Cada vez más jóvenes dependen de la ayuda social
Los expertos lanzan la alarma: hay demasiados jóvenes en Suiza que emprenden la vida completamente desarmados y pasan a depender inmediatamente de la ayuda social.
La Conferencia Suiza de Instituciones de Acción Social (CSIAS) exige una estrategia global contra la falta de formación y el desempleo juvenil.
Pese a la buena coyuntura económica, en Suiza aumenta el número de jóvenes que recurren a los servicios de ayuda social.
La principal causa de este fenómeno preocupante es la falta de formación y el consiguiente desempleo, señala la Conferencia Suiza de Instituciones de Acción Social (CSIAS), que pide una estrategia global para hacer frente al creciente riesgo de pobreza al que están expuestas las nuevas generaciones.
Una medida concreta sería extender la enseñanza obligatoria hasta los 18 años. No correspondería a la escuela asumir los dos años suplementarios de formación: lo importante es dejar a los jóvenes abandonados a su propia suerte en una edad crucial cuando no encuentra un puesto de aprendizaje.
Ofrecerles un trabajo no cualificado, como alternativa a una formación, es una estrategia miope, según CSIAS. Aunque una actividad remunerada les permitiría prescindir de las prestaciones de la ayuda social, no les brinda una verdadera perspectiva de futuro.
Dependencia crónica
En las ciudades y aglomeraciones cerca de uno de cada quince jóvenes recurre a los servicios de ayuda social. Después de los niños, los jóvenes de entre los 18 y los 25 años constituyen la franja de edad con el índice más elevad de dependencia de la ayuda social (3,9%). Según la CSIAS, este grupo corre un mayor riesgo de fracasar en el momento de acceder a la vida laboral.
A menudo la ayuda social se ve impotente, ya que interviene cuando la situación ya se ha deteriorado, explicó el presidente de la CSIAS, Walter Schmid.
Dada la reducida edad de quienes perciben ayuda social, los costes para la comunidad son especialmente elevados, por lo que la sociedad tiene todo el interés en suprimir los riesgos estructurales de pobreza.
Más puestos de aprendizaje
En este ámbito, la lucha contra la falta de formación y el desempleo juvenil deben ser prioritarias, afirma la organización. CSIAS considera necesario ampliar la oferta de puestos de aprendizaje.
En su opinión, el Estado debería intervenir cuando los mecanismos de la economía de mercado no son suficientes. A los jóvenes de hoy no les sirve de nada consolarlos con que la situación mejorará en el futuro con la evolución demográfica.
Además, hay que crear puestos de aprendizaje aptos para los jóvenes que presentan dificultades, ofreciendo por ejemplo incentivos a las empresas. Los jóvenes con menos capacidades no logran encontrar un puesto de aprendizaje y pasan de un programa de desempleo al otro.
Ayuda precoz e individualizada
Cuanto antes se les brinde ayuda, mejor. El asesoramiento individual (coaching) es costoso, pero ha demostrado ser el método más eficaz. Suprimir este tipo de ayuda por razones económicas sería un pésimo cálculo a medio plazo, recuerda la organización.
Los riesgos de dificultad de inserción en la vida laboral se observan a lo largo de la escolaridad y no únicamente al término de la enseñanza secundaria. Es importante adoptar medidas a tiempo y trabajar con los padres: los jóvenes que solicitan ayuda social provienen de familias que perciben prestaciones del Estado.
Todas estas propuestas pueden llevarse a cabo solamente en colaboración con el sector empresarial y las instituciones sociales y de formación. La actual coyuntura económica, subraya CSIAS, ofrece condiciones especialmente aptas para cambiar de estrategia y proteger a los jóvenes de sucumban al riesgo de pobreza.
swissinfo y agencias
En el año 2004 cerca de 220.000 personas recibieron ayuda social en Suiza, lo que equivale al 3% de la población.
Casi la mitad de ellos vivía en zonas urbanas.
El 43,7% eran extranjeros.
El 63% de los jóvenes que carecen de calificación profesional depende de los subsidios de la ayuda social.
El pasado mes de octubre, la ciudad de Basilea adoptó una serie de medidas para luchar contra el desempleo juvenil.
Las medidas (como sugiere también la CSIAS) prevén una intervención inmediata en el caso de los niños con mayor riesgo que reciben acompañamiento hasta concluir la enseñanza obligatoria.
El programa de Basilea contempla también medidas especiales para los casos de fallida integración en el mundo laboral.
Los jóvenes no reciben automáticamente la ayuda económica, sin comprometerse a elaborar un plan para su futuro.
Las contribuciones económicas pueden ser suspendidas en el caso de que un(a) joven se niegue a cumplir una prestación profesional conveniente.
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