Aún en busca de los niños que la guerra se llevó
Se trata de estimaciones, la cifra real sólo el Ejército podría saberla: en Guatemala entre 4 y 5 mil niños desaparecieron o fueron capturados. Algunos de ellos fueron adoptados, otros murieron y muchos aún son buscados por sus familiares.
La Liga Guatemalteca de Higiene Mental ayuda en la tarea con el programa Todos por el Reencuentro, apoyado por la Ayuda Protestante Suiza (EPER/HEKS).
Estos miles de niños desaparecieron en medio del conflicto civil cuando tenían en promedio ocho años de edad; ahora son adultos de unos 30 años.
Algunos han buscado a sus padres tras dos décadas de separación, como es el caso de un joven adoptado en Italia y quien regresó a Guatemala para reencontrarse con sus padres.
Historias familiares desquebrajadas de tajo por operativos militares que llegaban a las aldeas o a los campamentos de refugiados durante el conflicto.
Marco Antonio Garavito Fernández, director de la Liga de Higiene Mental da a swissinfo un ejemplo de alguna de estas miles de desapariciones: «En Mayalán en Ixcán, en un campamento llega el ejército y toda la gente corre cuando empieza la balacera y a un niño de ocho años le meten un balazo en la pierna. El ejército se lo lleva.
«Tiempo después aparece este chico en unos volantes que son repartidos por toda la selva y en los que se inscribía: ‘Papás: entréguense que aquí me están tratando muy bien».
«El ejército los tenía con el propósito de obligar a las familias a buscarlos y entonces capturarlas», introduce Garavito, durante su visita a Suiza.
El psicólogo, de 54 años de edad, advierte que también había otra línea básica de desaparición inherente a las circunstancias de un conflicto, cuando durante un operativo se perdía el niño o era encargado en algún sitio y sus familiares no volvían más al lugar.
Desculpabilizar
Más de 20 años después aún hay miedo entre las poblaciones indígenas afectadas por estas desapariciones, por lo que resultaba «fundamental trabajar la problemática», sostiene Garavito.
«Desde el aspecto humano no hay dolor más profundo como el de perder un hijo, donde la incertidumbre crea un diario vivir pensando qué paso, con un sentimiento de culpa que estas personas arrastran 20 años.»
Desvictimizar y desculpabilizar a los padres es una de las tareas del programa, y aunque con pocos recursos, «la respuesta de la gente es la que más nos anima a seguir».
El núcleo central de Todos por el Reencuentro es la investigación. «La reparación se obtiene a través del esfuerzo de los padres, que participan activamente en la búsqueda de sus hijos y en la de otras personas. Eso va creando un empoderamiento en la parte emocional que repara.»
El programa, planeado para diez años, ya lleva siete y con resultados a la vista. Uno de sus objetivos es que los propios padres construyan la capacidad de organizar su propia asociación, algo que podría ya hacerse realidad el año próximo.
Sin falsas expectativas
La Liga Guatemalteca de Higiene Mental sabe de lo inadecuado que sería abandonar el proyecto antes de las metas señaladas, y según explica Garavito, busca por todos los medios formas de financiación en tiempos en los que «la ayuda internacional mira hacia otros puntos del globo de mayor actualidad».
Algunas instituciones internacionales ya han abandonado el barco, como la ONU, mientras otras están por hacerlo, como la agencia ‘Save The Children’ de Noruega, «la más fiel, pero que parte el año próximo de Guatemala».
De ahí la importancia fundamental del apoyo de la Ayuda Protestante Suiza (EPER/HEKS) que este año destina un presupuesto de 57.000 francos al programa.
Pro Victims, de Ginebra, también apoya desde hace dos años en la región de Huehuetenango y en la organización de los familiares, pero Garavito Fernández señala que no tiene seguridad de que ese valioso sostén prosiga.
«Abrir expectativas uno o dos años es lo peor que se puede hacer. En Guatemala ha ocurrido mucho eso, por eso lo fundamental de seguir adelante.»
Por ello, el director de la Liga subraya el valor del acompañamiento desde Suiza de Pro Victims y de EPER/HEKS, concentrado en las labores de la región de Ixcán, Baja y Alta Verapaz.
¿Qué le significa este apoyo de un país lejano como Suiza en sus tareas del día a día en Guatemala?
Marco Antonio Garavito: Significa mucho porque desafortunadamente este tipo de programas, a pesar de que las responsabilidades son del Estado guatemalteco, éste todavía no coopera, es decir, no da los recursos económicos, ni de información, ni políticos, ni de asistencia.
Hemos tenido que recurrir a la solidaridad internacional para poder abrir procesos de trabajo y acompañamiento con las familias que se perdieron.
De otra cuenta, a esta altura no habría ningún familiar reparado si no fuera por el apoyo internacional y en particular, en este caso de la cooperación suiza; entonces yo diría que ha sido fundamental en estos siete años.
swissinfo: Este programa trata de ayudar a los padres que perdieron a sus hijos durante una guerra que ya acabó…
M.A.G.: Es un poquito más complejo que eso porque, para empezar, el programa se define como Todos por el Reencuentro.
Desde el nombre mismo del programa hay una intención de poner un punto claro de que la recuperación de la salud a través de este proceso es una responsabilidad de todos. Cuando digo todos, estoy hablando de la institución, de los familiares, del gobierno, de la sociedad civil e incluso de la cooperación internacional.
Guatemala, a partir de la guerra, sufre una serie de heridas profundas en su red y en su estructuración social que pensamos que cuando se hacen los reencuentros familiares se plantea una cuestión simbólica, es decir:
Si la familia es capaz de encontrarse y reconstruir su relación después de 20, 23 años de haberse separado, esto nos sirve como un símbolo para entender que la sociedad guatemalteca -que está muy dividida- se puede reencontrar también.
Es también un mensaje de que podemos hacer un esfuerzo de reencuentro social en una sociedad que funcione mejor, que tenga menos dificultades, menos problemas.
Para ese fin, desde luego el programa tiene ámbitos puramente investigativos, pero tiene ámbitos de abordaje en salud mental con las comunidades con las que trabajamos.
Tiene ámbitos de construcción, de organización, sobre todo la organización de familiares, porque el fenómeno de la desaparición forzada tiene la particularidad de que cuando a alguien le desaparecen un familiar, le quitan el control de la vida.
Todos por el Reencuentro es un esfuerzo de devolverle el control del mismo proceso a los familiares, porque con eso no sólo van a recuperar su parte individual, sino que van a recuperar su confianza en un ejercicio ciudadano que los lleva a otros temas y a otros ámbitos de la vida social.
El programa es una cantidad grande de facetas en el que a final de cuentas lo que estamos tratando es de contribuir a la construcción social, más allá del hecho mismo de la desaparición, aunque el punto de entrada es la búsqueda de los hijos que se perdieron.
swissinfo: ¿Búsqueda de alguien que se va a encontrar?
Si, hay posibilidades reales que, en un principio, eran muy inciertas para nosotros.
La experiencia nos ha demostrado que muchos de estos niños no murieron, no fueron asesinados, hay algunos desde luego que sí, pero hay posibilidades de encontrar.
En la actualidad llevamos 81 familias que hemos logrado volver a unir después de 21 años.
Estamos preparando más o menos diez reencuentros en este momento. Hemos identificado varios rumbos de adopción de los niños en Italia, en EE UU, en Suecia, en España…
Desde luego hay que tener bien claro, y los familiares lo tienen, que no todos se pondrán encontrar. Por eso es que el acompañamiento del programa en muchas facetas del trabajo es con absolutamente todos los familiares, porque no es sólo con el que encuentra. Eso sería muy egoísta.
Muchos van a tener que vivir su proceso de duelo para comprender que finalmente el hijo desaparecido no se va a encontrar. Es lo que llamamos como el reencuentro con la verdad. Porque el reencontrarse supone no necesariamente el reencuentro físico, es un reencuentro con la verdad.
Por eso es la exigencia de que el Estado guatemalteco colabore, que es muy importante, porque seguramente, como nos ha pasado ya, algunos van a poder determinar que sus hijos murieron, pero eso ya crea una posibilidad de sanar una herida que se mantiene abierta ante la incertidumbre de saber si el familiar desaparecido estará vivo o no estará vivo.
Algunos hemos encontrado ya muertos. Ahora los familiares saben dónde irle a dejar flores, saben que está descansando, mientras que si eso no sucede la incertidumbre es si estará vivo o no, si estará sano o no, ¿lo querrán o no?, ¿lo atenderán o no?; es decir, esa incertidumbre es terriblemente dañina.
Entonces el programa trabaja absolutamente con todos los familiares, y con algunos afortunadamente se logra el proceso de reencuentro. Sí, sí, es una posibilidad real.
swissinfo: ¿Con cuántas familias trabaja en total la Liga?
M.A:G: Estamos acompañando 504 casos en este momento. El problema fundamental cuando uno hace la correlación entre 504 y 81, es que el programa es muy pequeño con relación a las necesidades de seguimiento, sobre todo en el ámbito investigativo.
En la medida en que el Estado guatemalteco pudiera responsabilizarse del hecho, habría mayor posibilidad de encontrarlos.
Si el gobierno colabora, el Ejército podría dar información que a nosotros nos resulta muy difícil ahora conocer para saber qué rumbo tomaron los niños. Por ejemplo, en Ixcán, hay desaparición de 18 niños que se los llevaron en helicóptero a la base de Playa Grande. Hasta allí seguimos la pista, pero después ya no sabemos para dónde los llevó el Ejército.
Otro ejemplo: en Alta Verapaz, en Cobán, una madrugada llegó un camión con gente que había bajado el ejército. Suben como a 60, 70 niños y se los llevan. Pero de allí ya no sabemos que pasó.
Ahora intuimos algo a partir de que uno de estos niños regresó desde Italia con sus padres adoptivos a buscar a su familia.
Entonces la pregunta es: ¿todos se vendrían adoptados para Italia? ¿o para dónde más?
Esa información la tiene el ejército. Entonces si el gobierno colabora con el programa, que es lo que estamos exigiendo siempre, creemos que la posibilidad de reencontrar va a crecer muchísimo.
swissinfo, Patricia Islas Züttel
Los 7 departamentos de Guatemala que cubre el programa son:
Guatemala
Chimaltenango
Baja Verapaz
Alta Verapaz
Quiché
Huehuetenango
Petén
En ellos están concentradas las etnias mayas que resultaron más afectadas durante el conflicto armado interno: quichés, kaqchiqueles, mames, kanjobales, queqchies, ixiles, chujes, akatecos, uspantekos, sacapultecos, aguacatecos y pocomchíes.
El área de intervención del proyecto involucra a por lo menos 100 municipios de los 331 que forman el total de Guatemala.
(Fuente: Liga Guatemalteca de Higiene Mental)
La niñez desaparecida es uno de los problemas más dolorosos que dejó el conflicto armado interno en Guatemala. Más de 20 años después éste sigue siendo un problema latente para cientos de guatemaltecos, ya que muchos de estos niños desaparecidos no han sido encontrados por sus familiares. Es por ello que desde mayo de 1999, la Liga Guatemalteca de Higiene Mental ha venido trabajando en el tema mediante el programa Todos por el Reencuentro.
Objetivos de Todos por el Reencuentro:
-Ubicar, documentar y buscar casos de los niños desaparecidos durante el conflicto armado, con el fin de posibilitar un reencuentro familiar.
-Atender las secuelas psicológicas que provocó la separación, con el fin de realizar reencuentros y reintegración familiar sana.
-Contribuir a la sensibiliación y promoción de la problemática de la desaparición entre la comunidad nacional e internacional.
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