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El retorno de los animales en peligro de extinción

Este lobo debió morir en 2001, tras acusarle de haber devorado 59 ovejas y 5 ciervos. Keystone

Habían sido exterminados porque eran juzgados como muy peligrosos, o porque el hombre se apropió de su espacio vital...

El lobo, el oso, el lince, el ave quebrantahuesos, el castor y la nutria llevan a cabo un tímido retorno hacia Suiza. Pero algunos creen que esto no podrá ser definitivo.

El oso café que llegó de Italia al cantón de los Grisones este verano partió ahora hacia territorio austriaco. Pero él u otros animales regresarán.

Sólo el comportamiento hostil del hombre podría impedirles encontrar un medioambiente propicio a sus necesidades en los Alpes suizos.

Doris Calegari del Fondo para la Naturaleza,el WWF sección Suiza, comenta al respecto: «Los expertos de la Confederación estiman que en Suiza habrá suficiente espacio para recibir a una veintena o treintena de cuadrúpedos.»

El oso café aparecido en los Grisones fue recibido con mucho entusiasmo y curiosidad ya que el animal se vio beneficiado del interés del público.

Los turistas se dirigieron al valle de Münstair con la esperanza de verlo, teniendo tal vez en la mente la figura inofensiva del Winnie The Pooh, el célebre osezno de los dibujos animados.

Por su parte, los expertos observan este fenómeno con cierta inquietud. La población debe reaprender a cohabitar con especies que habían desaparecido del territorio helvético entre los siglos XIX y XX. Un aprendizaje que puede partir, o bien, de un exceso de miedo, o, al contrario, de un arranque de simpatía.

El hambre, origen de la desaparición

La terrible lucha que liberan el hombre y el animal para controlar el mismo territorio es, frecuentemente, el origen de la desaparición de numerosas especies. Esta regla es válida para el lobo, el oso, el lince y la nutria. Esta última fue acusada de aniquilar los recursos de la pesca que el hombre requiere.

En lo que respecta al castor, la causante de su exterminación ha sido la canalización de muchas vías acuíferas.

El hambre de los predadores y del hombre mismo es un elemento central para la comprensión de esta desaparición de especies salvajes. Tal es el caso de la cabra montés, acosada sin piedad por los cazadores en la región de los Grisones.

Si se cree en la leyenda, los habitantes de ese cantón suizo habrían hurtado algunos especimenes de la reserva nacional real del Gran Paradiso, en la provincia del Piemont, en Italia.

Otras voces sostienen que estos animales fueron ofrecidos por su Majestad, el rey Umberto I.

Pero independientemente de lo que verdaderamente pudo haber originado la llegada de estos animales, este episodio es emblemático de la precariedad alimenticia que afectó a la población alpina y que llevó a la sobreexplotación de ese territorio.

En la lucha por la supremacía

El hombre y el animal libraron una lucha sin perdón, en un duelo que no sólo giraba en torno a la alimentación. El instinto dominante, propio del ser humano, también marcó profundamente este enfrentamiento. Sobre todo, cuando el hombre quiso afirmar su superioridad ante la naturaleza.

Algunos animales adquirieron una reputación siniestra, como fue el caso para el osífraga o quebrantahuesos de quien se decía que dirigía los rebaños hacia los barrancos, para después devorar sus esqueletos.

«Actualmente sabemos que todo eso es mentira», indica Doris Calegari. «Estas aves se alimentan de carroñas pero no conducen a ningún animal a los abismos de las montañas», explica.

Pero las leyendas son persistentes. Actualmente algunos temen el regreso de los animales salvajes. «El grado de aceptación de los ciudadanos sigue siendo un problema», opina.

«Los hemos constatado con el lobo y el lince: las resistencias existen, sobre todo entre los agricultores y criadores de animales». Los cazadores tampoco se muestran muy de acuerdo con su regreso, pues son sus más férreos competidores.

En las ciudades esta hostilidad es menos pronunciada, pero no al punto de aceptar sin reserva el regreso de las especies desaparecidas. Un sondeo reciente demuestra que 68% de los suizos aceptan el lince, 50% se pronuncian a favor del oso, pero sólo 47% aceptan el lobo.

Regreso posible

Un oso, tres lobos y una centena de linces no pueden ser considerados como la señal del regreso definitivo de estas especies a los Alpes suizos. Los quebrantahuesos liberados en el parque nacional atravesaron la frontera para anidar.

La nutria como el quebrantahuesos sirven de indicadores biológicos. Demuestran la existencia de una naturaleza sana, que no ha tenido lugar en nuestras latitudes desde hace tiempo.

Su regreso es posible, precisamente debido a que el hombre no requiere ya de la explotación del medio ambiente en el masivo alpino, con la intensidad que lo hizo en el pasado. «La situación es totalmente diferente desde hace un siglo», indica la experta del WWF.

La última palabra pertenece al público. Éste, en efecto, deberá superar sus temores para aceptar el retorno de esas especies y las consecuencias de su presencia, o, a la inversa, podrá poner punto final a la historia de esos animales en nuestro territorio.

swissinfo, Doris Lucini
(Trad: Patricia Islas)

1871: Se dio muerte al último lobo en el país.
1894: La misma suerte corrió el último lince.
1904: El último oso debió perecer en los Grisones.

En el siglo XIX fueron exterminados los quebrantahuesos y los castores.
1989: La última vez que se vio una nutria en Suiza.

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