Una siciliana crea piel humana personalizada en Zúrich
Más de 50 millones de personas en el mundo padecen graves problemas de piel debido a quemaduras, tumores u otras enfermedades. Con la puesta en marcha de Cutiss, la investigadora Daniela Marino está desarrollando un método revolucionario que, a partir de células del paciente, permite producir en el laboratorio piel humana.
Solo hay que coger unos pocos centímetros de piel del paciente: la superficie equivalente al tamaño de un sello. De esa muestra se extraen las células epidérmicas y dérmicas, que se cultivan en el laboratorio y se combinan con un hidrogel para formar un sustituto de la piel humana de dos capas. El tejido así obtenido (que puede llegar a ser 70 veces la superficie recogida) se injerta en las partes afectadas del paciente.
Este nuevo método de cuidado regenerativo, llamado “denovoSkinEnlace externo”, ofrece nuevas esperanzas a los millones de personas que cada año sufren quemaduras y daños en la piel causados por enfermedades o lesiones a consecuencia de accidentes o intervenciones quirúrgicas. Con las terapias existentes, estos pacientes a menudo viven con dolorosas y desfigurantes cicatrices, que pueden comprometer sus movimientos. También su crecimiento, en el caso de los niños.
“Actualmente, se toma un pedazo de piel de otra parte del cuerpo y se aplica en el área afectada. Sin embargo, para evitar generar otras heridas profundas, solo se coge una capa de piel muy fina, que generalmente puede extenderse hasta tres veces su tamaño original. Como en la piel obtenida no hay suficiente cantidad de dermis, a menudo estos injertos se transforman en cicatrices. Si el área quemada es muy grande, el cuerpo se queda muy contraído. Un desastre, sobre todo para los niños”, explica Daniela Marino.
Lo que soñaba siendo niña
Los primeros ensayos clínicos con denovoSkin han dado resultados francamente alentadores. No hay ningún problema de compatibilidad u otros efectos secundarios ya que la piel injertada se desarrolla a partir de células obtenidas del propio paciente. Las primeras investigaciones comenzaron en 2001, en la Clínica Pediátrica Universitaria de ZúrichEnlace externo, de la mano de los profesores Martin Meuli, Ernst Reichmann y Urs Stauffer, que crearon la Unidad de Investigación de Tejidos BiológicosEnlace externo (TBRU).
“El anhelo del doctor Meuli y sus colegas era dar con una solución para cubrir las áreas quemadas de los niños. Hay pacientes cuyos cuerpos se han quemado en un 50% y el otro 50% tampoco está bien. ¿Cómo cubrir esas quemaduras? Se trata de un problema sin resolver, para el cual la medicina, en el último siglo, no ha progresado mucho”, dice Daniela Marino.
Esta joven nacida en la localidad de Canicattì en Sicilia (Italia) llegó a la unidad TBRU en 2009, con la idea de hacer un postdoctorado de investigación, después de completar sus estudios de biotecnología en Milán y un doctorado en ciencias farmacéuticas en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ). Ya de niña quería ser pediatra y luego investigadora. En la Clínica Pediátrica Universitaria de Zúrich, consigue cumplir su sueño, pero pronto su carrera toma una dirección diferente.
“Hemos logrado 9 millones de francos de la Comisión Europea para desarrollar, junto con otras universidades, el proyecto Euroskingraft, cuyo objetivo es encontrar una nueva generación de sustitutos cutáneos para el tratamiento clínico de defectos graves de la piel. En 2011, participé en la coordinación de este proyecto, y me convertí en una figura híbrida: investigadora y gerente al mismo tiempo”.
Lavado de cerebro
Gracias a la financiación europea, en 2016 denovoSkin completó con éxito la primera fase de investigación clínica de pacientes, necesaria para demostrar que un producto médico-farmacéutico es seguro. Para lanzar la segunda fase, destinada a probar la eficacia de un nuevo producto en comparación con los métodos ya aplicados, se necesitaban cantidades mucho más importantes de dinero. Fondos que superan los limitados presupuestos de las universidades u otros organismos públicos, y que solo pueden encontrarse en el sector privado. Daniela Marino se convierte así en empresaria.
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“La Unión Europea me ofreció la oportunidad de hacer un curso de estrategia empresarial de una semana, en Cannes. Pensé: es gratis, junto al mar, en septiembre; me voy. En realidad, nos hicieron trabajar de ocho de la mañana a ocho de la noche. Salí con un lavado de cerebro, convencida de que teníamos que entrar en el mercado. A mi vuelta, fui a ver a mi jefe y le dije: tenemos que crear una nueva empresa. Se quedó alucinado, pero luego pensó en ello”.
En 2017 nació CutissEnlace externo, que en poco tiempo –y gracias al compromiso de esta resolutiva mujer– ha conseguido reconocimiento, distinciones y financiación: 5 millones de euros de la Fundación Wyss, que también se encarga de la puesta en marcha de las instalaciones en Zúrich. Cutiss ha logrado este verano otros 3 millones de euros de la Unión Europea y 8 millones de inversores privados, incluyendo el Banco Cantonal de Zúrich y fundaciones familiares en Italia y Taiwán.
Una receta perfecta
Pero, ¿será este dinero suficiente? “No me haga llorar”, responde Daniela Marino. En los próximos años se necesitarán todavía algunas decenas más de millones de francos. Sobre todo porque esta joven empresaria no quiere conformarse con un método para tratar las quemaduras simplemente mejor que el utilizado hasta ahora. Los investigadores de Cutiss tienen el propósito de crear una piel personalizada que respete el color de la del paciente y la proteja de la luz solar. Y, en una segunda fase, que pueda contener vasos sanguíneos y linfáticos.
Además, la empresa emergente (start-up) ya trabaja en desarrollar dispositivos capaces de realizar el proceso de cultivo celular y de crear el tejido cutáneo de manera más segura y menos costosa en términos humanos. “Ya existen máquinas de este tipo que se utilizan, por ejemplo, en terapias genéticas para tumores. A partir de las células de un paciente, se producen células capaces de matar o desarrollar ciertos genes y se inyectan de nuevo en el paciente para curar el tumor. Sin embargo, estos dispositivos hasta ahora solo servían para crear o multiplicar las células, mientras que lo que nosotros queremos es tomar el tejido de la piel y cultivar las células, para luego formar un tejido más grande”.
“Este es nuestro desafío”, subraya Daniela Marino. Un reto del que probablemente dependa el éxito de denovoSkin: solo los dispositivos mecánicos podrían hacer accesible el nuevo tratamiento a un gran número de hospitales. “No es un proyecto que vaya a funcionar un poco. Si funciona, se convertirá en un éxito de ventas. Si no funciona, gracias a todos de corazón, no lo logramos. Pero estoy convencida de que lo conseguiremos, si no, no estaría aquí”.
Un desafío que pesa sobre los hombros de la directora ejecutiva de Cutiss, que es madre de dos hijos. ¿Cómo va a poder compaginar esta doble actividad? “Se necesita mucho sacrificio, pero creo que esa es la receta perfecta. Quien dirige un proyecto así nunca deja de pensar. El camino hacia el agotamiento es muy corto. Cuando en casa esperan dos hijos, hay que desconectar por completo, distanciarse de verdad”.
Traducción del francés: Lupe Calvo
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