo entre el 3 y el 4%.
La Banca Nacional Suiza (BNS) jugó, por su parte, un papel importante, participando en la salvaguardia del banco UBS, y contribuyendo por varios años a evitar el aumento en la apreciación del franco frente al euro. Suiza se vio favorecida por el hecho de que los gastos estatales registraron una baja histórica con respecto al PIB, una diferencia de lo que ocurrió con otros países europeos, imposibilitados a seguirle el paso, a causa de un pesado aparato administrativo y de empresas públicas.
Pero también determinante para el buen estado de salud de los haberes públicos fue el “freno a la deuda”, un mecanismo introducido en 2003 por la Confederación (gobierno) para evitar desequilibrios estructurales de las finanzas federales e impedir un aumento de la deuda, como ocurrió en la década de los Noventas. Este mecanismo busca el reequilibrio de los ingresos y egresos en el arco de un ciclo coyuntural: en los años de desaceleración económica se producen déficits limitados, mientras que en los años de alta coyuntura deben conseguirse excedentes. Modelos análogos fueron introducidos también en muchos cantones suizos.
El freno al endeudamiento permitió reestablecer rápidamente el equilibro de las finanzas públicas: la deuda total (administración pública y seguridad social) pasó así del 50,7% en 2003 al 33,1% en 2015. En el último decenio, con una sola excepción en 2014, las cuentas de la Confederación registraron sistemáticamente utilidades de miles de millones de francos. Un resultado prácticamente único a escala europea.
La recuperación financiera es un objetivo de todas las fuerzas políticas, ya que además de permitir reducir los gastos relacionados con el pago de intereses de la deuda, también refuerza la resistencia de Suiza ante nuevas crisis. Para algunos partidos – y para diversos economistas – la política del ahorro ha llegado al exceso: en el último decenio la Confederación consiguió incluso excedentes en años de desaceleración coyuntural. Y, pese a estas utilidades, el gobierno presenta cada año nuevos planes para reducir el gasto público. Según la izquierda, las fuentes financieras de la Confederación deberían ser empleadas principalmente para reforzar el Estado social y para sostener la economía y la creación de puestos laborales en tiempos de baja coyuntura. Para los partidos de centro y de derecha, la economía no requiere apoyos estatales, pero si de aligerar más la política de gravámenes fiscales.
A pesar del buen funcionamiento de las finanzas federales, la política financiera figura desde hace años entre los temas más combatidos en el Legislativo. Es el caso también este año. En el marco de la nueva reforma sobre la imposición tributaria a las empresas, la mayoría del centro y la derecha en el parlamento ha aprobado una serie de aligeramientos de orden fiscal a la iniciativa privada de miles de millones de francos. Esta reforma representa un ataque contra los fondos del Estado, considera la izquierda, que tiene la intención de lanzar un referéndum en contra de estas modificaciones. Entre tanto, el ministro de Finanzas, Ueli Maurer, ya ha anunciado tres planes de ahorro para los próximos años, que afectan, en particular, a los presupuestos de la previsión social, la formación y la ayuda exterior. Pero no serán tocadas las carteras de la defensa nacional, la agricultura y los transportes viales. Asuntos que también son objeto de una gran batalla entre los partidos.
Come gli altri paesi europei, anche la Svizzera è chiamata ad affrontare ben presto due fattori che rischiano di gravare pesantemente sulla spesa pubblica: l’invecchiamento della popolazione e l’esplosione dei costi della salute. Nei prossimi 30 anni saranno necessari 150 miliardi di franchi per finanziare le spese legate all’evoluzione demografica, avverte il nuovo rapporto del Dipartimento federale delle finanze sulle Prospettive a lungo termine delle finanze pubbliche. Senza misure di risparmio o di aumento del gettito fiscale, il debito pubblico salirà al 59% del PIL entro il 2045.
Le riforme dell’assicurazione malattia e della previdenza sociale sono però in cantiere da quasi una ventina d’anni e finora i partiti non sono riusciti a raggiungere un compromesso. Una soluzione dovrà però essere trovata ben presto, poiché l’evoluzione demografica si prospetta come una bomba ad orologeria che minaccia di far esplodere l’equilibrio delle finanze pubbliche.
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“No nos sorprende la evolución de los mercados financieros en las últimas semanas. Pero sí nos sorprendió la rapidez con la que la crisis se agravó”, declaraba el entonces presidente de la Confederación, Pascal Couchepin, el 16 de octubre de 2008, al presentar a la prensa las medidasEnlace externo del Gobierno y del Banco Nacional…
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El 15 de enero del 2015, a las 10:29 am, el euro se intercambiaba -como lo había hecho de forma casi ininterrumpida durante los tres años y medio previos- a 1.20 francos. Pero un minuto más tarde, de forma intempestiva el BNS anunciaba la abolición del tipo de cambio mínimo que había puesto en marcha…
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