“Los sistemas opresores sobrevivirán a Putin y a Xi Jingping”
La sucesión en China y Rusia no está nada clara, señala el analista político Brian Carlson del Centro de Estudios para la Seguridad. En cualquier caso, el experto apenas ve esperanzas para un cambio en estas dos grandes autocracias.
swissinfo.ch: Según la doctrina de la «Destrucción Mutua Asegurada», un enfrentamiento nuclear es una garantía de paz. ¿Acaso la guerra de Ucrania demuestra lo contrario, dado que es precisamente la intimidación nuclear lo que la ha hecho posible?
Brian Carlson: No creo que la guerra en Ucrania sea un nuevo tipo de conflicto. La única preocupación que hay es la posibilidad de que Rusia pueda utilizar armas atómicas tácticas para transmitir a Occidente el mensaje de que es mejor retirarse. En este supuesto, el cálculo de Rusia sería que el uso de armas nucleares de bajo alcance no llevaría a un intercambio de ataques atómicos con los Estados Unidos.
¿El desenlace de la guerra en Ucrania podría determinar la manera en que los Estados interpreten su margen de maniobra militar en el futuro?
Lamentablemente, la guerra en Ucrania podría sentar un precedente. Es improbable que Ucrania logre expulsar completamente a las tropas rusas de su territorio. Lo idóneo sería que consiguiera hacerlas retroceder a las posiciones que mantenían antes de la invasión. En todos los demás casos, Rusia se llevaría una recompensa por su agresión, como ocurrió ya con la anexión de Crimea. Esto podría sentar un mal precedente si pensamos en Taiwán, por ejemplo. Por otra parte, China también podría desistir de un ataque a Taiwán precisamente por las dificultades manifiestas que Rusia tiene en Ucrania.
Brian Carlson es director del Equipo de Seguridad Global en el Centro de Estudios para la Seguridad (CSS, por sus siglas en inglés) de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. El estadounidense, de 44 años, se doctoró en Relaciones Internacionales en la Johns Hopkins School of Advanced International Studies en Washington. Es experto para Rusia y China y habla ruso y mandarín.
¿Cómo influye la guerra en Ucrania en la estabilidad del régimen de Putin?
La guerra encierra ciertos riesgos para el régimen, porque no está yendo muy bien. Hay muchos críticos en Rusia. Putin es consciente de que lo podrían apartar del poder. Algunos partidarios de la línea dura creen que la guerra no se está llevando a cabo con la agresividad necesaria y que su estrategia es mala. Una derrota pondría en tela de juicio su poder personal.
¿Cree que Putin sobrevivirá políticamente los próximos años?
Se mantendrá firme en el poder si consigue reivindicar para sí algún éxito en Ucrania. Pero de salud parece estar mal. Es posible que ya no le queden muchos años, incluso si sobrevive políticamente.
Una opinión generalizada pretende que Putin solamente pudo iniciar esta guerra porque podía contar con el apoyo de China. ¿Está usted de acuerdo?
Diría que sí. Desde el punto de vista de Putin, la certeza de que China no se pondría en su contra era un requisito necesario para iniciar la guerra.
¿Qué tipo de alianza mantienen Rusia y China? ¿Se trata de una simple asociación de conveniencia en oposición a Estados Unidos o es una relación más profunda?
Creo que China y Rusia han entablado una colaboración estrecha para desafiar a Estados Unidos y su orden mundial. Esta es la razón principal para su relación. Mientras Putin y Xi Jingping se mantengan en el poder, ambos países van a seguir teniendo una relación de proximidad. Pero a la larga, los intereses de ambos países van a divergir. China intenta convertirse en el país más poderoso del mundo, lo cual supone una potencial amenaza para Rusia.
«A la larga, los intereses de Rusia y China van a divergir»
China y Rusia comparten una extensa frontera. ¿Existen conflictos fronterizos latentes?
El último conflicto fronterizo en el que murieron personas en ambos lados tuvo lugar en 1969. La delimitación de las fronteras está regulada legalmente, pero existe la preocupación de que China, a la larga, intente controlar algunas regiones del Extremo Oriente ruso. Otras potenciales zonas de conflicto existen en el Asia central y en el Ártico.
¿Cómo está organizada la sucesión de Putin y de Xi Jingping?
La sucesión no está para nada clara. Ambos quieren mantener el control absoluto sobre las funciones ejecutivas de sus gobiernos. No sabemos cómo se organizará la sucesión en ninguno de los dos países.
Tras la última reforma, la Constitución rusa prevé que Putin, que hoy tiene 70 años, podrá seguir siendo presidente hasta 2036. Xi Jingping, de 69 años, fue reelegido recientemente para un tercer mandato y todavía no ha nombrado ningún sucesor, lo cual indica que quiere mantenerse en el poder durante al menos diez años más.
¿Existe alguna posibilidad real de que las sociedades rusa y china se abran tras la muerte de Putin y de Xi Jingping?
La posibilidad de que una de las dos sociedades se abra en el sentido de un desarrollo democrático es muy escasa. En ambos casos se trata de Estados autoritarios con una élite que controla firmemente la política.
La oposición civil ha crecido últimamente, tanto en China como en Rusia. ¿No existe ahí un potencial latente para un cambio profundo?
En ambos países hay un descontento general de la población, pero al mismo tiempo también hay muchos obstáculos que impiden que este descontento pueda traducirse en un movimiento de protesta generalizado capaz de poner en peligro al gobierno. El Gobierno chino ha creado un Estado policial sofisticado capaz de frenar muy temprano cualquier tipo de insurrección. Es muy probable que ambos sistemas logren mantenerse por sí mismos en los dos países.
Pero la situación en Rusia parece ser más incierta que en China. Adaptados a un estilo de vida occidental, muchos oligarcas tal vez querrían volver al statu quo ante, es decir, a la situación anterior a Putin.
Seguramente, sería ventajoso para la economía rusa mantener relaciones más estrechas con Occidente, pero los intereses del régimen de Putin se oponen diametralmente a los esquemas de valores e ideas de los países occidentales. Mientras Putin o alguien parecido a él se mantenga en el poder en Rusia, habrá conflictos entre Rusia y Occidente. Putin ha conseguido muy bien mantener bajo su control a los oligarcas. Los oligarcas conocen los riesgos de un enfrentamiento con Putin: perderían su fortuna, acabarían en la cárcel o arriesgarían la vida.
¿No hay en Rusia gente poderosa que solo espera la muerte de Putin para tomar las riendas del poder?
A partir del momento en que Putin desparezca de la escena, se desatará una lucha muy intensa por el poder. Pero es muy probable que la persona que sucederá a Putin también saldrá de los círculos de la inteligencia.
¿Qué significa para la seguridad de Occidente en las próximas dos décadas un improbable cambio en las grandes autocracias?
Probablemente, la confrontación continuará. Para el futuro más inmediato va a ser importante cómo acaba la guerra en Ucrania. Pero incluso dejando a un lado la cuestión ucraniana, los países occidentales probablemente verán en Rusia una amenaza también en el futuro, lo cual alentará a los países europeos a seguir aumentando sus presupuestos militares.
¿Seguiremos con la formación de bloques y la crisis del multilateralismo?
Sí, es posible que la bipolaridad se extienda aún más, con un bloque de Estados autoritarios encabezados por Rusia y China, por un lado, y Estados Unidos con sus aliados y socios, por el otro.
¿Una nueva versión globalizada de la Guerra Fría?
La situación es distinta a la Guerra Fría porque la confrontación entre los Estados Unidos y China va a ser larga, y Rusia se verá relegada a un papel secundario como fuerza que apoya a China.
Suiza formará parte del Consejo de Seguridad de la ONU desde 2023. La defensa del Derecho internacional será su misión principal. ¿China y Rusia, miembros permanentes del Consejo, estarán al menos receptivos?
Es un objetivo digno fomentar el respecto del Derecho internacional. Pero será una lucha muy difícil porque China y Rusia se van a oponer, sobre todo en materia de derechos humanos. Incluso en aquellos temas en los que todos tienen intereses comunes, como por ejemplo el cambio climático, la sanidad pública o el desarme nuclear, va a ser difícil llegar a acuerdos por las rivalidades geopolíticas existentes.
¿Hay alguna esperanza?
Probablemente, la única esperanza que tenemos es que el mundo consiga impedir lo peor, es decir, una gran guerra, que podría ser una guerra atómica.
Adaptado del alemán por Antonio Suárez Varela
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