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El futuro de Suiza: las grandes cuestiones políticas de 2024

El Consejo Federal en su nueva composición, con el nuevo ministro socialista Beat Jans (segundo a la derecha) y el nuevo Canciller Federal Viktor Rossi (a la derecha). © Keystone / Peter Klaunzer

La nueva ministra del Interior tendrá que enfrentarse a una cascada de votaciones populares, pero las reformas parecen muy lejanas. En la escena internacional, Suiza se atreve a salir de su caparazón. Los periodistas de SWI swissinfo.ch echan un vistazo al año que se avecina.

El año 2024 se presenta como un maratón para la nueva ministra del Interior, Elisabeth Baume-Schneider. La socialista tendrá que enfrentarse al menos a seis votaciones populares en un año, lo que la enfrentará a menudo con su partido.

Se trata de un reto político poco frecuente que la Consejera Federal ha decidido asumir. Tras un año al frente del Ministerio de Justicia y Policía, criticada por la derecha por su política de asilo, decidió ceder su cartera al nuevo Consejero Federal socialista Beat Jans para hacerse cargo de la del Interior, que dejó vacante Alain Berset.

Apenas dos meses después de hacerse cargo de este departamento, Elisabeth Baume-Schneider tendrá que abordar el espinoso tema de las pensiones el domingo de las votaciones del 3 de marzo. Tendrá que luchar contra dos iniciativas populares sobre el futuro del Seguro de Vejez y Supervivencia (AVS), primer pilar del sistema de pensiones suizo.

La primera, procedente de las filas de la izquierda, propone el pago de una decimotercera pensión de vejez. Los sindicatos, organizaciones de mujeres y de pensionistas que respaldan la iniciativa consideran que las cantidades que paga actualmente el AVS no son suficientes para vivir.

Sin embargo, el Gobierno se opone a esta propuesta, que empeoraría la situación financiera del régimen de seguros, lo que supondría un gasto adicional de unos 5.000 millones de francos de aquí a 2032. La ministra socialista tendrá, pues, que librar una primera batalla contra su propio campo político.

La otra propuesta procede de la derecha. Se trata de una iniciativa lanzada por el Partido Liberal Radical juvenil, que prevé elevar la edad de jubilación a 66 años para todos en un primer momento, y vincularla después a la esperanza de vida. Si la idea no seduce al Gobierno, tampoco es probable que convenza al electorado, que acaba de aceptar elevar la edad de jubilación de las mujeres de 64 a 65 años.

Elisabeth Baume-Schneider
Al frente del Ministerio de Justicia y Policía durante un año, Elisabeth Baume-Schneider fue duramente criticada por la derecha por su gestión del asilo. Keystone / Francesca Agosta

Misión: reformar las pensiones de jubilación

Una vez superado este primer obstáculo, Elisabeth Baume-Schneider no se librará de la cuestión de las pensiones. Esta vez tendrá que defenderla, una vez más en contra de la opinión de su partido.  

Elaborado por el Parlamento y el Gobierno, el objetivo del proyecto de ley es garantizar la financiación de las pensiones, ya que el aumento de la esperanza de vida las pone en entredicho. Una forma de hacerlo es reducir el tipo de conversión. En la práctica, esto significa que las cotizaciones pagadas por los asegurados les darán derecho a una pensión inferior a la que perciben actualmente.

Esto es inaceptable para la izquierda y los sindicatos, que han presentado un referéndum. Sin un acuerdo entre los interlocutores sociales, la reforma será difícil de aprobar, sobre todo en un contexto de inflación persistente.

Soluciones al aumento de los costes sanitarios

Tras la batalla sobre las pensiones, llegará el momento de abordar el aumento de los costes de la sanidad, que, según varias encuestas, encabeza la lista de preocupaciones en Suiza, donde las primas de sus seguros de enfermedad aumentan sin cesar.

La ciudadanía deberá pronunciarse sobre dos iniciativas destinadas a frenar esta tendencia. La iniciativa de el partido de El Centro pretende obligar al Gobierno a tomar medidas cuando los costes sanitarios aumenten un 20% más que los salarios al año. La otra, presentada por el Partido Socialista, pretende limitar las primas del seguro de enfermedad al 10% de los ingresos personales.

El Consejo Federal se opone a ambas propuestas, y también en este caso la ministra de Sanidad tendrá que liderar la lucha. Se trata de una tarea delicada en un ámbito en el que Alain Berset y sus predecesores no han sabido encontrar soluciones.

La pandemia, aún en la agenda política

Otro asunto más anecdótico sigue en la larga lista de votaciones que la ocuparán. Se trata de la iniciativa popular «Por la libertad y la integridad física», también conocida como iniciativa antivacunas. Lanzada en el contexto de la pandemia de Covid-19 por el Movimiento Suizo por la Libertad, solicita que no se introduzca la vacunación obligatoria en Suiza.

Dado que el pueblo suizo ya ha aprobado tres veces en las urnas la política gubernamental de lucha contra la pandemia, la iniciativa tiene pocas posibilidades de éxito, sobre todo porque sólo la apoya el Partido Popular Suizo (conocido en francés como Unión Democrática de Centro, UDC / derecha conservadora).

Aunque Elisabeth Baume-Schneider estará en el punto de mira, no será la única con trabajo este año. Su compañero de partido Beat Jans dará sus primeros pasos en el gobierno al frente del Ministerio de Justicia y Policía, donde tendrá que lidiar con el delicado tema del asilo.

Beat Jans
El recién elegido miembro socialista del gobierno, Beat Jans, tendrá que demostrar su valía al frente desde este 2024 del Ministerio de Justicia y Policía. © Keystone / Anthony Anex

El fantasma de la crisis bancaria

El Consejo Federal, es decir, el Ejecutivo de Suiza, también tendrá que rendir cuentas por su gestión del asunto Credit Suisse. En abril deberá presentar un informe sobre la adquisición del segundo banco suizo por UBS. El objetivo es analizar los factores que condujeron a la caída del segundo banco helvético, y también determinar por qué no funcionó la normativa «too big to fail» (demasiado grande para quebrar).

El Parlamento espera con impaciencia la respuesta del Gobierno sobre este asunto: quiere asegurarse de que un fracaso así no vuelva a repetirse.

Tras las elecciones federales de octubre de 2023, el Gobierno también tendrá que lidiar con un nuevo Parlamento más a la derecha y menos verde. Con el crecimiento del Partido Popular Suizo y del Partido Socialista en la Cámara Baja, será más difícil encontrar compromisos. El Centro, que ha avanzado en ambas Cámaras, tendrá por tanto un papel central a la hora de ayudar a encontrar mayorías que eviten el bloqueo.

Nuevos avances hacia Bruselas

En política exterior, 2024 será el año del acercamiento a la Unión Europea (UE). Las conversaciones exploratorias sobre un paquete de acuerdos de cooperación y acceso al mercado han sido más fructíferas de lo esperado. Incluso los observadores más escépticos tuvieron que reconocerlo cuando el Consejo Federal presentó los resultados a mediados de diciembre.

Los Consejeros Federales Guy Parmelin, Elisabeth Baume-Schneider e Ignazio Cassis (de izquierda a derecha) en la presentación del mandato de negociación con la Unión Europea, el 15 de diciembre en Berna. Keystone / Anthony Anex

Suiza ha llegado a un acuerdo con la Unión Europea (UE) sobre varias cuestiones que antes eran fuente de bloqueo, como el tribunal de arbitraje para litigios, la «cláusula guillotina» que se aplica en caso de rescisión de un acuerdo bilateral y la directiva sobre ciudadanía europea. También se vislumbra el fin de las medidas de represalia aplicadas por Bruselas a la equivalencia bursátil y al programa de investigación ‘Horizonte Europa’.

La UE parece conceder ahora a Suiza el estatus especial de facto de que goza como isla de costes y salarios elevados en Europa. Sin embargo, la protección salarial sigue siendo el talón de Aquiles de las futuras negociaciones. Los sindicatos, y con ellos el Partido Socialista (PS), han criticado las soluciones esbozadas al considerarlas como insuficientes.

Sin el PS es difícil ganar una votación sobre Europa -un tratado internacional debe someterse a referéndum obligatorio-, máxime cuando la UDC (derecha aislacionista) ya ha anunciado su claro rechazo a cualquier acuerdo con Bruselas. Sería cuando menos irónico que los socialistas eurófilos volvieran a bloquear el camino hacia el acercamiento a la UE.

Pero sería prematuro hacer predicciones. En cualquier caso, las negociaciones internas podrían resultar más difíciles que las negociaciones con Bruselas para el Consejo Federal y, en particular, para el ministro de Asuntos Exteriores, el liberal radical Ignazio Cassis. Por no hablar de los imponderables de cualquier negociación y del hecho de que la UE elegirá un nuevo Parlamento en verano y que nuevas personas ocuparán su lugar en la mesa de negociaciones. Lo cierto es que, tras años de dilaciones, Suiza está saliendo del cascarón; el texto del acuerdo debería estar listo a finales de 2024.

«El arte por el arte» en Nueva York

Ignazio Cassis sigue siendo relativamente impopular en Suiza. Así lo demuestran los diversos sondeos de opinión y el resultado más bien mediocre que obtuvo cuando fue reelegido miembro del Consejo Federal a mediados de diciembre. ¿Ha empujado este desencanto interno al Ministro del Tesino a los brazos del multilateralismo, que no apreciaba tanto al principio de su mandato? Nadie más que él puede decirlo.

Lo que es seguro es que Ignazio Cassis aprecia la escena internacional. En 2022, organizó una conferencia sobre Ucrania en Lugano, su ciudad natal. Hoy, el conflicto a las puertas de Europa le ofrece una segunda oportunidad de brillar en la escena diplomática. Antes del Foro Económico Mundial (conocido como WEF en sus siglas en inglés), Davos acogerá en enero una nueva «ronda de debates» dedicada al plan de paz del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Sin embargo, el agresor ruso no estará presente en la mesa de negociaciones.

Este evento es una oportunidad para Suiza de reiterar sus buenos oficios en un momento en que el contexto geopolítico margina cada vez más a la diplomacia suiza. El Consejo de Seguridad de la ONU, que Suiza presidirá por segunda vez en octubre de 2024, es un ejemplo de ello. Las grandes potencias con derecho de veto hacen valer allí sus intereses, convirtiendo el órgano en un club de debates diplomáticos.

Suiza presidirá por segunda vez el Consejo de Seguridad de la ONU en octubre de 2024. En la imagen, el ministro de Asuntos Exteriores helvético, Ignazio Cassis. Copyright 2023 The Associated Press. All Rights Reserved.

Baste decir que al principio de su campaña, la delegación suiza se congratuló del éxito de una resolución lanzada conjuntamente con Brasil, que preveía mantener abierto el paso fronterizo de Bab al-Hawa entre Egipto y Siria, pero sólo unos meses más tarde tuvo que asistir impotente al veto de Rusia, que cortó este enlace tan importante para la ayuda humanitaria.

Los valores ceden ante los intereses

En la escena internacional, el actuar de Suiza sigue siendo considerado como «bueno», sin segundas intenciones. Esta observación refleja cierta ingenuidad.

En Suiza, la política exterior basada en valores está dando paso cada vez más a un enfoque funcional. La cooperación al desarrollo es un ejemplo de ello: a finales de 2024, Suiza se retirará de 11 de 46 países, incluidos los de América Latina.

La estrategia de política exterior se centra en otras regiones del mundo: Norte de África, Oriente Próximo y África subsahariana. Los críticos ven un vínculo entre la política de desarrollo y la política migratoria.

En cualquier caso, la solidaridad suiza con el mundo no pasa por su mejor momento. Es cierto que Ignazio Cassis quiere proporcionar a Ucrania una ayuda a la reconstrucción de 6.000 millones de dólares en un periodo de diez años. Pero el compromiso contraído anteriormente, en el sentido de que esto no debería hacerse a expensas del resto del presupuesto de cooperación al desarrollo, se está erosionando.

Se trata, pues, de una política de intereses, un intento de hacerse un nombre y algunos avances serios hacia la UE: tras un año de discusiones sobre el bloqueo del suministro de armas a los aliados de Ucrania y la aplicación de sanciones contra Rusia, durante el cual la política exterior parecía tan defensiva y poco inspirada como su selección nacional de fútbol, Suiza vuelve a intentar jugar su propio partido.

Texto verificado y editado por Samuel Jaberg y adaptado al español por Patricia Islas

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