COVID-19: La creciente deuda pública agudiza las desigualdades
El endeudamiento público crece como consecuencia de la pandemia, mientras los ingresos fiscales se reducen a niveles mínimos y la riqueza se distribuye de forma cada vez más desigual. ¿Cómo negociará Suiza la amortización de la deuda preservando al mismo tiempo la cohesión social?
Las cifras son sorprendentesEnlace externo: Suiza destinó 17 000 millones de francos suizos (18 300 millones de dólares) para contener los estragos del coronavirus en 2020 y prevé desembolsar otros 23 000 millones este año. El Estado también está garantizando miles de millones de francos a las empresas a través de préstamos de emergencia.
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¿De dónde va a salir el dinero para pagar la deuda pública?
Se necesitará al menos una década hasta que el panorama se normalice, incluso más, según Christian Keuschnigg, profesor de economía de la Universidad de San Galo. Y los créditos “no podrán ser pagados en un par de años sin provocar grandes trastornos en la sociedad”, dice a swissinfo.ch.
La pregunta es: ¿cómo hacer esto de manera justa? Los países que tienen esta incógnita son muchos. Gran Bretaña, por ejemplo, ha congelado los umbrales de exención del impuesto sobre la renta para captar más ingresos en los próximos años.
Una de las características de esta crisis es el impacto severo y desproporcionado en las rentas más bajas. Los hogares que ganan menos de 4 000 francos suizos al mes han visto caer sus ingresos en un 20% durante la pandemia. Mientras que para aquellos que perciben más de 16 000 francos, la caída ha sido solo del 8%, según una encuesta realizada por el Instituto Económico Suizo KOF.Enlace externo La presión sobre los ahorros y la seguridad laboral también ha sido más grave para los menos favorecidos.
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Los salarios en Suiza no son lo que parecen
Al mismo tiempo, los ricos se han vuelto más ricos. Entre 2004 y 2017, las personas con fortunas cifradas en más de 10 millones de francos suizos (alrededor de 0,3% de los contribuyentes) pasaron de concentrar el 19,5% al 32% de la riqueza total helvética, según calcula la emisora pública suiza SRF a partir de los datos de las autoridades fiscales y de la revista económica Bilanz.
Esto ha generado llamamientos a favor de reformas fiscales que permitan redistribuir la riqueza y la forma en la que se pagará la carga de la deuda por la pandemia. El director de KOF, Jan Egbert Sturm, ha sugerido crear un impuesto de solidaridad COVID-19 y aplicarlo a las empresas, como las tiendas en línea y las farmacéuticas, cuyos ingresos han crecido durante esta crisis. «Podríamos pensar también en aumentar el impuesto a las ganancias para aquellos que han generado más beneficios durante la crisis y utilizar ese dinero para apoyar a los que han perdido más”, declaró al periódico Blick. En su opinión, generar más ingresos es preferible a recortar el gasto público justo cuando la economía está clamando por estímulos.
Otras opciones que se barajan son el aumento del impuesto sobre el patrimonio o la introducción de un impuesto federal sobre las herencias. «Actualmente, el impuesto sobre el patrimonio en Suiza no permite una verdadera redistribución de la riqueza», declaró el profesor de economía de la Universidad de Zúrich, Florian Scheuer, a SRF. «La tasa máxima del 1% es relativamente baja y también lo es el umbral de ingresos a partir del cual se cobra este impuesto, es decir, no está realmente dirigido a gravar solo a los millonarios o multimillonarios».
«El impuesto de sucesiones es un instrumento natural para reducir la desigualdad de la riqueza a largo plazo», añadió.
Pero ambas reformas podrían encontrar oposición, y no solo de los grupos de presión empresariales que rechazan la idea de un impuesto de sociedades solidario de Sturm. Los votantes suizos han rechazado sistemáticamente este tipo de impuestos en las urnas.
En 2015 rechazaron una iniciativa popular para introducir un impuesto federal de sucesiones. Y en 2014 fracasó también la iniciativa para crear un salario mínimo legal. Y a pesar de que algunos cantones, como Zúrich, abandonaron las ventajas fiscales especiales para los extranjeros millonarios, la propuesta para extender su alcance a todo el país fue rechazada en votación popular en 2014.
Christian Keuschnigg se muestra escéptico ante la idea de realizar cambios radicales en el Código Fiscal. En lugar de ello aboga por una reforma general del sistema de asistencia social, un sistema tributario excesivamente complicado y un esquema de pensiones desfasado. El aumento de la edad de jubilación ya es inevitable, dice. El Gobierno ha propuesto aumentar la edad de jubilación de las mujeres en un año, hasta los 65 años, para equipararla a la de los hombres.
La situación de Suiza es mejor que la de otros países gracias al denominado ‘freno al endeudamiento’, un mecanismo introducido en 2003 para amortizar la deuda pública en tiempos de bonanza y mantener el endeudamiento en niveles razonables durante un largo período.
«En la mayoría de los países existe el riesgo de aumentar significativamente los impuestos, lo que frenaría el crecimiento”, dice Keuschnigg. “Suiza está en mejor posición para pagar sus deudas de forma más equilibrada, limitando el incremento del gasto y con aumentos moderados de los impuestos”.
Para Keuschnigg, la clave para mantener una economía y una sociedad estables es proteger el mayor número de puestos de trabajo y mantener bajas las tasas de desempleo.
Desigualdad en Suiza
Una investigación realizada por BAK Economic Intelligence y Bank ClerEnlace externo sugiere que la brecha entre ricos y pobres en Suiza apenas se movió entre 2007 y 2017, un periodo que abarca la crisis financiera global.
Los investigadores examinaron los registros fiscales de Suiza para calcular el llamado coeficiente de Gini. Se trata de una herramienta estadística que permite determinar la distribución de los ingresos en una escala de 0 (igualdad perfecta) a 1 (desigualdad total). La puntuación de Suiza fue de 0,47 en 2007 y de 0,48, una década después.
Sin embargo, los autores advirtieron que la pandemia de COVID-19 probablemente provocará una desigualdad mucho mayor que la crisis financiera de 2007-2008.
Traducción del inglés: Andrea Ornelas
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