Las fuerzas independentistas recurren a las elecciones autonómicas para determinar si los catalanes quieren o no mantenerse en el seno de España. Una voluntad semejante solo sería mesurable a cabalidad a través del referéndum que el Gobierno central ha desautorizado. Entre ilusiones, amenazas, manipulación y hartazgo, la ciudadanía acude a las urnas el 27 de septiembre. ¿Una vía legal…? Análisis.
“No hay ruptura con la legalidad”, afirma Yanina WelpEnlace externo, politóloga del Centro de Investigación para la Democracia Directa (c2d)Enlace externo de Aarau. Como en cualquier elección convencional, para los comicios autonómicos de Cataluña han sido presentados candidatos y planteadas promesas. Lo complejo, aclara, es que la propuesta independentista abre posibilidades que sí pueden violar la legalidad.
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (upf)Enlace externo y directora regional para América Latina del c2d, Yanina Welp mantiene lazos estrechos con Cataluña, comunidad en la que vivió ocho años. Desde esa doble perspectiva, analiza para swissinfo.ch diversos aspectos relacionados con el próximo escrutinio autonómico, convocado con carácter plebiscitario.
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Cataluña: la democracia doblemente asediada
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En Cataluña no hubo referéndum. A instancias del Gobierno central, encabezado por Mariano Rajoy (Partido Popular, PP), el Tribunal Constitucional (TC) suspendió el decreto 129 de convocatoria de la consulta popularEnlace externo publicado por la Generalitat de Cataluña el 27 de setiembre de 2014, como también la ley de consultas en la que se basaba…
El leitmotiv de su desglose: incertidumbre. ¿Hasta dónde y cómo podrán llegar las fuerzas independentistas con sus promesas? ¿Hasta dónde el Gobierno central con su cerrazón y sus amenazas? ¿Qué incidencia podrían tener las elecciones nacionales de diciembre? ¿Quiénes y hasta dónde apoyan el corte con Madrid?
“La división de fuerzasEnlace externo es muy compleja. Está claro el importante soporte de la sociedad catalana al independentismo, pero no es mayoritario. Sin embargo, tampoco el otro lado es mayoritario. Eso genera un componente de incertidumbre porque no podemos suponer que del otro lado la gente es homogéneamente españolista. Hay gente que no quiere la independencia pero que también está harta del Partido Popular (PPEnlace externo) y de ciertas políticas españolas”.
A reserva de conocer los resultados de las pesquisas, nuestra interlocutora señala el oportunismo político de la medida, lo que no sería un hecho aislado: “Históricamente, meterse con Cataluña o con el País Vasco le da rendimientos electorales al PP en otras partes del territorio”, acota, y aúna que “ese juego ya llegó demasiado lejos”.
El Gobierno español ha atizado el anhelo secesionista catalán con su reacción constante de “hablar de la ley como si fuera palabra santa”. La ley, enfatiza Yanina Welp, está para cumplirse, pero un marco jurídico es acordado por un colectivo para establecer un marco de convivencia. “Entonces, no es inamovible. En cualquier país, en cualquier situación puede discutirse una y otra vez y desmontarse”.
En España, recuerda nuestra entrevistada, se ha modificado la Constitución en función de otras cuestiones, pero respecto a Cataluña hay una barrera total. “No hay ningún argumento más allá de decir: ‘la ley dice que no’. Es un cerramiento total”.
Una discusión errónea
Destaca la especialista que el proceso tiene un impacto muy profundo, a pesar de lo cual es tratado con una “superficialidad extrema”, sin considerar aspectos esenciales como el de si una autonomía puede hacer una consulta y tomar una decisión directamente e iniciar un proceso de independencia del Estado.
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¿Vox populi, vox Dei?
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“En Cataluña hay una situación bloqueada. La vía real sería enmendar la constitución española para crear un marco legal que permitiera la organización de un referéndum”, señala el experto del Centro de Investigaciones sobre la Democracia Directa (c2d) de Aarau. Un segundo paso, añade, sería negociar las modalidades del procedimiento: ¿qué competencia tiene quién, para…
En ese tenor, cita el modelo de Quebec, que lo permitió y el del Jura, en Suiza, en el que tuvo que votar la unidad, el cantón, el país y cada una de las subunidades interesadas. “En España, deplora, esa discusión no se ha dado”.
¿Qué pasa con una ciudad catalana importante que no quiera formar parte de la Cataluña independiente?, inquiere. ¿Quién tendría derecho a votar: todos los españoles o solamente los catalanes?
Aspectos como esos deberían analizarse, “en lugar de la discusión absurda que ha habido hasta ahora”
Vinculada afectivamente con Cataluña, Yanina Welp considera que votaría NO a la separación del resto de España en el contexto en que este reclamo se ha propulsado y considerando los actores centrales, como el partido del actual presidente de la Generalitat, Artur Mas, pero defiende firmemente el derecho a la consulta ciudadana. “Estoy a favor de que se regulen este tipo de mecanismos”.
Empero, lamenta que no solo respecto al de Cataluña, el Gobierno de España cierre sistemáticamente las puertas al debate. “No hay posibilidad hoy de que la ciudadanía intervenga como en Suiza, por ejemplo, en derogar o proponer una ley. No hay canales en España más allá de lo electoral”.
En su lectura sobre la problemática catalana, la especialista incluye a las autoridades locales y se refiere a los pronunciamientos del líder independentista en el sentido de que cuando la comunidad gestione sus propios recursos procederá a su redistribución.
Las incoherencias de Mas
“Pero cuando Mas llegó a la Presidencia de la Generalitat inició los recortes sociales”, denuncia. Añade que el líder de la CDC “agrega esta cuota de manipulación y despropósito porque mantiene ese discurso cuando ha desmantelado los hospitales y la escuela pública de forma semejante a como se ha hecho en otras gobernaciones en manos del PP”.
En ese tendido contexto, los catalanes sufragarán el 27 de septiembre y es probable que las fuerzas independentistas logren el respaldo (por escaños) de la mayoría. El acuerdo previo es que Artur Mas asuma la presidencia del Gobierno y Oriol Junqueras, de Esquerra Republicana de CataluñaEnlace externo, la vicepresidencia. Abrirían entonces un proceso de transición de 18 meses que llevaría a la independencia y a una nueva Constitución.
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Cataluña: “Un referéndum es democrático solo si es claro”
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“No es un problema legal, sino un proceso político”, coinciden Eva Sáenz, constitucionalista y catedrática de la Universidad de ZaragozaEnlace externo, y Manuel Manonelles, titular de Asuntos Multilaterales y Europeos de la Generalitat de CataluñaEnlace externo. La discrepancia de sus lecturas sobre la aspiración separatista y sus posibles vías permiten conocer las dos caras de…
Mas ha reiterado que contempla la declaración unilateral de independencia como última salida. “Sin embargo, este proceso claramente conduce a eso. Por eso la incertidumbre es realmente elevada”, subraya Welp. “Vemos un electorado que probablemente va a respaldar el derecho a decidir o, directamente, la declaración de independencia como hoja de ruta, pero los actores no tienen muy claro qué va a ocurrir”.
La incertidumbre no se limita a Cataluña. Si bien el Gobierno del PP se ha cerrado radicalmente, son inciertas las opciones que pudieran generar las elecciones de diciembre en España. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE)Enlace externo rechaza algunas de las actuaciones del PP, pero en general respalda la negativa, analiza la politóloga. A guisa de ejemplo, la cartaEnlace externo del otrora dirigente socialista, Felipe González, “que ha ofendido mucho a los catalanes”.
Podemos, una solución, pero…
Para la politóloga, un triunfo de PodemosEnlace externo generaría otra serie de perspectivas porque apoya la posibilidad de reformar la Constitución para que se convoque a un referéndum. Sin embargo, el partido de Pablo Iglesias, que participa en la coalición ‘Cataluña Sí se Puede’Enlace externo ha perdido apoyos en los últimos meses, y según las encuestas, el PP ganaría las elecciones en el Estado aunque sin mayoría absoluta.
“Es un escenario en donde realmente cuesta pensar qué va a ocurrir. Creo que va a haber una nueva ronda de conflicto y que es muy difícil saber cómo puede acabar, porque alguien tiene que ceder algo”.
Entre las opciones, Yanina Welp alude a la posibilidad de que los actores catalanes, Mas, por ejemplo, admita públicamente la imposibilidad de cumplir las promesas y detone una crisis al interior de ‘Juntos por el sí’Enlace externo. O, por el contrario, que siga adelante. Se pregunta entonces ¿cuál sería la reacción del Estado? ¿Qué van a hacer, enviar tanques a Cataluña…?
“Me parece absolutamente impensable”, se responde. “A esta altura es muy difícil intervenir una autonomía en la que se da un proceso completamente pacífico en una sociedad en la que, digamos, la mitad, especialmente los jóvenes, apoya la independencia. Sería un caos”.
Elecciones Cataluña, actores
Independentistas
‘Juntos por el Sí’: Convergencia Democrática por Cataluña (CDC); Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Omnium Cultural, principalmente.
Candidatura de Unidad Popular (CUP)
No independentistas
Ciudadanos
Coalición ‘Cataluña Sí se Puede’: Iniciativa por Cataluña Verds (ICV), Esquerra Unida y Alternativa (EUiA), Podemos y Equo.
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Actualmente, la independencia sería arriesgada para un Estado pequeño que no forma parte de un grupo político o económico como la Unión Europea (UE). Sin embargo, dentro de la UE las barreras entre los Estados –y, por tanto, los riesgos económicos y políticos de la independencia– son menores. Pensemos en Escocia, donde el 18 de…
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“Si España fuera como Suiza, habría pocos independentistas”
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El politólogo catalán Jaume López está convencido de que no habría intención secesionista si existiera en España un modelo federalista y de democracia directa semejante al de Suiza.
Entrevista con el autor del libro ‘La independencia de Cataluña explicada a mis amigos españoles’.
swissinfo.ch: Aunque inconstitucional, defiende, como politólogo y activista, abrir brecha a la independencia catalana…
Jaume López: Soy politólogo y profesor de Ciencia Política. Soy ciudadano catalán, con compromisos políticos, y por ello, vale la pena que sean explícitos: defiendo la independencia desde hace algunos años. Por mucho tiempo me incliné por el federalismo en España, pero me he dado cuenta que esa defensa choca contra un muro.
La independencia va a ser difícil, pero nadie me ha demostrado que no pueda producirse. Fui activista en la Plataforma por el Derecho a Decidir; uno de los pocos politólogos allí, por lo tanto, mis convicciones teóricas fueron bastante escuchadas. Mi activismo fue sobre todo hace 8 años; ahora no estoy en primera línea del movimiento social.
swissinfo.ch: ¿Cómo medir el deseo secesionista en elecciones parlamentarias?
J. L: En estas elecciones que nos tocan como comunidad autónoma, los partidos pueden incluir un punto común en referencia a su posición sobre la independencia de Cataluña. “Si nos votan, iniciaremos el proceso de independencia”, podrían indicar. Así, en su programa electoral, cada partido puede señalar de modo explícito su posición sobre la creación de un Estado catalán. Si el resultado electoral apoyara a los políticos independentistas, estos tendrían un mandato democrático a cumplir.
swissinfo.ch: Muchos se indignan o se ríen en España de esta pretensión, sin bases jurídicas que la sostengan. ¿Por qué insistir en estos pasos ilegales?
J. L.: Hemos hecho lo posible para que todas nuestras demandas, empezando por la consulta del 9 de noviembre, cumpliesen los requisitos del marco jurídico español, pero el Tribunal Constitucional declaró inconstitucional la ley que permitía organizar referéndums locales, aprobada por el Parlamento de Cataluña. Los políticos catalanes, diputados y gobierno, no pueden cambiar ese marco jurídico, pero hay que hacerlo. Es una tarea del Parlamento español.
Así que, o seguimos las actuales reglas del juego, que no nos parecen neutras, o en algún momento nos saltamos la legalidad. Creo que cada vez está más asumido por la ciudadanía catalana que el proceso va a tener que romper con la legalidad española, o incluso la legalidad internacional. Si se hacen las cosas democráticamente, pacíficamente, con transparencia, sobre todo con un mandato popular, a mi modo de ver, es democrático, aunque sea inconstitucional, porque no se ha conseguido cambiar la Carta Magna de España.
Recordemos que la Corte Internacional de Justicia de La Haya, cuando expresó su dictamen de Kosovo, de modo indirecto pero claro, distinguió entre la legalidad constitucional y la legitimidad internacional. Reconocía que la independencia de Kosovo era inconstitucional para el Estado de Serbia, y pese a ello no la consideraba ilegal o ilegítima. Si la Constitución serbia no incluía esa posibilidad, era obvio que era inconstitucional, pero podía ser legítima a nivel internacional.
swissinfo.ch: Pero el caso de Kosovo no tiene semejanza con el catalán. Tampoco se han dado las condiciones que obtuvieron Quebec y Escocia.
J.L.: Defiendo la singularidad del caso catalán. Vetado el camino plebiscitario, el gobierno de Cataluña continúa adelante con un proceso democrático para que sus ciudadanos expresen si quieren formar parte de España o no, en contra del Estado; y esto no tiene precedentes.
Concretamente se busca en las urnas claridad del apoyo a la demanda independentista. Y si la mayoría del pueblo catalán la respaldara, podría iniciarse el proceso, con la observación del resto de Europa.
swissinfo.ch: Muchos en España reirán de esas convicciones, sin marco legal y sin voluntad política en Madrid para abrir vías constitucionales al reclamo catalán. ¿Aun así vale la pena mantener en pie las elecciones “plebiscitarias”?
J.L.: Sí. Aunque saliera un ‘no’ al camino independentista, yo creo que habría valido la pena este esfuerzo para el reconocimiento de la plurinacionalidad en España.
Recordemos que vivimos es un reino que también fue unido, pero después fue unificado. En la Guerra de Secesión hace 300 años Cataluña fue invadida por las tropas castellano-francesas, para formar parte de esta monarquía borbónica que hoy tenemos.
Cataluña también es una minoría permanente en el conjunto de España, si queremos hablar en términos estrictamente democráticos. Y hay que dar respuesta democrática a este problema de cómo pueden vivir de acuerdo con sus preferencias y sus voluntades aquellos que son y serán siempre una minoría en España. Si bien la democracia es la mejor forma de gobierno, tiene que complementarse; de lo contrario esas minorías pueden plantearse si esa democracia les sirve.
swissinfo.ch: Ha defendido cambios en el status quo español, como el federalismo y nuevos engranajes de la democracia representativa con la directa. ¿El modelo de Suiza ha estado en su cabeza?
J.L.: Yo siempre he tenido como uno de los modelos a seguir a Suiza, en muchos sentidos, o prácticamente en todos: en la neutralidad, en el federalismo y en la democracia directa. Creo que serían las tres bases sobre las cuales tendríamos que transformar a España, si fuera posible, para convertirla en una confederación, o, como mínimo, en una federación.
Estoy convencido de que si estos principios que funcionan en Suiza fueran de aplicación real en España no habría movimiento independentista, o sería absolutamente minoritario, por parte de aquellos que consideran que históricamente Cataluña se merece un Estado y que, por tanto, esa demanda es plausible, porque viene de siglos atrás.
Si España fuera como Suiza, habría pocos catalanes independentistas.
swissinfo.ch: Diversos movimientos sociales en España reivindican la introducción de herramientas de la democracia directa. Los independentistas catalanes, sin duda...
J.L.: Cuando pensamos en una Cataluña posible, sin los límites que plantea la Constitución española, nos podemos imaginar y pensar en el modelo suizo de democracia directa para aplicar en Cataluña. Es decir, aplicar todos los mecanismos de corrección o complementariedad a la democracia representativa que funcionan en Suiza.
En diversos planteamientos, en ciertos borradores que se han presentado a los políticos, y en los que también he contribuido, se defiende que la constitución catalana, si es que llegara a existir, debería incluir tres tipos de llamados a las urnas, cercanos a Suiza: el referéndum mandatorio (que sí está incluido en la Constitución española en algunos casos), pero también el opcional, y la iniciativa ciudadana. Y siguiendo la experiencia de algunos Estados americanos, el referéndum revocatorio.
Proceso soberanista
El 27 de septiembre es la fecha anunciada para realizar las elecciones parlamentarias en la comunidad autónoma. La Generalitat adelantó la cita año y medio, en pleno derecho de hacerlo. La reprobación se debe a las intenciones de hacer de esas elecciones un “plebiscito secesionista”.
De aquí a la fecha prevista para esas elecciones anticipadas, se espera mayor confrontación entre las administraciones del Estado español y de la autonomía catalana.
El presidente Artur Mas viajó en abril a Estados Unidos para explicar el deseo secesionista catalán. También publicó opiniones en diarios extranjeros sobre el deseo independentista de la autonomía que gobierna, lo que provocó severas críticas por parte de Madrid y de los medios de comunicación con sede en la capital española.
Por otra parte, otras figuras en favor del independentismo apuntan a un proceso constituyente catalán que se comprometa a celebrar el deseado referéndum sobre la independencia en 2016.
Cataluña
Comunidad autónoma española, según la Constitución española de 1978.
Se aprobó un nuevo Estatuto de Autonomía para Cataluña en 1979, con el que se recuperó el uso oficial del idioma catalán, junto con el castellano y el occitano (en su variante aranesa), a partir de 2006.
Cataluña se considera como nacionalidad histórica. Término usado para designar a aquellas comunidades autónomas con una identidad colectiva, lingüística o cultural diferenciada del resto de España.
Su territorio, de 32.000 km2 se encuentra al nordeste de la península ibérica, y limita con Francia.
Población: 7.5 millones aprox.
Cataluña está formada por las provincias de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona.
Capital: La ciudad de Barcelona
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El 11 de septiembre, Fiesta Nacional de Cataluña, arranca la campaña rumbo a las elecciones autonómicas del día 27. Cita 'sui generis' con las urnas.
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