Los relojes suizos deben unirse contra Apple & Co
La industria relojera suiza necesita un nuevo escaparate para poner de relieve sus conocimientos técnicos. Pero en lugar de unir fuerzas, los actores de la industria relojera están multiplicando las iniciativas por su cuenta. Un experto del sector pide que la Confederación tome el relevo a partir de ahora.
Hasta no hace mucho tiempo, las cosas eran relativamente sencillas para los relojeros suizos. Cada año, a principios de la primavera, se reunían a orillas del Rin para la gran feria anual de la industria, Baselworld. Un lugar de encuentro crucial para las marcas que negociaban allí gran parte de sus pedidos anuales. También era una oportunidad única para la industria, unida bajo la etiqueta «swiss made», de mostrar su riqueza y creatividad.
Este modelo ya está obsoleto. En los últimos años, Baselword ha perdido más de la mitad de sus expositores y visitantes. Swatch Group, el grupo de relojería más grande del mundo, dejó la cita de Basilea.
Después, el grupo francés LVMH y sus cuatro marcas de relojes -Tag Heuer, Hublot, Zenith y Bulgari- organizaron su propio evento en Dubai, alegando costos más bajos y un calendario más favorable para la presentación de sus nuevas colecciones.
Superando las luchas de los egos
Siguiendo los pasos de otras marcas, Audemars Piguet, por su parte, anunció que ya no participaría en el Salón de Relojería de Ginebra, la contrapartida de Baselworld para la relojería de ultra lujo.
La casa independiente de la Vallée de Joux, que alcanzó un volumen de negocios histórico de más de 1 200 millones de francos, prefiere confiar en los acontecimientos regionales para acercarse a los consumidores de Hong Kong o Nueva York.
«Las marcas quieren ahora dirigirse directamente a sus clientes finales y no a los intermediarios, una tendencia irreversible que las ferias de relojería no vieron venir muy pronto», subraya Olivier Müller, experto en relojería de LuxeConsult.
«Necesitamos urgentemente una organización que se haga cargo de realzar el valor de la relojería suiza en su conjunto. A los fabricantes de relojes suizos les interesaría colaborar en lugar de actuar de manera fragmentada», alega Olivier Müller.
Ya se han establecido contactos preliminares con la Federación de la Industria Relojera Suiza y figuras destacadas de esa industria para estudiar la viabilidad de tal proyecto. Si ningún jugador privado muestra interés en tal paso, Olivier Müller está dispuesto a dejarlo en manos de la Confederación.
«Esta nueva entidad actuaría como facilitador. Podría, por ejemplo, organizar eventos en las embajadas suizas o crear una especie de circo itinerante de la relojería suiza en diferentes partes del mundo. Pero, por supuesto, no tendría que sustituir a las marcas en cuanto a su comunicación», explica el experto.
¿Y quién mejor que Presencia Suiza, la organización encargada de promover la imagen del país en el extranjero, para llevar a cabo esta misión?
Es cierto que se ha centrado en los últimos años sobre todo en la venta de la imagen de una Suiza de alta tecnología y fría, pero «más allá de los aviones teledirigidos, la inteligencia artificial y las tecnologías médicas, no debemos perder de vista el hecho de que la relojería representa la tercera industria de exportación más importante de Suiza y emplea a casi 60 000 personas en el país», recuerda Olivier Mueller.
Colaboración por definir
A la pregunta de swissinfo.ch, Nicolas Bideau, al frente de Presencia Suiza, simpatizó con la idea de Olivier Mueller:
«Siempre estamos abiertos a la colaboración. Hasta ahora, no hemos sido contactados por las asociaciones paraguas sobre este tema. Pero si esto ocurriera, estaríamos encantados de debatir en qué marco podría aplicarse a este tema nuestra tarea, legalmente definida, de promover la imagen de Suiza y qué otros actores deberían participar, en particular en el ámbito del apoyo a las exportaciones».
«¡Las cifras más importantes de la industria relojera son las de las ventas, no las de la asistencia a ferias!»
Nicolas Bideau, director de Presencia Suiza
La forma de posible colaboración debe seguir considerándose, «teniendo en cuenta las especificidades del sector, nuestras respectivas tareas y el trato equitativo con otras áreas», subraya el Director de Presencia Suiza. «En cualquier caso, la relojería es una de las fuerzas motrices de la imagen de Suiza en la que podemos confiar, aunque la competencia, en particular la competencia vinculada, ha cambiado claramente la situación en ciertos segmentos», continúa.
Sin embargo, a juicio de Nicolas Bideau, no hay que exagerar las dificultades con que tropiezan las ferias de relojes y las consecuencias que ello ha tenido en la promoción de los relojes con la etiqueta «Swiss Made» en todo el mundo.
«En los últimos años, los modelos de venta se han multiplicado. Por lo tanto, los grandes acontecimientos se enfrentan naturalmente a desafíos, lo que no prejuzga su futuro. Las cifras más importantes de la industria relojera son las de las ventas, no las de la asistencia a ferias. Y ‘a priori’, los resultados de la industria son más que honorables», dice Vidau, de forma positiva.
La relojería suiza no debe convertirse en una «reserva india»
Frente a los mil millones de relojes que se venden cada año en todo el mundo, incluidos casi 68 millones de relojes conectados, la relojería suiza no tiene mucho peso en términos de unidades, ya que se exportan menos de 20 millones de piezas anualmente.
Los volúmenes están en constante disminución, ya que el crecimiento del sector se debe sobre todo al interés exponencial de los consumidores por los relojes que cuestan más de 3 000 francos.
«¿Por qué alguien compraría un reloj de 300 francos que da la hora? El tiempo está hoy en todas partes (…) La gama alta probablemente siempre funcionará, porque en la gama alta estamos en la eternidad», dijo recientemente a la Radio y Televisión Pública en francés, RTS, Jean-Claude Biver, ex presidente de la división de relojes del grupo LVMH.
Una afirmación que Olivier Mueller refuta: «Un reloj de entrada también dura dos generaciones. La industria relojera tiene que luchar en todos los segmentos de precios, para evitar convertirse en una «reserva india».
En su opinión, si bien la industria relojera suiza ha perdido «una inmensa oportunidad» al desairar el mercado de relojes conectados, no está todo perdido.
«Hay un mercado que debe ser tomado para las generaciones más jóvenes y en los países emergentes. Un Tissot de 800 francos ya es un producto de lujo para mucha gente en todo el mundo», recuerda.
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Traducción del francé: Patricia Islas
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