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¿Puede el bono vinculado a la sostenibilidad de Novartis cumplir sus promesas?

Médico con enfermeras y pacientes
Novartis pretende ampliar el alcance de los pacientes en los países de bajos ingresos para una selección de medicamentos contra infecciones y enfermedades no transmisibles. Copyright 2020 The Associated Press. All Rights Reserved.

El bono sostenible lanzado por el grupo a finales del 2020 fue una primicia mundial para la industria farmacéutica. Pero no todo el mundo está convencido de que Novartis realmente cumplirá la meta de hacer accesibles algunos medicamentos a más millones de personas pobres en el planeta.

En septiembre de 2020, el gigante farmacéutico suizo Novartis se convirtió en la primera compañía de esta industria en emitir un bono vinculado a la sostenibilidad (SLB en inglés) y en la tercera del mundo en ofrecer este instrumento de deuda. Sin embargo, a diferencia de las dos primeras empresas, que vincularon sus bonos a objetivos medioambientales, Novartis enlazó su emisión de 1 850 millones de euros (1 950 millones de francos suizos) al cumplimiento de objetivos sociales en su negocio principal de fabricación y venta de medicamentos.

Esto implica aumentar la disponibilidad de algunos medicamentos en países de ingresos medios y bajos, concepto conocido como acceso a los medicamentos. De incumplir estos objetivos, el grupo debe pagar una tasa de interés de castigo a los tenedores de los bonos.

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Vincular innovación y acceso a los medicamentos a objetivos medibles «y luego respaldar esos objetivos medibles con un compromiso financiero es para mí una señal muy fuerte de que..… es algo que nos tomamos muy en serio y con lo que estamos dispuestos a comprometernos financieramente», expresó Lutz Hegemann, jefe de Grupo de Asuntos Corporativos y Salud Global de Novartis, durante una charla relativa a la estrategia ambiental, social y de gobierno (ESG)Enlace externo de la compañía divulgada en YouTube en noviembre pasado.

Pero los críticos de Novartis destacan la falta de transparencia en sus objetivos y en la medición de estos, al tiempo que cuestionan el hecho de que la existencia de este bono realmente sea capaz de impulsar el acceso a los medicamentos.  Inquieta que el SLB de Novartis se convierta exclusivamente en un ejercicio para cumplir con la casilla de las inversiones de tipo ESG para contentar a la empresa, los accionistas y los dueños de los bonos.

Y es que con más compañías farmacéuticas siguiendo los pasos de Novartis, hay cada vez más llamados a una mejor rendición de cuentas.

Un mercado en auge

El mercado de deuda ESG comenzó en 2007, cuando el Banco Europeo de Inversiones vendió el primer bono verde. Desde entonces, la emisión se disparó hasta superar un billón de dólares en 2021, más del doble de lo colocado un año antes, según cifras del Environmental Finance Bond Database.

La mayor parte de la emisión de deuda ESG se compone de bonos verdes, pero los bonos sostenibles han sido el segmento de mayor crecimiento desde que la compañía energética italiana Enel SpA lanzó el primero en 2019. Las ventas de los SLB pasaron de 8 800 millones de dólares en 2020 a 93 000 millones en 2021.

Novartis enlistó la cotización de su bono en el SIX Swiss Exchange el 23 de septiembre de 2020. Recaudó poco menos de 1 850 millones de euros, alrededor del 31% de los bonos emitidos por la empresa en 2020 y casi 8% de su deuda de bonos en circulación. El SLB fue valuado con descuento, se colocó al 99,354% de su precio nominal, una práctica común en las emisiones de bonos en euros.

Este título vence en 2028 y su tasa de interés es 0%, pero si Novartis no consigue alcanzar uno -o los dos- objetivos de acceso a medicamentos en el año 2025 deberá pagar una penalización del 0,25% anual a los tenedores de estos bonos a partir del 2026 y hasta su vencimiento dos años más tarde.  Novartis debe publicar un informe ESG anualmente hasta el 2025 y tiene la opción de canjear el bono en cualquier momento después de la publicación del informe del 2025

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Sustainalytics, firma especializada en la investigación y calificación del desempeño de las empresas cotizadas en bolsa comprometidas con objetivos sociales, de gobernanza y de buen desempeño ambiental, revisó dos o tres SLB cada semana durante todo el 2021, según dijo Zach Margolis a SWI, gerente de la empresa. La firma basada en Toronto proporcionó una evaluación externa de la estructura y objetivos de los bonos de Novartis, conocida en el sector como segunda opinión.

Los SLB abren un universo de inversión ESG «a un conjunto totalmente novedoso de empresas que pueden carecer de grandes presupuestos de capital o proyectos ecológicos profundos, pero que sí desean demostrar sus compromisos de sostenibilidad y están dispuestas a invertir su dinero», dice Margolis.

La empresa suiza de materiales de construcción Holcim emitió el primer SLB de la industria en noviembre de 2020 y colocó dos más en enero de 2022. La casa de moda de lujo francesa Chanel comercializó un bonoEnlace externo similar vinculado a objetivos de reducción de carbono en septiembre de 2020, mientras que en noviembre de 2021, Teva Pharmaceuticals de Israel se convirtió en el primer fabricante de medicamentos genéricos en emitir un SLB, que vinculó al acceso a medicamentos y objetivos climáticos.

Los inversores tienen hambre de más. “Existe una gran demanda de este tipo de bonos y estructuras”, dice Margolis. “Simplemente no hay suficientes emisiones relacionadas con temas de ESG para satisfacer la demanda existente. Muchos grandes inversores, planes de pensiones y fondos de diversa índole tienen mandatos explícitos de hacer cada vez más sostenibles sus carteras. Y este es un camino para lograrlo».

A diferencia de los bonos verdes, los fondos recaudados a través de los SLB no tienen que gastarse en objetivos sociales o ambientales. Los prestatarios se comprometen a lograr objetivos ambientales o sociales dentro de un período de tiempo específico, pero no necesitan precisar cómo gastarán los ingresos: el prospecto de Novartis indica que el dinero podría usarse para refinanciar parte de su deuda.

¿Un cheque en blanco?

Al no existir la obligación de revelar cómo se gastan los ingresos, la credibilidad de los SLB se basa en la calidad de los indicadores y objetivos seleccionados que, de acuerdo con los principios voluntarios de la Enlace externoInternational Capital Market Association (ICMA) deben ser relevantes, medibles y ambiciosos. Idealmente, deberían basarse en la evaluación comparativa con sus pares o en una referencia externa.

Novartis enlistó la cotización de su bono en el SIX Swiss Exchange el 23 de septiembre de 2020. Recaudó poco menos de 1 850 millones de euros, alrededor del 31% de los bonos emitidos por la empresa en 2020 y casi 8% de su deuda de bonos en circulación. El SLB fue valuado con descuento, se colocó al 99,354% de su precio nominal, una práctica común en las emisiones de bonos en euros. Este título vence en 2028 y su tasa de interés es 0%, pero si Novartis no consigue alcanzar uno -o los dos- objetivos de acceso a medicamentos en el año 2025 deberá pagar una penalización del 0,25% anual a los tenedores de estos bonos a partir del 2026 y hasta su vencimiento dos años más tarde.  Novartis debe publicar un informe ESG anualmente hasta el 2025 y tiene la opción de canjear el bono en cualquier momento después de la publicación del informe del 2025.

Identificar métricas estándar es más fácil en algunas áreas ambientales donde existen objetivos basados en la ciencia, por ejemplo, la emisión de gases de efecto invernadero, que contribuyen al cumplimiento de los objetivos del Acuerdo Climático de París. Pero no existen métricas acordadas a nivel mundial para evaluar el cambio en el acceso a los medicamentos. La Organización Mundial de la Salud solo define el acceso a los medicamentos como “acceso asequible a medicamentos y productos sanitarios seguros, eficaces y de calidad”.

El bono de Novartis se enfoca en expandir el alcance de los pacientes a ciertos medicamentos en países de ingresos bajos y medios, y el establecimiento de objetivos cuantitativos que deben alcanzarse a finales del 2025.

1. Ampliar el alcance de sus programas emblemáticos para que llegue al menos a 22,6 millones de pacientes en 2025, lo que representa un incremento de al menos 50% con respecto al 2019. Los programas incluyen cuatro enfermedades infecciosas o desatendidas: malaria, enfermedad de células falciformes, lepra y miocardiopatía chagásica.

2. Ampliar el alcance de medicamentos innovadores estratégicos autodesignados para entregarlos a un mínimo de 1,64 millones de pacientes en países de bajos y medianos ingresos para el año 2025, lo que supone un crecimiento de más del 200% con respecto al 2019. Los medicamentos concretos que forman parte del proyecto no figuran en el prospecto del bono, pero Novartis expresó a SWI que sí incluirá 18 medicamentos de patente enfocados principalmente en el cáncer y otras enfermedades no transmisibles, como Aimovig para las migrañas, Cosentyx para la psoriasis y Kisqali para el cáncer de mama.

El problema es cómo medir el alcance para el paciente. En su prospecto de bonos, Novartis reconoce que no existen métricas estandarizadas, solo opta por utilizar una fórmula que divide el volumen total de ventas por el volumen de medicamento recibido por el paciente, basándose en un régimen de terapia estándar que considera la cantidad de píldoras o inyecciones para un paciente promedio.

Sin embargo, los expertos en salud pública han criticado duramente el alcance de los pacientes y el llamado volumen de ventas por paciente.

“Hay un impulso dentro de la industria para crear un conjunto simple de unas cuantas métricas y los pacientes alcanzados es una las métricas que a las compañías farmacéuticas les gustaría integrar», dice Peter Rockers, profesor asistente en el Departamento de Salud Global de la Universidad de Boston, quien participó en la evaluación de un programa de Novartis para poner a disposición una canasta de medicamentos en Kenia. “Pero cuando el objetivo es simplificar y eliminar toda esa complejidad, se termina generando métricas que no significan mucho o cuyo significado no es claro», añade.

Incluso la Fundación Acceso a la Medicina evita usar el término alcance del paciente y no incluye el volumen de ventas por paciente en su clasificaciónEnlace externo habitual de las empresas.

Otra crítica de la métrica de alcance del paciente es que las ventas no necesariamente equivalen a un acceso real, especialmente dados los problemas de distribución y asequibilidad a los que se enfrentan muchas de las personas más pobres del mundo. En su prospecto de bonos, Novartis reconoce estas limitaciones al afirmar que existen algunos factores que están fuera de su control, como las políticas locales de precios y reembolso, la continuidad del suministro, entre otros.

Las cifras publicadas por Novartis sobre su desempeño hasta el momento también plantean dudas sobre la validez e integridad de los objetivos.

El año elegido como base de referencia para estos emblemáticos programas fue 2019 porque alcanzó a 15 millones de pacientes, casi la mitad que el año previo, según lo reportado por la propia compañía.

El retroceso se debió, según Novartis, a una dramática caída en las ventas del tratamiento Cortem para la malaria al surgir tratamientos equivalentes genéricos de sus rivales. Pero el alcance de pacientes se recuperó con dinamismo en 2020, al llegar a 43,9 millones de pacientes, casi el doble del objetivo del 2025.

En 2021, hubo un nuevo retroceso, pero los resultados están aún sobradamente arriba del objetivo que se puso Novartis de 32,6 millones de personas. El año pasado, Novartis atribuyó el tropiezo a «un cambio en nuestra estrategia de gestión de cuentas clave y de nuestra capacidad para atender demandas especiales en el contexto de la pandemia de COVID-19”. Un portavoz de la farmacéutica expresó a SWI que esperan que, a medida que la situación vuelva a la normalidad, la competencia de los genéricos volverá a «generar potenciales desafíos futuros» de cara al cumplimiento del objetivo del 2025.

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Falta de transparencia

Todas estas ambigüedades son razones por la que Stephen Liberatore, administrador principal de cartera para estrategias de inversión de impacto y ESG de renta fija en la firma estadounidense de administración de activos Nuveen, decidió no comprar SLB. Faltó transparencia a la hora de demostrar que los pacientes que de otro modo no se beneficiarían, realmente serían ayudados gracias a los nuevos objetivos del bono, dijo a SWI.

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Liberatore también discrepó sobre las propias metas en función del desempeño histórico de Novartis. “Lo que me genera conflicto son las aspiraciones e incentivos que están detrás del bono», dijo y destacó que la tasa de crecimiento objetivo para aumentar el alcance en el número de pacientes que reciben terapias innovadoras estratégicas es más lento que el que realmente se había logrado antes de elegir el año base de referencia del 2019

El panorama de conjunto

Otros tienen una visión más positiva de lo que Novartis intenta lograr. Marijn, director de operaciones e investigación de la fundación Access to Medicine, asegura que enfocarse en vender más medicinas en vez de solo obtener ganancias ya supone un “cambio positivo”. Añade que “incrementar substancialmente el volumen significará también un mayor número de pacientes alcanzado”.

Los expertos en inversiones que respetan principios ESG entrevistados por SWI reconocen los problemas intrínsecos a la selección y medición de los objetivos, pero atribuyen parte de los mismos a la curva de aprendizaje normal en todo producto nuevo, especialmente cuando crece tan rápido como estos bonos sostenibles.

“Hay que mirar el panorama general”, dice Maxmilian Martin, experto en finanzas sociales y director global de filantropía del banco suizo Lombard Odier Group. “Estos bonos apenas están en sus albores. Creo que, si tuviéramos esta conversación dentro de cinco años, habría una visión mucho mejor de lo sucedido con los emisores y de cómo debe instrumentarse y medirse (todo el proceso)».

A medida que crece el mercado de SLB, algunos inversoresEnlace externo examinan los instrumentos de deuda con un ojo más crítico. El minorista británico Tesco fue criticado por haber recorrido el 83 % del camino para alcanzar su objetivo de emisiones de carbono antes de lanzar su primer SLB. Cuando Teva vendió su SLB en 2021, algunos inversores se quejaron de que había muy poca transparenciaEnlace externo sobre cómo deberían utilizarse los procesos y de que las consecuencias eran muy leves si la firma no alcanzaba sus metas de sostenibilidad.

Los inversores disciernen más y mejor, dice. “Quieren definiciones más precisas sobre lo que constituye (una inversión) verde y social”, añade.

En un artículoEnlace externo publicado en mayo, Liberatore escribió que se vio obligado a alertar a los inversores sobre los SLB. “Los objetivos o metas pueden manipularse para que sean relativamente fáciles de lograr, a veces en función de la trayectoria actual del emisor y sin la necesidad de una nueva inversión significativa”, escribió.

Para que estos bonos funcionen, dice, debe existir una ambición clara y también incentivos reales. “No tenemos problema alguno con el concepto de los SLB, pero sí los tenemos con su ejecución”, dijo Liberatore a SWI. “Todavía no hemos podido hallar un SLB que esté alineado con la forma en que invierte nuestro grupo”.

Traducido del inglés por Andrea Ornelas

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