Desarrollo: la ayuda occidental compite con las oenegés locales
En los países en desarrollo, las oenegés apoyadas por las poblaciones locales conocen perfectamente cuáles son sus necesidades de ayuda. Sin embargo, a menudo deben plegarse ante las oenegés humanitarias de origen occidental. Un tema en el que Suiza muestra una visión muy progresista.
A la edad de 13 años, Bwaita Aggrey se topó un día con Jacob y Frida, un par de jóvenes suecos que pasaban por Jinja, una ciudad ubicada al sureste de Uganda, en las laderas del lago Victoria. “No tenían dinero para pagar un guía que los llevara a visitar la ciudad”, recuerda Bwaita, quien se ofreció, sin hesitación, a llevarlos a recorrer el lugar. Lo único que deseaba a cambio era “tener la seguridad de que serían amigos”. Así que intercambiaron números telefónicos.
Unas semanas más tarde, Bwaita Aggrey recibió un SMS desde Suecia. Jacob y Frida habían discutido su caso con amigos y familiares y habían decidido recaudar fondos para asegurar los estudios del joven. “Estaba tan emocionado”, expresó Bwaita a SWI swissinfo.ch por escrito.
Más tarde, Jacob regresó a Uganda para ayudar a Bwaita Aggrey a abrir una cuenta bancaria. También le dio el siguiente consejo: «tu futuro es tuyo. Solo tú puedes decidir cómo gastar el dinero que te enviaremos. Si lo usas para tus estudios o para gastarlo con tus amigos será una elección personal. Pero, no nos defraudes”.
Ayuda vía las redes sociales
Hoy, Bwaita Aggrey tiene 21 años y puede sentirse orgulloso de lo lejos que ha llegado. Además de convertirse en una estrella de la moda emergente en Uganda, comercializando su propia marca, también fundó la plataforma «Youth Coffee Talk Africa», que busca “empoderar” a los jóvenes a través de la tecnología, el espíritu empresarial y el entretenimiento. Bwaita Aggrey anima también a la juventud a realizar trabajo voluntario en sus comunidades.
Los resultados hablan por sí mismos: durante el confinamiento provocado por la crisis sanitaria mundial, su oenegé proporcionó toallas sanitarias a más de un millar de niñas de barrios ugandeses marginados. También recolectó ropa. Desde Instagran y YouTube, “Youth Coffee Talk Africa” educa a los hombres jóvenes sobre la importancia del uso de las mascarillas y les brinda consejos en caso de enfermedad. En las redes sociales también organizó una campaña para evitar embarazos precoces.
“Jacob y Frida me motivaron a trabajar y me dieron confianza”, dice y añade que “gracias a la disciplina financiera que aprendí, desde los 13 años empecé a realizar presupuestos y a establecer prioridades sobre (cómo gastar) el dinero enviado desde Suecia «.
Afectación de iniciativas locales
La aventura vivida por Bwaita Aggrey demuestra que las iniciativas locales pueden constituir una alternativa valiosa a todas las ayudas ofrecidas por Occidente. La lección aprendida: en lugar de recibir a los «salvadores blancos» del extranjero, los habitantes del Sur también pueden convertirse en héroes de sus propias historias.
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Para la politóloga anglo-nigeriana Faye Ekong, quien pasó su infancia en Ghana, pero ahora trabaja como consultora para empresas en Kenia, este tipo de iniciativas locales son complementarias a la ayuda al desarrollo clásica. Pero identifica un problema: «Desde el momento en que se pone en marcha la maquinaria de ayuda internacional, todas estas iniciativas locales quedan aniquiladas», explica y compara la situación al dominio absoluto que tiene Walmart en Estados Unidos. “Cuando este supermercado abre una sucursal, las pequeñas tiendas quiebran”.
Para Faye Ekong, la ayuda internacional debería apoyar los esfuerzos realizados a nivel local, en vez de lanzar siempre nuevos proyectos. “En África, estamos viendo un progreso tremendo en un tiempo récord gracias al emprendimiento social. Los pueblos indígenas invierten en sus comunidades, saben lo que necesitan y la gente les tiene confianza. Esto evita un sinfín de trámites e informes”. El progreso también es más sostenible. De forma voluntaria, las personas se responsabilizan más fácilmente en estos proyectos. Por supuesto, esta no es la única forma de proporcionar ayuda para el desarrollo, pero es una útil forma complementaria que merece nuestra atención.
Fondos suiza para todos
Suiza es el único país que cumple con las directrices de la OMC con respecto a la asignación de fondos para proyectos de desarrollo de carácter bilateral. Dicho en breve, cualquier oenegé del mundo puede pedir fondos a Suiza. No solo las organizaciones basadas en Suiza o en Estados Unidos. Esto incluiría, por ejemplo, a una pequeña oenegé como “Youth Cofee Talk Africa” de Uganda. La oenegé Peace Direct los sobrenombra los “sospechosos habituales” beneficiarios de los fondos públicos. En general, son oenegés que alimentan vínculos cercanos con los donantes.
Pero el método helvético genera debate incluso al interior de Suiza. Las oenegés no apoyan la actual estrategia. Las voces críticas argumentan que pone en desventaja a las oenegés suizas con respecto a sus competidoras del extranjero.
No existe un compromiso internacional formal en favor de realizar licitaciones públicas para asignar los proyectos de ayuda al desarrollo. Pero el Parlamento suizo ha decidido realizar esta práctica por iniciativa propia. Y hasta ahora, Berna se mantiene firme. Aún recientemente, los legisladores rechazaron una moción que buscaba, justamente, dar prioridad a las oenegés suizas.
Si bien, observado desde Suiza, podría parecer embarazoso que una oenegé británica reciba apoyo de una agencia de ayuda suiza, otorgándole recursos financiados por contribuyentes suizos, este tipo de adjudicación es, en teoría, una mejor oportunidad para las oenegés del Sur. Una organización colombiana podría así solicitar fondos para poner en marcha un proyecto, partiendo del principio de que tiene más experiencia que una oenegé… francesa.
Qué dicen las cifras
La adjudicación de estos contratos conlleva, no obstante, grandes exigencias para estas oenegés. La normativa relativa al cumplimiento, seguimiento y presentación de informes son muy estrictas. «Responder a estas demandas requiere capacidades institucionales», dice un portavoz de la diplomacia suiza para SWI swissinfo.ch. “Pero es demasiado”, afirma la ONG Peace Direct. En su opinión, los requerimientos occidentales son muy burocráticos y se sustentan en valores y engranajes occidentales que no conceden suficiente valor al conocimiento obtenido en el terreno. Esta es una forma de excluir a las oenegés de la financiación.
¿Las oenegés locales obtienen apoyo suizo, o son las agencias occidentales las que se benefician primero?
Según la diplomacia suiza, los 141 proyectos de cooperación adjudicados entre 2017 y 2020 se distribuyeron de la siguiente manera: proveedores suizos, 80; oenegés de países del Norte, 44; proveedores locales, 17. Existe, a priori, un desequilibrio entre el Norte y el Sur. Pero si comparamos estas cifras con las de otros países del Norte, Suiza se encuentra en una buena posición.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por su parte, analizó los datos correspondientes al período 2018-2019. “Suiza es el tercer principal donante de ayuda a las oenegés de los países en desarrollo. Solamente la Unión Europea y el Reino Unido lo hacen mejor”, expresó un portavoz de la OCDE. Es decir, Suiza es hoy uno de los países que más fondos destinan a oenegés de carácter local.
La OCDE añade, no obstante, que las oenegés de estos países reciben solo una parte pequeña de los fondos públicos destinados al desarrollo. Y la mayor parte de los recursos sigue canalizándose a las oenegés de los propios países donantes.
Surge entonces una pregunta: ¿una pequeña oenegé como la ugandesa “Youth Coffee Talk” se verá beneficiada algún día con recursos del Norte? La realidad es que a Bwaita Aggrey no le importa. Gracias a la tecnología digital, el mundo entero está ahora a sus puertas.
(Traducción del francés: Andrea Ornelas)
(Traduction de l’allemand: Alain Meyer)
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