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«El sistema de salud ucraniano resiste, pero no sé hasta cuándo»

Una mujer y una niña se abrazan en una sala de hospital.
Suiza ayuda a Ucrania a mantener los logros de la reforma al sistema de salud, pese a la guerra. Copyright 2022 The Associated Press. All Rights Reserved.

Desde hace ya varios años Suiza apoya la reforma del sector sanitario en Ucrania. Se han promovido importantes medidas para mejorar un sistema caro, ineficiente y corrupto. "A pesar de la guerra, el proyecto aún tiene sentido", explica Priska Depnering, directora adjunta de Cooperación de la Embajada de Suiza en Ucrania.

«En la actual etapa y a pesar de la guerra, el objetivo es mantener los logros de la reforma del sistema sanitario», explica Priska Depnering. Suiza coopera desde 2017 con el Gobierno de Ucrania en esta importante transformación. Ese apoyo se concretiza por medio de un proyecto ejecutado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), en colaboración con el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud.

La participación de la Confederación en esta reforma de fondo nació de una constatación: se observaba que las contribuciones de la COSUDE en el sector de la salud en Ucrania no eran suficientes para garantizar impactos a largo plazo dados los obstáculos derivados de la ineficacia del sistema. «Por este motivo decidimos invertir en la reforma para que el sistema sanitario y nuestros proyectos fueran más sostenibles», afirma la directora adjunta de la Cooperación en la Embajada de Suiza en Ucrania.

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Un sistema ineficaz y corrupto

El sector sanitario ucraniano se enfrenta a los clásicos problemas de un antiguo sistema soviético. «Se estructuraba principalmente en una gran red de clínicas especializadas, pero carecía por completo del enfoque holístico a partir del mismo paciente», explica la experta de la COSUDE. La corrupción también era habitual. «Para avanzar en la atención médica individual era necesario pagar de su propio bolsillo. Muchas personas no iban al hospital porque no tenían dinero», explica Depnering.

Estos problemas de funcionamiento no solamente hacen que el sistema sea caro e ineficiente, sino que también conlleva consecuencias graves para la salud de la población. «Un sistema sanitario muy especializado no permite la prevención y la toma de conciencia de lo que debe ser un estilo de vida saludable», dice Priska Depnering. En consecuencia, aumentaron exponencialmente las enfermedades no transmisibles. Otro ejemplo: el número de enfermedades cardiovasculares en Ucrania es el doble que en Suiza. Incluso antes de la guerra, la esperanza de vida en ese país era 15 años menor a la de Suiza.

Progresos importantes

Para hacer frente a estos diferentes problemas, ya antes de la invasión rusa de febrero pasado, la reforma del sistema de salud permitió implementar importantes medidas. «Comenzó a instalarse una red de médicos de familia. Ello permite evaluar al paciente en su globalidad y resolver muchos problemas antes de pasar por un hospital, reduciendo así, drásticamente, los costos de salud», explica Priska Depnering.

Se puso en marcha una agencia centralizada de medicamentos, controlada por el Ministerio de Salud. “La estructura permitió asegurar que el proceso de compra fuera más transparente, combatiendo así la corrupción que golpeaba al mercado de medicamentos”, constata la especialista.
 

Priska Depnering
Priska Depnering, directora adjunta de Cooperación en la Embajada de Suiza en Ucrania. Artem Galkin

También se ha reformado el modo de financiamiento de los hospitales. «En el sistema soviético, a cada institución se le asignaba un presupuesto, independientemente de la demanda o el número de pacientes. Ayudamos a introducir un sistema de financiación que tiene en cuenta la tasa de ocupación de cada estructura, lo que permite que el sistema sea más eficiente y menos costoso».

El cierre de ciertos hospitales, que constituyó la medida más compleja, se estaba aplicando en el momento mismo en que comenzó la guerra. Como el sistema soviético dependía en el pasado de costosas estructuras hospitalarias, el cambio hacia una mayor atención ambulatoria implica el cierre de algunos centros. «El Ministerio de Salud ucraniano estaba debatiendo qué hospitales debían abandonarse y cuáles debían ser prioritarios. Estas discusiones fueron recibidas con mucha resistencia y escepticismo», comenta Priska Depnering.

A pesar de la guerra, la reforma sigue

Durante todo el desarrollo del proyecto, su implementación se vio perturbada por la inestabilidad política. “Trabajamos estrechamente con el Gobierno para encontrar soluciones y acompañar esa transformación de los servicios de salud”, explica la especialista de COSUDE. “Desde el inicio de la reforma, Ucrania tuvo once ministros de la Salud, es decir dos o tres por año. Con cada cambio la implementación de la reforma se retrasa o se frena», afirma con preocupación.

Empezó la guerra y cambió todo. Los conflictos armados crearon nuevas exigencias, se necesitaron nuevos medicamentos, se debieron realizar otras operaciones, diversas infraestructuras fueron destruidas. «En esta situación, el objetivo es salvaguardar los avances logrados con la reforma para que no se regrese al antiguo sistema», explica Priska Depnering. Expresa su satisfacción, particularmente en el sentido de que la agencia de suministro de medicamentos sigue funcionando bien. «Esto ya es una excelente señal que demuestra que la reforma avanzaba por el buen camino».

Las miradas, en el futuro

Los actores del proyecto de reforma apoyan también al Gobierno ucraniano en el desarrollo de su plan de recuperación. «La Conferencia de Lugano sobre la Reconstrucción permitió consolidar la idea de que la recuperación del país debe abordarse incorporando las reformas aplicadas antes de la guerra y teniendo en cuenta los progresos logrados», afirma la experta. En el sector sanitario, por ejemplo, no se trata de reconstruir todos los hospitales, sino solamente los que la reforma pretendía mantener. Este es un ejercicio difícil, ya que el primer reflejo sería de pretender reconstruir todo lo que ha sido destruido.

De seguir adelante la reforma, cuanto más se prolongue la guerra más se pondrá a prueba el sistema. «Por el momento, no veo ningún retroceso. El sistema sanitario es resistente, aunque ya había sido muy afectado por la pandemia del coronavirus. Sin embargo, no se puede saber cuánto tiempo soportará el impacto de este conflicto», concluye Depnering.

Adaptado del francés por Sergio Ferrari

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