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Cómo preservar el acuífero de Ginebra mientras aumenta el consumo de agua

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En Suiza, el 80% del agua potable procede de aguas subterráneas. MANU FRIEDERICH/© KEYSTONE / EQ IMAGES / Manu Friederich
Serie Wasser, Episodio 1:

El acuífero de Ginebra, entre Suiza y Francia, ha servido de modelo para el uso sostenible de las aguas subterráneas transfronterizas en otras regiones del mundo. Pero ante el aumento de las sequías y el crecimiento demográfico, incluso este acuífero ejemplar está llegando a sus límites.

Cuando la reserva subterránea de agua potable más importante del cantón de Ginebra alcanzó su nivel más bajo a mediados de los años 70, se plantearon dos opciones: construir una nueva planta para tomar agua del lago Lemán o rellenar artificialmente el acuífero.

La primera variante costaba unos 150 millones de francos suizos y podía realizarse sin grandes dificultades. La segunda costaba sólo 20 millones, pero representaba un reto técnico.

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La elección de la opción más barata y compleja -la recarga artificial del acuífero- resultó ser la correcta. El nivel del acuífero transfronterizo se estabilizó y la población de Ginebra y de los municipios franceses vecinos dispusieron de agua suficiente.

Sin embargo, casi cincuenta años después, el crecimiento demográfico y el aumento de las sequías extremas debidas al cambio climático han vuelto a poner bajo presión el suministro de agua. “La sequía del verano de 2003 fue un primer toque de atención”, explica Gabriel de los Cobos, que participó como hidrogeólogo en la gestión de las aguas subterráneas del cantón de Ginebra entre 1998 y 2023*.

Luego vinieron las sequías de 2022 y 2023. “Si lo que ha ocurrido en los dos últimos veranos se repite también en otras épocas del año y durante periodos prolongados, tendremos un problema grave en el futuro”, advierte.

Las autoridades de Suiza y Francia, artífices de un acuerdo transfronterizo que fue modelo en todo el mundo, deben ahora renegociar un nuevo acuerdo para encontrar una solución sostenible y actualizada.

La «arriesgada» decisión de rellenar artificialmente el acuífero

Diez pozos en Suiza y cuatro en Francia bombean agua a la superficie. El acuífero de Ginebra se alimenta principalmente de las aguas del Arve, un río alpino que nace en el macizo del Mont Blanc.

El acuífero suministra aproximadamente el 20% del agua potable que se consume en el cantón de Ginebra. Junto con el lago Lemán, garantiza el suministro de agua potable a unas 700.000 personas de la región transfronteriza.

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Un acuífero es una zona de roca porosa o sedimentos, arena y grava, saturada de agua subterránea. Se alimenta de las precipitaciones o del agua de los ríos que se infiltra en el suelo. Oficina Federal de Medio Ambiente

En las décadas de 1960 y 1970, el nivel del acuífero descendió drásticamente como consecuencia de la sobreexplotación descoordinada a ambos lados de la fronteraEnlace externo. Algunos pozos se secaron y se cerraron.

La decisión de restaurar el acuífero con agua del río Arve, y forzar así artificialmente el suministro del acuífero natural, fue «arriesgada», afirma Gabriel de los Cobos. “Necesitábamos las condiciones hidrogeológicas adecuadas y, sobre todo, agua de buena calidad para alimentar el acuífero”, afirma. El temor era que el proceso contaminara las reservas de agua subterránea.

Los responsables del suministro de agua construyeron una estación de recarga a orillas del Arve, en Vessy (Suiza). Tras ser tratada, el agua del río se infiltra en el subsuelo a través de una red de drenaje subterráneo de cinco kilómetros de longitud. La capa freática se rellena en otoño e invierno, cuando el agua del río es menos rica en sedimentos y más clara.

La planta empezó a funcionar en 1980 y consiguió reequilibrar inmediatamente el nivel de las aguas subterráneas. Por término medio, permite reponer artificialmente entre 8 y 10 millones de metros cúbicos de agua al año, un procedimiento que desde entonces se ha extendido por todo el mundoEnlace externo.

El agua no es suiza ni francesa

El acuífero de Ginebra ha sido un éxito no sólo desde el punto de vista hidrológico.

El acuerdoEnlace externo concluido por el Cantón de Ginebra y la Prefectura de la Alta Saboya en 1978 fue el primero que implicó a las autoridades locales de dos países en la gestión de un acuífero transfronterizo. En el acuerdo se estableció la creación de una comisión conjunta para controlar la explotación del acuífero.

A diferencia de las autoridades nacionales, los municipios locales conocen mejor el problema del abastecimiento de agua y pueden actuar con mayor eficacia, explica Gabriel de los Cobos, antiguo miembro de la comisión.

“El acuerdo funcionó porque nadie habló de agua suiza o francesa. Se trataba simplemente del agua potable que todo el mundo necesitaba y eso es lo que cuenta”, subraya.

El cantón de Ginebra financió la construcción de la estación de servicio. Los municipios franceses cercanos a la frontera han obtenido el derecho a bombear gratuitamente hasta 2 millones de m3 de agua al año. El resto se paga, hasta un máximo de 5 millones de m3.

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El río Arve, a la derecha, desemboca en el Ródano en Ginebra. Su turbidez se debe a la presencia de numerosos sedimentos. CA 4.0 / Jérémy Toma

Consumimos agua “como si no hubiera un mañana”

El acuífero de Ginebra es una excepción. Desde 1980, los recursos de aguas subterráneas han disminuido en casi todo el mundo, y el declive se ha acelerado desde 2000, según un reciente estudioEnlace externo de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETHZ).

Todo el planeta, desde Estados Unidos hasta la región mediterránea y Australia, “está despilfarrando las aguas subterráneas como si no hubiera un mañana”, afirma Hansjörg Seybold, catedrático de Física y Sistemas Medioambientales de la ETHZ y coautor del estudio, citado en un comunicadoEnlace externo.

La agricultura intensiva y el uso excesivo de aguas subterráneas para regar los cultivos son algunas de las causas del descenso acelerado del nivel de las aguas subterráneas en las regiones áridas, señala Seybold.

El bombeo excesivo de aguas subterráneas puede tener repercusiones en los seres humanos y los ecosistemas, explica Debra Perrone, profesora asociada de la Universidad de California en Santa Bárbara y coautora del estudio. “Los pozos pueden secarse y dejar a la gente sin agua para beber, cocinar, limpiar y regar”, señala en un correo electrónico enviado a SWI swissinfo.ch.

Los acuíferos se recuperan más lentamente

El uso imprudente de las aguas subterráneas también puede repercutir en el caudal de los ríos y provocar hundimientos de tierraEnlace externo, con consecuencias para las viviendas y las infraestructuras. En las regiones costeras, el descenso del nivel de las aguas subterráneas facilita la infiltración del agua de mar y la salinización de los pozos, inutilizando las aguas subterráneas para el consumo humano y el riego.

El cambio climático también está agravando la crisis de las aguas subterráneas. El clima es cada vez más cálido y seco y la agricultura requiere aún más agua. Según el estudio, debido a la reducción de las precipitaciones en algunas regiones, los recursos de aguas subterráneas se recuperan más lentamente, o no se recuperan en absoluto.

Sin embargo, es posible dar marcha atrás y el ejemplo del acuífero de Ginebra demuestra que el nivel de las aguas subterráneas no siempre tiene por qué bajar, afirma Hansjörg Seybold.

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Yakarta, la capital de Indonesia, se hunde lentamente debido en parte a la excesiva extracción de agua de los acuíferos subterráneos. Bloomberg via Getty Images

Un modelo para otros acuerdos transfronterizos en el mundo

El acuerdo franco-suizo sobre el acuífero de Ginebra ha inspirado a otras regiones del mundo, según Laurence Boisson de Chazournes, catedrática de Derecho Internacional de la Universidad de Ginebra.

Es, por ejemplo, el caso de Sudán, Chad, Libia y Egipto, que comparten el acuífero de arenisca de Nubia, situado en las profundidades del Sahara oriental. Se trata de una de las mayores reservas de agua subterránea del planeta.

Jordania y Arabia Saudí también han concluido un acuerdo de gestión transfronteriza. En Iberoamérica, en 2020 entró en vigor un acuerdo sobre el acuífero Guaraní,Enlace externo que reúne a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

La clave para una gestión pacífica de un ciclo del agua perturbado por el clima es “renunciar al nacionalismo del agua y centrarse en el diálogo”, afirma Jean Willemin, del Geneva Water Hub, un instituto de investigación y política del agua.

Un nuevo acuerdo para hacer frente a las sequías

Sin embargo, el acuífero de Ginebra está sometido a una presión cada vez mayor y el acuerdo para su gestión ha alcanzado sus límites. La población del área metropolitana transfronteriza está creciendo rápidamente y podría alcanzar los 1,3 millones de habitantes en 2040 (la población rondaba el millón en 2020). En el lado francés, las autoridades locales ya han solicitado poder bombear más agua del subsuelo.

En caso de sequía en otoño o invierno, como ha ocurrido en los últimos años, reponer la capa freática con agua del Arve será más difícil, pronostica Gabriel de los Cabos.

Las autoridades públicas de Suiza y Francia están negociando un nuevo acuerdo. Según una propuesta que está sobre la mesa, los usuarios de la Alta Saboya tendrían derecho a bombear más agua del acuífero de Ginebra, pero tendrían que pagarla desde el primer metro cúbico, explica Gabriel de los Cobos, que sigue de cerca los trabajos de la comisión. Esto debería contribuir a un consumo ahorrativo y consciente del agua.

Los municipios franceses tendrían más poder de decisión en la gestión del acuífero. Sin embargo, tendrían que limitar el bombeo en otros acuíferos más pequeños de la región, sobre todo los que alimentan los ríos que fluyen en el cantón de Ginebra, que se secaron el verano pasado. También se les exigirá que realicen más estudios sobre la extensión del acuífero de Ginebra en su territorio.

Se espera que el nuevo acuerdo entre en vigor en noviembre. Si no se encuentra una solución sostenible, sólo queda una última alternativa: “reducir el consumo de agua”, afirma Gabriel de los Cobos.

Texto adaptado del italiano por J. Wolff / Carla Wolff

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*Este artículo se corrigió el 3 de junio de 2024 para precisar que Gabriel de los Cobos participó en la gestión del acuífero ginebrino como hidrogeólogo del cantón de Ginebra de 1998 a 2023.

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