Monteviasco, un pueblo que no se rinde ante la adversidad
En ese pequeño pueblo de montaña del Varesotto (Varese) que desde hace cuatro años solo está conectado con el fondo del valle por un empinado camino de herradura, vive apenas una decena de personas. Abandonados por las autoridades, los residentes han llegado, incluso, a solicitar la anexión a Suiza.
Para algunos, su lugar de residencia resulta de una elección o resultado del destino. Para otros, sin embargo, es, ante todo, un refugio, un amparo.
Muchas veces no constituye el paraje más accesible y no cuenta con las comodidades que, en condiciones normales, estarían al alcance de todos. Sin embargo, constituye el hogar, al cual no se renuncia fácilmente.
Esta es la concepción de los fieles habitantes de Monteviasco, apenas una decena de personas, en la región de Varesotto, conectado a través de senderos centenarios con los montes Lema y Tamaro, ubicados en el cantón suizo del Tesino.
“Suiza: ¡adóptanos!”
El proceso de despoblamiento de este pueblo fronterizo italiano no se debe únicamente a las ansias de vida en una metrópoli de parte de sus ciudadanos. Algunos de ellos se vieron obligados a marcharse porque se quedaron solos, sin conexiones con otros municipios y sin poder gozar de los servicios mínimos que ofrecen los centros urbanos. La decepción de los lugareños que aún residen en Monteviasco es tan grande que, incluso, los llevó a solicitar su anexión al Tesino y a Suiza.
Una propuesta con mucho de provocación que tuvo el mérito de hacer hablar sobre esta dura realidad que vive dicho pueblo italiano de montaña, incluso en medios importantes de lengua alemana como el periódico Blick o la cadena de televisión SRF.
La clave del problema es sencilla: Monteviasco forma parte del municipio de Curiglia, con el que solo está conectado en su último tramo por un empinado sendero con una diferencia de unos 400 metros de altitud.
El incidente dramático
Hasta hace cuatro años además del camino de herradura, el pueblo contaba también con un teleférico que aseguraba el trayecto, ida y vuelta, hasta Piero, a medio camino de Curiglia. Desde allí, se podía acceder fácilmente en automóvil al fondo del valle. Pero en noviembre de 2018 se produjo una tragedia. El encargado de mantenimiento del teleférico murió en un terrible accidente, aplastado por la maquinaria. Y a partir de entonces, la búsqueda de un sustituto se transformó en una verdadera odisea.
«Si, por un lado, el presidente de la comunidad de montaña ha puesto a disposición de los operarios que trabajarán en la planta un alojamiento que ya está disponible», señala una nota del Ministerio del Interior italiano, «la búsqueda de un responsable exige más tiempo». Mientras tanto, la Región de Lombardía y la Agencia de Transporte Público Local (TPL) Como-Lecco-Varese, trabajan para aportar soluciones para la asignación de la instalación a corto y medio plazo».
Sin embargo, hasta ahora, básicamente no se ha hecho nada.
Los que llegan de afuera a Monteviasco
En Monteviasco, no obstante, no se encuentran solo los diez habitantes permanentes. Tanto en sus temporadas estivales como los fines de semana, solía acoger a varias decenas de visitantes más, que actualmente no pueden disfrutar de la vista y de la paz de la montaña que el pueblo les ofrece.
“No vivo en Monteviasco, pero tengo allí una residencia secundaria», nos cuenta Marco D’Agostino, presidente de la Asociación «Monteviasco borgo e natura». «No soy originario del pueblo, pero me enamoré del mismo y en la actualidad vengo los sábados, los domingos y a veces los lunes, para pasar mi tiempo libre. Por supuesto, con el teleférico en funcionamiento podía bajar por la mañana e ir directamente a trabajar, ahora es más complicado ya que hay más variables a tener en cuenta. Si tienes un buen estado físico, puedes tardar hasta 40 minutos en subir. De lo contrario, hay que calcular, al menos, una buena hora de camino de pendiente», continúa D’Agostino. «Con el teleférico, se tardaba solo cinco minutos en subir o bajar”.
“Si además se deben transportar las compras u otras cosas, la situación se hace todavía más pesada”. Una vez a la semana, los carabineros de Dumenza con mochila al hombro llevan pan, algunos comestibles, el correo o las facturas para pagar a aquellos que no pueden recorrer fácilmente el empinado camino. Los demás se las arreglan solos o con familiares. A veces aprovechan, un teleférico de carga que les permite transportar materiales más voluminosos, aunque no personas.
«Con la asociación que dirijo, nos hemos comprometido entonces a abrir un aseo público, que pueden utilizar –cuando el restaurante está cerrado– los turistas y excursionistas que llegan entre semana», prosigue D’Agostino. Instalamos bancos, cestos para la basura… también hemos modificado un poco el mobiliario urbano para que el pueblo sea más acogedor para aquellos que vienen a practicar senderismo”.
«Además de esto, ¿qué podemos hacer?»
“La inhabilitación del teleférico nos ha quitado muchas cosas. Especialmente las comodidades. Pero seguimos intentando que Monteviasco siga vivo: mantenemos las fiestas del pueblo, nos reunimos todos los habitantes y, tal vez hoy, incluso, hay más solidaridad que antes. Porque ahora, la docena de personas que, como yo, suben regularmente, se comunican antes con los residentes para preguntarles si necesitan algo».
Tras cuatro años sin teleférico, sin embargo, cunde el desánimo, admite D’Agostino. «Entre la gente que vive en el pueblo algunos tienen más de setenta años y no es que podamos seguir así todo el tiempo. La petición de anexión a Suiza fue para llamar la atención, para provocar, fue una boutade. Lo que nos preocupa es el abandono. Aparte de eso, ¿qué podemos hacer?».
A buscar nuevas opciones
Hace unos días, la prefectura de Varese anunció que «con el fin de poder proseguir la búsqueda de un concesionario para el teleférico de Curiglia a Monteviasco, la agencia local de transporte público hará, antes de finales de este mes (noviembre), un nuevo anuncio con el fin de confiar el servicio durante un periodo de tiempo limitado y evitar así los retrasos debidos a la publicación y realización de una nueva licitación». ¡Todo está por verse!
Adaptación del italiano: Sergio Ferrari
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