Candidata de raíz indígena alienta una posible presidencia de México femenina
La senadora de origen indígena Xóchitl Gálvez ha sacudido la política mexicana con su postulación a las presidenciales de 2024. Su irrupción desacomoda al oficialismo de izquierda y afianza la posibilidad de que por primera vez una mujer gobierne el país.
Gálvez, quien a los seis años vendía golosinas en su natal Tepatepec (centro) como ayuda familiar, se inscribió esta semana para competir por la candidatura de la oposición, que languidecía frente a la popularidad arrolladora del presidente Andrés Manuel López Obrador (68% según un promedio de encuestas).
Dueña de una empresa tecnológica, esta ingeniera informática de 60 años, chispeante y retadora, se cruza en los planes del partido Morena, que según encuestas avanza cómodo para dirigir por seis años más la segunda economía latinoamericana, independientemente de quién sea su candidato.
De ganar la nominación, la senadora del conservador Partido Acción Nacional (PAN) podría disputar el poder con la exalcaldesa de Ciudad de México Claudia Sheinbaum, quien lidera las preferencias para ser la abanderada de la izquierda. Una batalla inédita en este país con un machismo enquistado y graves problemas de violencia de género.
– «Outsider» –
De padre otomí (pueblo ancestral del centro de México) y madre mestiza, Gálvez confiesa que desea enfrentar a Sheinbaum por la presidencia, aduciendo que conoce «más este país que ella» y tiene la «experticia necesaria».
«No es cualquier mujer» la que puede gobernar a México, responde Sheinbaum, física de 61 años, sumándose a los ataques verbales de López Obrador contra la senadora.
El mandatario afirma que Gálvez es la «candidata de la mafia del poder», aludiendo a los partidos tradicionales; y asegura que sus adversarios, aliados con medios de comunicación, inflan su figura con una falsa sensibilidad por los pobres, si bien los sondeos aún no capturan el impacto de su aterrizaje.
«Que el presidente le pare, que me respete, porque ya le dije que me va a entregar la banda presidencial», señaló desafiante la senadora, quien superó la violencia de un padre alcohólico para estudiar y convertirse en empresaria.
Gálvez, quien usa vestimenta indígena, habla con sencillez y pendenciero humor popular en contraste con la mayoría de aspirantes de Morena -entre ellos el excanciller Marcelo Ebrard-, percibidos como parte de la élite política e intelectual. Sheinbaum y Ebrard tienen además en común su ascendencia europea.
«El presidente ha sido muy exitoso en construir una oposición elitista, racista, blanca, oligarca, y creo que el perfil de Xóchitl los vacía de esa narrativa», comentó a AFP la analista política Paula Sofía Vázquez, quien ve a Gálvez como la «outsider» o sorpresa de la naciente campaña.
En el pasado, Gálvez postuló a cargos con el izquierdista PRD, en el que también militó López Obrador. Y aunque alineada ahora con el conservadurismo, su perfil es el de una liberal, defensora del aborto, los derechos LGBT y hasta de los programas sociales del presidente, que su partido rechaza.
López Obrador «ya le dio el carácter más importante que se le puede dar a alguien en la política en México que es (ser) su propia adversaria, de su tamaño. Xóchitl está respondiendo muy bien», anota Vásquez.
Con 13% de los apoyos, Gálvez está aún empatada con el veterano diputado Santiago Creel, también del PAN, según un sondeo del diario El Financiero. El ganador saldrá de una encuesta y será anunciado el 3 de septiembre, nueve meses antes de los comicios.
– Candidata incómoda –
Gálvez, quien a fines de 2022 acudió al Congreso disfrazada de dinosaurio para criticar al gobierno, concentra la atención de los medios desde que el 12 de junio intentó sin éxito ingresar a la conferencia diaria de López Obrador para exigir una réplica ante señalamientos del gobernante.
«Al cerrarme la puerta, miles de mexicanos me abrieron la suya», declaró al anunciar su postulación. Ahora «que no se hagan güeyes (tontos), estuvieron chingue y chingue (presionando) que fuera, ahora que me ayuden», lanzó a sus simpatizantes.
Su trayectoria política inició en 2000 cuando el presidente conservador Vicente Fox (2000-2006) le encargó la política para los pueblos indígenas.
Antes dirigió una fundación de apoyo a niños y mujeres indígenas, siendo seleccionada en 1999 entre las 100 líderes del futuro del Foro Económico Mundial de Davos.
Entre 2015 y 2018 fue alcaldesa de un distrito de Ciudad de México, y se perfilaba como candidata al gobierno capitalino. Por esa época, en 2012, una hermana suya fue acusada de secuestro y sigue presa sin sentencia, aunque Gálvez ha deslindado cualquier responsabilidad.
«No soy la candidata cómoda de los partidos (…) sigo mis propias convicciones», «nadie me controla, ni mi marido» o «no pertenezco a ninguna oligarquía», repite para marcar su independencia.