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Alto rendimiento a costa de menos horas de sueño

Los ejecutivos aprovechan los vuelos de larga distancia para echar una cabezadita. Keystone

Margaret Thatcher, ex primera ministra británica, no dormía más de tres horas diarias. Parece que éste es un requisito para ocupar un puesto de responsabilidad en la política o en la empresa privada.

Muchos ejecutivos aprenden técnicas para reducir las horas de sueño que les pide el cuerpo. Las opiniones de los expertos divergen.

El sueño es una necesidad fisiológica primaria que varía mucho de un individuo a otro.

“El 48% de la población necesita dormir ocho horas diarias; el 30%, siete horas; un 12%, seis horas; y luego hay un 4% que necesita cinco o menos horas”, explica Daniel Gassmann, psicólogo en el Centro de Medicina de Sueño de la clínica Lindenhofspital de Berna.

Churchill y Napoleón pertenecían a ese selecto grupo de humanos a los que con cuatro horas de sueño les basta y les sobra.

Al parecer dormir poco es un requisito para ocupar un puesto de responsabilidad en las más altas esferas del poder. Así, el embajador de Suiza ante la ONU en Nueva York, Peter Maurer, no se concede más de cuatro horas y media de reposo nocturno.

Una técnica para dormir menos

Hoy, “reconocer que se necesitan ocho horas diarias de sueño es un arma de doble filo”, confiesa bajo anonimato un alto ejecutivo en un reciente artículo aparecido en el diario ‘Der Bund’, de Berna.

Algo de verdad habrá en ello, cuando Gabrielle Kaufmann-Kohler, primera mujer que integra el consejo de administración del líder de los bancos suizos, el UBS, reconoce en el mismo artículo que ha conseguido disminuir su necesidad de sueño de ocho a cinco horas con la ayuda de un psicólogo.

Según Charles Mottier, el experto al que recurrió, nos aferramos a las ocho horas de sueño porque se nos hace creer que es el descanso que necesitan nuestro cuerpo y nuestra mente para recuperarse. El caso es que son cada vez más los profesionales que dicen no disponer de tanto tiempo para ‘planchar la oreja’.

“Si uno se da por satisfecho con cinco horas, tendrá más energías que si ha dormido siete, pero se siente afligido de que no hayan sido ocho”, explica este psicólogo.

De hecho, sus pacientes aprenden a modificar sus hábitos de sueño, es decir, a dormir menos horas, mediante la autohipnosis, una técnica que, si se aplica diariamente, entre tres y cinco minutos durante un mes, es efectiva.

Gabrielle Kaufmann-Kohler lo ha vivido en carne propia. Aún así, esta ‘superwoman’ – que, además de miembro del consejo de administración del UBS, es abogada, madre de tres hijos y autora de varios libros – confiesa que durante los primeros tres años se sentía bastante cansada con dos o tres horas menos de sueño.

No hay tiempo que perder

Daniel Gassmann no es muy partidario de estas iniciativas e insiste en que el sueño tiene una función reparadora indispensable para una vida sana. “La persona que durante un periodo prolongado duerme menos de lo que su cuerpo necesita, es más propensa a contraer un resfriado o la gripe, por ejemplo”.

Además, “puede desarrollar trastornos de índole emocional, como la irritabilidad o el abatimiento, y tiende a tomar decisiones de forma impulsiva, lo cual no es recomendable en el caso de un ‘manager'”, puntualiza.

Por algo será que algunas multinacionales no permiten que sus ejecutivos entablen una negociación antes de recuperarse del famoso ‘jet lag’ o desfase horario de los vuelos transoceánicos.

Parece que en el mundo frenético que nos rodea, entregarse sin reparos a los brazos de Morfeo se ha convertido en un lujo. Unos acuden al especialista porque no consiguen conciliar el sueño y otros para que les ayude a dormir lo mínimo.

¿Por qué tenemos la sensación de que perdemos el tiempo mientras dormimos, cuando dormir debería ser un placer?

“Totalmente. Tiene que ver con la sociedad en la que vivimos, una sociedad orientada hacia la productividad y el rendimiento. Pero también influye esa connotación cristiana protestante de que cuando uno descansa, es ineficiente, es un vago.”

A ello se suma que la oferta de ocio hoy es “más amplia que nunca, el flujo de información – diarios, canales de televisión, Internet – es inmenso. No queremos perdernos nada y entonces a muchas personas las 24 horas del día se les hacen cortas…”

¿Y usted cuántas horas duerme en promedio? “Si puedo, ocho…”

swissinfo, Belén Couceiro

Varias investigaciones revelan que dormir menos de seis horas disminuye el rendimiento neurocognitivo y la capacidad de concentración.

Según un estudio de la Universidad de Columbia, la falta de sueño puede hacernos ganar peso, ya que está relacionada con la disminución de los niveles de leptina, la hormona que regula el apetito y el peso.

En los últimos años se ha demostrado que el sueño tiene también una función importante para la memoria a largo plazo.

El 48% de la población necesita dormir ocho horas diarias;
el 30%, siete horas;
un 12%, seis horas;
un 4% cinco o menos horas.
El 9% necesita 9 horas y un 2% incluso más.

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