Los niños viven bajo la expectativa del gran día. El año pasado enviaron más de 18 000 cartas con sus deseos “al Niño Jesús, en el cielo” o “al Papá Noel, en el Polo Norte”. En la oficina de correos, un equipo de cinco personas se encarga de responderles, desde el Tesino, desde hace más de sesenta años.
Los deseos de los chiquillos han cambiado en las últimas décadas. Aunque los animalitos de peluche figuran todavía, en las listas se encuentran también tabletas y computadoras. Los niños no solamente quieren objetos que están a la venta en los almacenes, sino también, por ejemplo, un mundo pacífico y más justo, un hermanito o una hermanita, o inclusive un hogar en el que los padres no se disputen.
Desde 1950, la oficina suiza de correos acepta esas cartas, con frecuencia ricamente coloreadas y saturadas de faltas de ortografía. Cada emisor recibe una respuesta, si la dirección logra ser descifrada. Los millares y millares de cartas y de dibujos proceden de Suiza, pero también del extranjero.
(Fotografías del libro ‘Cartas al Niño Jesús’, Museo de la Comunicación. Texto: Gaby Ochsenbein/swissinfo.ch)
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