El Rin se ha recuperado del desastre de ‘Schweizerhalle’
Veinte años después del desastre ocurrido en las instalaciones del consorcio químico Sandoz, en Basilea, el río Rin ha recuperado su equilibrio gracias a amplias medidas de saneamiento.
La catástrofe medioambiental del ‘Schweizerhalle’ sacudió a la política y a la opinión pública en 1986. La cooperación entre los países vecinos afectados da frutos.
«La calidad del agua del Rin está hoy en una condición relativamente buena», dice Anne Schulte-Wülwer-Leidig a swissinfo. «Hasta los salmones pueden volver a vivir en el Rin », agrega. La subjefa de la Comisión Internacional para la Protección del Rin (IKSR en su sigla alemana) atribuye ello a las rápidas medidas de saneamiento y de protección aplicadas.
El 1° de noviembre de 1986, después de un incendio accidental en el consorcio químico Sandoz, en Basilea, alrededor de 20 toneladas de insecticidas, fungicidas y herbicidas alcanzaron al Rin y contaminaron sus aguas hasta Holanda. « Con desastrosos resultados para la flora y la fauna », dice la experta del IKSR.
Mientras las personas huían del espanto bajo pestilentes nubes de humo, las aguas de intenso color rojo que habían extinguido el incendio químico cegaban la vida de cientos de toneladas de peces y de otras especies acuáticas. El fluido venenoso llegó hasta 500 kilómetros río abajo.
Las imágenes mostradas por la televisión de anguilas muertas, que parecían haber sido ahorcada, dieron la vuelta al mundo. La imagen de la industria química suiza había sido estropeada.
«Programa de Acción Rin»
La catástrofe despertó súbitamente a la opinión pública y a la política. En todos los puentes que cruzan el Rin en Basilea, cadenas de personas protestaron contra la catástrofe ambiental e hicieron presión reclamando que la política actúe rápidamente.
«Eso es lo que ocurrió», señala Sculte-Wülwer-Leidig aludiendo sobre todo al exitoso «Programa de Acción Rin», el cual se trazó como meta evitar una catástrofe similar en el futuro. Además, el constante perjuicio para el medioambiente del Rin debía ser reducido sustancialmente.
En cooperación con los gobiernos de los estados fronterizos afectados se invirtieron alrededor de 60.000 millones de euros (95.000 millones de francos) para equipar a las plantas de depuración de aguas con nuevas y posteriores etapas de limpieza.
En concreto se puso como objetivo la reducción de 50% de las materias peligrosas vertidas al Rin, en el caso de algunos metales pesados hasta del 70%. En realidad se logró más. Se alcanzaron reducciones en el encauzamiento entre 50 y el 100%. Con ello, las aguas del Rin volvieron a ser apropiadas para el abastecimiento de agua potable.
Todavía hay metales pesados
Sin embargo, no todos los problemas están solucionados. Porque independientemente del ‘Schweizerhalle’, metales pesados como zinc, cobre y cadmio, así como algunos pesticidas y nitrógeno siguen contaminando al Rin.
Especialistas de la Oficina del Medioambiente y Energía de la ciudad de Basilea y del Instituto para la Naturaleza, el Paisaje y la Protección Medioambiental de la Universidad de Basilea (NLU) advierten que la temperatura de las aguas del Rin ha aumentado tres grados en promedio. Esto a causa de las muchas instalaciones frigoríficas, las altas temperaturas del aire y las aguas residuales de las poblaciones.
Un problema adicional es la gran contaminación de la corriente por sustancias similares a las hormonas, como la píldora anticonceptiva, la que en parte sería responsable de malformaciones en los peces.
Nueva conciencia de los riesgos
Hasta antes del incendio químico en las instalaciones de Sandoz, una catástrofe de tal magnitud había sido impensable. Desde entonces ha aumentado la conciencia sobre los riesgos.
¿Sería posible hoy en día una desgracia parecida? «Por supuesto que se intenta reducir los riesgos hasta donde sea posible», responde Anne Schulte-Wülwer-Leidig. «Sin embargo, no se puede descartar un accidente totalmente. Los riesgos persisten».
swissinfo, Susanne Schanda
(Traducido del alemán por Rosa Amelia Fierro)
El consorcio químico Sandoz de Basilea, que en 1996 se fusionó con Ciba-Geigy para dar lugar a Novartis, pagó indemnizaciones por daños y perjuicios por un monto total de 43 millones de francos a Suiza, Francia, Alemania y Holanda.
En 1987 esta firma donó 10 millones de francos a un Fondo para el Rin, con el que se financió proyectos de investigación sobre el ecosistema del Rin.
De esa manera se cubrieron los vacíos en el derecho medioambiental, tales como las disposiciones en cuanto a incidentes, catastro de riesgos y la obligatoria protección de cuencas.
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