Colaboración para combatir el bio-terrorismo
La sombra del ántrax acerca a las autoridades de Washington a la tecnología de la industria bioquímica suiza.
Un simposio, con la presencia del Secretario de Salud, Tommy Thompson, marcó el interés estadounidense por la biotecnología suiza.
El miedo de ataques terroristas con empleo de armas químicas, como el Ántrax, condujo a las autoridades estadounidense a buscar colaboración con la industria suiza del sector.
Un nuevo concepto defensivo, una especie de ‘bioescudo’ fue presentado el miércoles (12.03) en la Embajada de Suiza en Washington durante el simposio ‘El rol de la biotecnología en la seguridad y la defensa interior’, en el que participó el Secretario de Salud estadounidense, Tommy Thompson.
Dieciocho meses después del atentado terrorista del 11 de septiembre se ha buscado antes que nada, efectuar el balance de los avances logrados en materia defensiva, pero sobre todo, comprender lo que se puede realizar en el campo de la lucha contra el bio-terrorismo, especialmente desde el punto de vista sanitario.
Conocimientos fuera de Estados Unidos
En este campo, Suiza, con sus empresas de punta en el sector biotecnológico, puede desempeñar un rol importante. «Todos conocen ahora el éxito del Alinghi», dijo el embajador suizo en Washington, Christian Blickenstorfer al inaugurar el simposio.
No todos, pero tal vez algunos saben que el padre del Alinghi (el velero que se adjudicó la Copa América) es Ernesto Bertarelli, director de Serono, empresa líder en el campo de la biotecnología. Otras empresas suizas lo son también, Novartis y Roche, y varias firmas pequeñas que operan en el sector.
La colaboración de estas empresas interesa a Estados Unidos. La prueba es que en el simposio, en el cual participaron más de cien personas representando a varios otros países, tomó parte el responsable estadounidense de Salud.
El ministro, después de destacar los estrechos lazos que unen a Suiza y Estados Unidos, elogió los esfuerzos de ambos países en el ámbito de la bio-seguridad.
Intercambio científico
«Tenemos necesidad de vuestras ideas» señaló el ministro Thompson, quien durante estos últimos meses ha puesto en marcha un sistema de comunicación nacional que permite reaccionar rápida y eficazmente en caso de ataque.
Después de la experiencia del ántrax, Estados Unidos está mucho más consciente del peligro de los ataques con bacterias, virus y sustancias tóxicas. Comprendió la facilidad de propagación de estas sustancias y lo difícil que resulta identificar a los responsables. También la dificultad de disponer rápidamente de antídotos, vacunas y medicinas para enfrentar la emergencia.
Las autoridades estadounidenses están decididas a llenar esta laguna, tomando en cuenta que son pocos los avances logrados en los últimos años en el campo de la medicina.
Más inversiones
Entre las medidas previstas destaca el aumento de 1.500 millones de dólares para el desarrollo, la investigación y el lanzamiento del proyecto ‘bioescudo’. También el desarrollo rápido de vacunas, y antídotos necesarios para defender a la población de un ataque biológico.
La implementación de estos proyectos beneficiarán a las empresas del sector, incluyendo las europeas, señaló el ministro de Salud.
«Somos los principales productores de antibióticos», señaló por su parte el presidente de Novartis Corporation, Terry Barnett. «El que trabaja en la investigación conoce el peligro y le teme. Teme por la seguridad de sus seres queridos. Luego de los sucesos del 11 de septiembre había quienes ya no querían desplazarse por la ciudad», recordó el director del consorcio helvético.
Ahora, la industria farmacéutica observa con interés todo lo que el gobierno estadounidense está haciendo en la lucha contra el bio-terrorismo. Está claro, que empresas como Novartis tendrán un importante papel a desarrollar.
swissinfo, Ana Luisa Ferro Mäder, Washington
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