Amigos y enemigos de la energía nuclear sellan la paz
A unas semanas del primer cierre de una central nuclear en Suiza, el debate en torno al tema de la seguridad se ha desvanecido. Tras varias décadas de lucha, el operador de la central de Mühleberg y los opositores a la energía nuclear se han puesto de acuerdo y caminan en el mismo sentido.
Durante años, el operador de la central y sus oponentes fueron grandes enemigos. Hoy, incluso se prodigan elogios mutuos. “La diferencia respecto al pasado es notable. Conocí a una nueva BWM, compañía operadora de la central nuclear de Mühleberg (BWKEnlace externo), que lidera un verdadero diálogo con la gente, en vez de contentarse con solo enviar comunicados”, dice Peter Stutz. El presidente de la asociación NWAEnlace externo (nunca más centrales nucleares) representa a su organización en el seno del “grupo de acompañamiento ONG” que creó BKW en 2015. El objetivo era integrar a expertos críticos hacia la energía nuclear para planear mejor el desmantelamiento de la central.
“Siempre estamos bien informados en este grupo. Y lo mismo los jefes del departamento nuclear que los responsables del equipo de desmantelamiento de la planta se han mantenido siempre dispuestos a dialogar y a responder a cada una de nuestras preguntas”, explica.
Incluso el blog energisch.chEnlace externo, profundamente crítico con la industria nuclear, dejó de oponerse a la forma en la que se planeaba el desmantelamiento.
“Las principales inquietudes manifestadas durante las consultas que se hicieron previamente se atendieron cabalmente. En particular, se garantizó que todos los sistemas de seguridad fueran mantenidos, e incluso, reforzados hasta concluir íntegramente el proceso de desmantelamiento, es decir, hasta que todos los elementos de combustible se hayan retirado del reactor para colocarlos en un depósito de enfriamiento», dice.
“Dos mujeres competentes cambiaron las cosas”
El hecho de que BKW decidiera en 2013 el cierre de su única planta nuclear en el año 2019 y que el proyecto de desmantelamiento que inicia no haya recibido casi críticas, se debe a una “feliz combinación de factores”, opina Peter Stutz:
- La creciente resistencia general hacia la energía nuclear: “había incesantes ataques externos que abonaron a la necesidad de cerrar la central nuclear”.
- La fuerte baja de los precios de la electricidad.
- “La catástrofe de Fukushima, en Japón, que llevó a las autoridades helvéticas de control nuclear a exigir mejoras a la planta de Mühleberg que eran muy onerosas, pero fundamentales porque usaba el mismo tipo de reactor”.
- Y finalmente, la participación de dos mujeres competentes que realizaron una estupenda labor: “la exrepresentante del cantón de Berna en el consejo de administración de BKW, Barbara Egger, que se involucró a fondo en el tema del desmantelamiento. Y la directora de BKW, Suzanne Thoma, que puso las cosas en orden”, reconoce Stutz.
Sin repositorio a la vista
La decisión de cerrar esta “central nuclear segura” se tomó por razones económicas, según expresó BKW en 2013. La baja en los precios de la electricidad y los nuevos requerimientos impuestos por las autoridades tras la catástrofe de Fukushima, hacían imposible seguir operando una central con rentabilidad.
El fin de las operaciones y el desmantelamiento supondrá gastos por al menos 3 000 millones de francos suizos. Y aún es difícil estimar cuánto costará el almacenamiento definitivo de los desechos nucleares, un desembolso que deberá realizarse a partir del 2050. Hasta ahora, nadie sabe dónde se construirá en Suiza el repositorio que almacenará dichos residuos.
Primer desmantelamiento de una planta nuclear
Medio siglo después de la construcción de la primera central nuclear de Suiza en Beznau (Argovia), cerrará sus puertas la de Mühleberg (Berna).
Mühleberg, la segunda planta nuclear en Suiza que se construyó entre 1967 y 1972, concluye su operación en 2019 y se prevé su desmantelamiento paulatino de aquí al 2034, según BKW.
La central nuclear de Mühleberg cubre alrededor del 5% del consumo de electricidad en Suiza. BKW afirma que el suministro básico no se verá amenazado. Y añade que, por el momento, la firma no depende de las importaciones.
Desmantelar es un terreno inédito
De las 600 centrales nucleares que existen en el mundo, solo una decena ha sido desmantelada por completo. En Suiza, nadie tenía experiencia en la tarea de desmontar una central de este tipo. Para realizar la tarea, BKWEnlace externo se ha apoyado esencialmente en su personal, ya que conoce al detalle cada válvula y tornillo de la central. Para los trabajos más difíciles optó por echar mano de contratistas especializados.
Si bien el jefe del proyecto de demolición, Stefan Klute, ya había trabajado antes en el desmantelamiento de centrales nucleares en Alemania y otros países, en materia organizacional y legal, el experto se está adentrando en terrenos desconocidos en Suiza, confirma Suzanne Thoma a los medios de comunicación, confiando en que todo se desarrollará sin contratiempos.
Traducción del francés: Andrea Ornelas
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