Con Paraguay, 10 años de ‘yuyos’ y otras hierbas
Ginebra contribuye a la conservación de los recursos naturales y a la preservación del milenario saber paraguayo en materia de plantas medicinales.
Autoridades de la ‘capital internacional helvética’ viajan a Asunción para festejar el X aniversario de una convención cultural que une a las dos ciudades.
«La visita tiene como objetivo reactualizar la convención e inaugurar la exposición ‘Etnobotánica. Nuestras plantas, nuestra gente’ que presenta el trabajo de cooperación que realizamos allá desde hace 10 años y que está centrado esencialmente en las plantas medicinales», explica Didier Roget, del sector de Educación Ambiental del Conservatorio y Jardín Botánico de Ginebra.
Precisa que la delegación, encabezada por el alcalde y ministro de la Cultura de Ginebra, Patrice Mugny, y por el director del Conservatorio y Jardín Botánico de la misma ciudad, así como del Proyecto Etnobotánica Paraguaya (EPY), Rodolphe Spichiger, estará en el país sudamericano del 27 al 30 de marzo.
La agenda incluye entrevistas con representantes de organizaciones campesinas que participan en la estrategia helvética, además de la estructuración de un nuevo proyecto, denominado Campotec, cuya finalidad es la de contribuir a frenar la inmigración urbana de los jóvenes labriegos paraguayos.
«La idea es darles una alternativa para vivir bien con un proyecto en el campo mismo, mediante el trabajo con las plantas medicinales», explica el también responsable de las Relaciones Públicas del Jardín Botánico de Ginebra. «Es una alternativa interesante para un país como el Paraguay», insiste.
Una enorme riqueza
El encargado de Negocios de la Embajada de Paraguay en Suiza, Raúl Florentín, destaca también la importancia de las hierbas medicinales en el país sudamericano. «Es una tradición que tiene el pueblo paraguayo, que procede de los indígenas guaraníes».
Además, subraya el diplomático, «el conocimiento de la población de todas estas hierbas medicinales es enorme. Es uno de los conocimientos más grandes en toda América Latina».
Didier Roguet coincide y abunda: Paraguay tiene una situación única en el mundo con una riqueza que se cifra en más de 5.000 especies diferentes y un saber sobre los secretos curativos de las plantas que se remonta a la época precolombina.
Y… sincretismo obliga:
Esa sapiencia y ese legado natural recibieron el aporte de los misioneros españoles durante la Colonia. «Los jesuitas y los franciscanos hicieron un trabajo muy interesante con el conocimiento guaraní más el que trajeron de Europa, y que ahora tiene su traducción en un gran conocimiento de las plantas medicinales», subraya Roget.
La transmisión de un saber
A través de su historia, y con la mengua de la población masculina como saldo de la guerra de la Triple Alianza (1865-1870, contra Brasil, Uruguay y Argentina) y, más tarde, de la Guerra del Chaco (1932-1935, contra Bolivia), recayó en las mujeres la tarea de preservar y transmitir ese legado cultural.
«Y las señoras, amas de casa, en algunas épocas de la historia fueron realmente las que trabajaron, las que se encargaron de la economía del país y, a través de este manejo de la parte femenina de la sociedad se transmitió este proceso de valorización del conocimiento de las plantas medicinales», precisa.
Empero, con el correr del tiempo y los cambios en las estructuras económicas, muchas personas abandonaron los campos y, con ellos, buena parte de sus costumbres y de su saber ancestrales. Al mismo tiempo, la medicina alópata fue ganando espacio a los tradicionales ‘yuyos’ (hierbas curativas) y ahora…
«La utilización de estas hierbas medicinales es diaria, pero se ha visto un proceso en el que cada vez la medicina moderna está teniendo una importancia mayor -lo que es un proceso natural, normal- pero con lo que se va perdiendo un poquitito de esa cultura. Ya no es tan amplia como era hace unos 30 años», anota Raúl Florentín.
El diplomático paraguayo añade que «es ahí donde encaja el proyecto del Jardín Botánico (de Ginebra) que justamente tiene como objetivo fomentar la plantación de estas hierbas medicinales para mantener ciertas especies que están en peligro de extinción y conservar también la cultura nuestra en ese sentido».
Erosión del conocimiento
La esencia del proyecto que las autoridades de la Ciudad de Ginebra emprendieron en Asunción tiene que ver con la inquietud por esa ‘erosión del conocimiento’ y con la también creciente pérdida de las especies en cuestión, como resultado de una alarmante deforestación del país y merced a la muy intensiva recolecta de las plantas (en su mayoría, salvajes).
«Lo que nos interesó en la problemática inicial fue la manera de valorizar ese enorme patrimonio en torno a las plantas que está un poco erosionado. Hay una pérdida de conocimientos, particularmente científicos. Trabajamos entonces en eso y en educación ambiental, para que las gentes puedan reapropiarse esos conocimientos», destaca nuestro interlocutor.
Y eso, enfatiza, «es lo que hacemos desde hace 10 años a través de la Ciudad y del Jardín Botánico de Paraguay». Para ello cuentan con un vivero de plantas medicinales «que es el más bello de América del Sur, con unas 500 especies en cultivo» y que utilizan también como plataforma educativa (impartición de cursos y talleres) junto con el Centro de Conservación y Educación Ambiental.
Así pues, el EPY es una estrategia múltiple, que de alguna manera involucra a unas 300.000 personas, de más de 25 organizaciones campesinas, y en el seno de la cual se desarrolla igualmente un programa de salud pública, denominado ‘Tesaïreka’, en colaboración con la Cruz Roja Suiza e incluye temas sobre planeación familiar, toxicidad de las plantas, los riesgos de plantas abortivas…
Organización del saber
Incluye igualmente la sistematización del estudio de la flora local mediante la descripción, familia por familia, de cada una de las 5.000 plantas medicinales paraguayas, y que será una obra de divulgación científica.
«Es la primera vez que va a salir un libro que debe compilar todas las plantas medicinales del Paraguay con un marco bien científico pero también de apreciación sobre la medicina tradicional», apunta Roguet y precisa que en la empresa participan también las universidades de Ginebra y de Asunción.
«No vamos a tener este libro en los institutos científicos. Nuestra idea es difundir los conocimientos entre asociaciones campesinas, vendedoras del mercado… Ellos necesitan realmente un libro de referencia, saber si la planta es tóxica. Las vendedoras deben saberlo para que no difundan un conocimiento que no es válido científicamente», apunta el conservador ginebrino.
Por su parte, el responsable de la Embajada de Paraguay destaca la importancia de la estrategia instrumentada por la Ciudad de Ginebra en su país:
«El interés de nosotros es, a través de este proyecto que nos parece fabuloso, incentivar otra vez, en el interior del país, estas plantaciones de estas hierbas que cada vez se van plantando menos».
Es decir, conservar las especies. Pero, más aún… «vemos un posible nicho como un producto exportable para países como los europeos» (En más sobre el tema: La oferta paraguaya de medicina natural)
swissinfo, Marcela Águila Rubín
En el 2006, Asunción y Ginebra firmaron una Convención Cultural que incluye programas de cooperación através del Fondo de Cooperación Técnica de la Ciudad de Ginebra.
La visita de la delegación suiza –encabezada por el alcalde, Patrice Mugny,- tendrá lugar del 26 al 30 de marzo.
En Paraguay existen unas 5.000 especies diferentes de plantas. El Conservatorio y Jardín Botánico de Ginebra (CJB) ha repertoriado el 10%.
Una cuarta parte de los mercados paraguayos está dedicada al comercio de plantas medicinales.
En el 2002, el CJB organizó en Ginebra la exposición Cap au Sud sobre las plantas de Paraguay.
Etnobotánica Paraguaya es un proyecto de investigación tendiente a mejorar el conocimiento de las especies medicinales comercializadas y utilizadas en ese país.
Está financiada por el Fondo de Cooperación de la Ciudad de Ginebra y dirigido por el profesor R. Spichiger, director del Conservatorio y Jardín Botánico de Ginebra (CJB).
Tiene como objetivos censar y formalizar taxonómicamente esos datos, pero sobre todo, restituir la valorización del conocimiento etnobotánico de las plantas vendidas en el mercado de Asunción.
Junto con el CJB, la Cruz Roja Suiza desarrolla en Paraguay un programa de salud pública (Tesaïreka) mediante el empleo de plantas medicinales.
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