Ayuda público-privada al desarrollo, en cuestión
Cada día se refuerza más el modelo de asociar entidades estatales y empresas privadas –muchas veces multinacionales- para apoyar proyectos de ayuda al desarrollo en países del Hemisferio Sur.
Las principales ONG suizas critican esta visión y promueven un debate de fondo con las autoridades suizas del sector.
La combinación de actores públicos y privados (PPP en abreviaturas francesa e inglesa) se presenta como una nueva panacea para la cooperación internacional al desarrollo.
Se trata de la relación entre instituciones del Estado y la economía privada, en muchos casos firmas multinacionales, que “invierten” en servicios públicos básicos de países en desarrollo como el suministro de agua o energía.
“El Banco Mundial y otras agencias del desarrollo, entre ellas la Secretaría de Estado para la Economía (SECO) y la Agencia suiza de Cooperación y Desarrollo, (COSUDE) consideran que este tipo de colaboración beneficia a todas las partes”, señala la Comunidad de Trabajo, en un documento de invitación a un encuentro debate realizado en Berna este martes (18/11).
La Comunidad de Trabajo, es una plataforma que reúne a 6 de las principales ONG suizas (Swissaid, Acción de Cuaresma, Pan para el Prójimo, Helvetas, Caritas y la Obra de Ayuda Protestante, EPER)
La plataforma recuerda que según aquellas instituciones “los gobiernos de los países pobres no estarían –solos- en capacidad de garantizar servicios básicos para su población. Y, sin esta PPP, no se podrían lograr los objetivos de las Naciones Unidas para el milenio”.
En esta primera ronda de discusiones en Berna se abordó el tema de la colaboración entre sector privado y público. Las ONG suizas, fuertemente implantadas, con proyectos y voluntarios en numerosos países de África, Asia y América Latina, se distancian críticamente de este modelo.
Muestran preocupación por la posibilidad de que la cooperación sea instrumentalizada en función de la rentabilidad económica que represente para los países ricos.
Bienes básicos como el agua
“No sólo somos críticos, sino que cuestionamos ciertos proyectos de colaboración pública y privada”, declara a swissinfo Bastienne Joerchel, una de las responsables de la Comunidad de Trabajo. “¿No será que tras esta sigla PPP se trata de dar hoy un nuevo nombre a lo que antes claramente se denominaba privatización?”, se pregunta.
“Es exactamente la misma concepción: la transferencia de control y gestión empresarial al sector privado. Por eso hablamos de privatización”, responde la misma responsable de la Comunidad de Trabajo.
Bastienne Joerchel explica que esta visión viene de las instituciones financieras internacionales y de los dirigentes políticos de los países industrializados.
Estos consideran que no tienen los medios, que no hay financiamiento para la cooperación y que, por consecuencia, hay que buscar el dinero allí donde está. Es decir, en el sector privado.
La dirigente de la Comunidad de Trabajo considera que este discurso “suena a falso”. “El dinero existe. El asunto es dónde y cómo se invierten los recursos públicos, cuáles son las prioridades y los objetivos”, subraya.
Un ejemplo bolviano
Según Werner Gruber, alto funcionario de la SECO, las virtudes de esta combinación de recursos públicos y privados es un elemento positivo, “aunque no se habla de un milagro”.
La transparencia y claridad de las responsabilidades de uno y otro actor en esta fórmula de cooperación son, según el funcionario estatal, una condición imprescindible.
De su análisis global a un ejemplo concreto sólo hay un paso.
Para Werner Gruber, un proyecto de suministro de agua en el distrito número 7 de El Alto, apoyado por la cooperación internacional, entregado en concesión a la empresa privada SUEZ, y en co-responsabilidad con Aguas de Illimani, demostraría, en pequeño, las bondades de la propuesta.
La polémica se aviva y parece imposible el consenso. “Una vez instalado el proyecto en El Alto, la empresa cambió los marcos del acuerdo. Aumentaros los precios del agua y eso ocasionó reacciones sociales que, no obstante, no alcanzaron el nivel del estallido de Cochabamba contra la privatización del agua” (inicios del 2000), precisa Emanuele Lobina, investigador de la Universidad de Greeenwich, Londres.
Para el investigador la imposibilidad estratégica de la fórmula PPP radica en los propios objetivos diferentes y contradictorios. Por un lado, la rentabilidad, principal meta del financiamiento privado externo, y, por el otro, el servicio público al que aspiran las poblaciones del Sur y en particular los sectores más desfavorecidos.
Bruno Gurtner, portavoz de las ONG suizas, comparte esta opinión. Las multinacionales buscan sus propios intereses económicos. En sus objetivos no cabe el criterio de necesidad social. Además, sugiere, el sector privado no responderá a las prioridades de los países del Sur donde 4 de entre cada cinco personas pobres que no tienen agua potable, viven en el campo.
swissinfo, Sergio Ferrari
– La Comunidad de trabajo reúne a seis grandes ONG suizas: Swissaid, Acción de Cuaresma, Pan para el prójimo, Helvetas, Caritas y la Obra de Ayuda Protestante (HEKS).
– Se distancian críticamente del modelo de asociación de sector privado y público para la ayuda al desarrollo.
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