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Bankia, «demasiado grande para caer»

La burbuja inmobiliaria pasa factura al cuarto banco español. AFP

El gobierno español quiere asegurar que el banco agobiado por sus activos hipotecarios tóxicos vuelva a ser rentable. Dos expertos suizos explican la importancia de la decisión y afirman que no tendrá impacto en la plaza financiera helvética.

Bankia es una entidad a la que el principio ‘too big to fail’ (demasiado grande para caer) le va como anillo al dedo. Se trata del cuarto banco más importante del sistema financiero español y el más afectado por los activos hipotecarios tóxicos que provocó la burbujainmobiliaria.

El 9 de mayo, el gobierno conservador de Mariano Rajoy anunció una nacionalización parcial, que lleva implícita la conversión en acciones de un crédito por 4.465 millones de euros (5.362 millones de francos suizos) otorgado por al gobierno a BFA –matriz de Bankia- en 2010.

Vigorizar la recuperación

“La estrategia de las autoridades españolas, y particularmente del Banco de España, ha sido transformar las cajas de ahorro en bancos comerciales para luego recapitalizarlos. El más reciente movimiento (Bankia) debe ser visto como un paso más en esta estrategia”, explica a swissinfo.ch Martin Brown, profesor de Banca en la Universidad de San Gall.

El experto recuerda que hasta el 2010, Bankia estuvo conformada por siete cajas de ahorro. Luego vino una fusión que a la luz de la experiencia, no generó los resultados previstos.

“La toma de posesión del gobierno probablemente hará que este objetivo se persiga con más vigor”, opina Brown.

La decisión del gobierno español antagoniza con el discurso de Rodrigo Rato, presidente de Bankia hasta la víspera de su nacionalización, quien incluso después de su partida ha afirmado que “el banco no tiene nada que temer porque es una entidad sólida y con recursos”.

Brown confirma que la capitalización del banco ibérico responde sin problemas a las exigencias de las autoridades españolas, pero advierte que la situación puede cambiar.

El banco tiene una elevada exposición al sector inmobiliario “y aproximadamente el 10% de sus préstamos son morosos”, señala. Las cifras más recientes, precisa Brown, son al cuarto trimestre de 2011, por lo que los datos posteriores podrían reflejar un panorama menos alentador.

Harald Hau, profesor de Economía y Finanzas del Swiss Finance Institute, asegura a swissinfo.ch que “a menudo, la privatización es la mejor y única forma de resolver los problemas de capital negativo que enfrenta un banco”.

Pero es una decisión que no está exenta de riesgos. En opinión de Hau, los principales perdedores de esta clase de reestructuraciones suelen ser los contribuyentes.

¿Rescate o nacionalización?

Europa inició una intensa política de rescates bancarios en 2008. Entre ese año y 2010, la Unión Europea (UE) destinó 1,6 billones de euros a salvar instituciones financieras, según cifras de la Comisión Europea (CE) hechas públicas en febrero. Esos recursos estaban dirigidos a facilitar garantías, mejorar la liquidez y sanear los activos tóxicos de las instituciones.

La lista de bancos apoyados es larga y suma instituciones como Northern Rock, Roskilde, Sachsen Landesbank, Lloyds, Dexia, ING o Hypo Real Estate.

Pero solo en casos contados, como el del Allied Irish Bank, Anglo Irish Bank, EBS o Bankia, se ha hablado abiertamente de nacionalización.

¿Cuál es la diferencia con los otros rescates?

Martin Brown lo ilustra con un ejemplo: “En casos como el del Northern Rock, los problemas eran de liquidez (los clientes retiraron sus fondos), pero los activos estaban sanos”.

El gobierno británico inyectó fondos y tomó parte de las acciones para asegurar que el banco siguiera vivo tras varios fallidos intentos de venderlo a otros inversionistas.

En Bankia, la decisión de hacerse con la gestión del banco no tenía como prioridad la inyección de fondos (el gobierno solo realizó una operación contable, el banco no ha recibido recursos frescos como parte de la decisión anunciada). La administración del banco se asumió más bien para acelerar las reformas internas, explica Brown.

Capitalización inaplazable

La decisión española pone el dedo en una llaga que supura en Europa. Los bancos deben capitalizarse y cumplir compromisos internacionales establecidos en los Acuerdos de Basilea III, cuya primera etapa entrará en vigor en 2013.

Conseguir ese objetivo ha llevado a muchas instituciones financieras a olvidar su vocación primaria de otorgar créditos, como les reprochó recientemente el Banco Central Europeo (BCE).

Para los expertos, sin embargo, la necesidad de fortalecer los cimientos financieros de las instituciones bancarias es fundamental.

“El BCE ha sido muy laxo en la recapitalización de los bancos. Debe ejercer una presión mucho mayor sobre los bancos para que aumenten su capital. Tiene el poder de hacerlo, pero no ha actuado con vigor suficiente”, sostiene Harald Hau.  

Suiza, a salvo

En 2008, Suiza rescató a su principal banco de la bancarrota: el gobierno inyectó 6.000 francos en el UBS y el banco central asumió activos tóxicos por casi  70.000 millones de francos.

“La intervención del UBS tuvo por meta proveer fondos al banco y liberarlo de los activos tóxicos de su balance. Pero no consideró como objetivo el asumir el control sobre la institución y reestructurarla en términos de organización”, explica Martin Brown.

Respecto al potencial impacto que la nacionalización parcial de Bankia podría tener para la plaza financiera suiza, tanto Harald Hau como Martin Brown coinciden en que no habrá efecto alguno.

Excepto por el hecho, puntualiza Brown, de que el temor a mayores pérdidas en el sector bancario europeo afecte la confianza en el euro y ejerza nuevas presiones sobre el franco suizo.

El pasado 9 de mayo, el gobierno español anunció la intervención con recursos públicos de Bankia, filial del Banco Financiero y de Ahorros (BFA).

El cuarto banco del sistema con activos totales del orden de los 272.000 millones de euros.

El banco recibirá ayudas de entre 7.000 y 10.000 millones de euros, que deberá pagar a una tasa del 8% anual. Los recursos provendrán del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (PROB).

Dichos recursos se sumarán a un crédito por 4.465 millones de euros que el gobierno había otorgado a Bankia en 2010 y que ahora se convierte en acciones, materializando la nacionalización parcial (45% de las acciones) de la institución.

El plan de rescate motivó la renuncia de Rodrigo Rato, presidente de Bankia hasta la víspera del anuncio, y ex director gerente del FMI. Como sucesor fue nombrado José Ignacio Goirigolzarri.

En el otoño de 2010, los banqueros centrales y supervisores de 27 economías, convocados por el Banco Internacional de Pagos, se reunieron en Basilea para definir nuevas reglas de capitalización financiera.

La meta era evitar futuras crisis financieras sistémicas y eventuales bancarrotas en grandes bancos.

El 1 de enero de 2013 entrará en vigor la primera fase de los llamados Acuerdos de Basilea III.

Basilea III propone que los grandes bancos dispongan de una reserva equivalente al 4,5% de sus activos en riesgo (Tier 1) para el año 2013, a la que se sumará otra “reserva emergente” del 2,5%. 

Para 2019, las reglas serán mucho más estrictas.

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