Por ley, todos los suizos deben tener lugar en un búnker
Aunque Suiza nunca ha entrado en conflicto bélico debido a su neutralidad, cuenta con su propio ejército y más búnkeres que muchos otros Estados dispuestos a tomar las armas. Le explicamos la razón.
Los primeros pasos de la historia de la neutralidad suiza se remontan a 1516. Suiza firmó un tratado de paz con el entonces rey de Francia, Francisco I, un año después de la aplastante derrota que sufrió en la batalla de MarignanoEnlace externo, el último conflicto armado que enfrentó al ejército del Reino de Francia y la República de Venecia por una parte, y al del Ducado de Milán y la Confederación Helvética por otro. Ese principio de paz se reafirmó y afianzó en 1815 con el Congreso de VienaEnlace externo, donde se reconoció la neutralidad e inviolabilidad de Suiza.
Pero, si la posibilidad de que el país alpino entre en guerra se reduce al mínimo, ¿por qué hay más de 360 000 refugios antibombas repartidos por todo el país, preparados para acoger a los 8,7 millones de ciudadanos suizos en caso de emergencia? De hecho, la cifra de búnkeres en Suiza es mucho mayor que en otros Estados, incluso en aquellos que realmente han pasado por guerras en las últimas décadas o que están amenazados de posibles ataques. La razón es sencilla. Porque la Ley Federal lo exige.
Los artículos 45 y 46 de la Ley Federal de Protección Civil y Protección de la PoblaciónEnlace externo (Bundesgesetz über die Gesundheit und Zulässigkeitsgesetz) establece que «todo habitante debe disponer de un refugio al que se pueda llegar a tiempo desde su casa» y que «los propietarios están obligados a construir y equipar refugios en todos los edificios residenciales nuevos». Esta ley se introdujo en 1963, cuando la neutral Suiza, al igual que el resto del mundo, sentía la amenaza atómica y temía una posible invasión soviética.
Más refugios que ciudadanos
Por ello, la mayoría de los edificios construidos desde los años 60 cuentan con refugio. Además de los 360 000 búnkeres construidos en casas, instituciones y hospitales, existen también 5 000 refugios públicos, lo que significa que la cifra de plazas que albergan la totalidad de los refugios es incluso superior al 100% de la población.
Siete plantas para 20 000 personas
No obstante, existe un búnker fuera de lo común bajo la ciudad de Lucerna. Construido en 1976 para proteger hasta 20 000 personas de un posible ataque nuclear, el refugio presumía por aquel entonces de ser el mayor de su clase en el mundo. Con sus siete plantas, podría considerarse un auténtico edificio subterráneo en el que alojarse en caso de catástrofe.
Pero si la ley obliga a construir un búnker de protección en todos los edificios, ¿por qué crear los públicos? En el caso de que no se haya cumplido con esta obligación por alguna razón, se puede ofrecer una plaza en un albergue público a sus ciudadanos. Por supuesto, solo es posible con una retribución.
El búnker secreto “Opera 1102”
De todos los refugios subterráneos, Amsteg, en el cantón de Uri, es quizás el más escondido. Se trata de un búnker secreto. La razón de tal secretismo es que la estructura -llamada «Ópera 1102» y diseñada durante la Segunda Guerra Mundial- se construyó para albergar al Gobierno Federal en caso de invasión de las tropas nazis.
Pero además de garantizar la seguridad, el refugio también fue diseñado para ofrecer a los miembros del Gobierno una cierta comodidad. Los representantes políticos se podrían alojar en habitaciones individuales, los funcionarios en habitaciones dobles y el personal de servicio en habitaciones múltiples.
Todavía se considera útil
A lo largo de los años, los políticos se han cuestionado con frecuencia si estas construcciones son realmente necesarias, y siempre llegan a la misma conclusión. Y es que los búnkeres siguen siendo útiles, no solo en caso de conflicto armado, sino también en caso de ataques terroristas con armas nucleares, accidentes químicos o desastres naturales.
Traducido del italiano por Carla Wolff
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