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Cuando disparar al lobo equivocado es legal

dos lobos, uno bebé y otro adulto, salen de una guarida de un árbol
La diferencia de edad de los dos lobos es evidente en esta imagen de un parque natural suizo. No obstante, los lobos jóvenes crecen mucho entre el otoño y el invierno, lo que hace más difícil distinguirlos de los adultos, sobre todo de noche, cuando suelen producirse los disparos. Keystone / Olivier Born

La población de lobos habrá llegado a 350 ejemplares en Suiza para el año 2025, por lo que las autoridades están facilitando que se acabe con ellos. Mientras tanto, y tras haberse abatido tres lobos de manera injustificada el año pasado, un grupo emprende acciones legales.  

En el oeste de Suiza, un guarda a la caza de un lobo —oficialmente designado como problemático— disparó y mató al animal equivocado. Ocurrió la noche del 27 de noviembre de 2022. Las autoridades habían incluido en la lista negra a un lobo joven, pero —como ha revelado a principios de 2023 un análisis posterior de ADN— quien acabó en el punto de mira en el cantón del Vaud fue M95, un macho reproductor.

Otros dos casos fatales de identidad equivocada también ocurrieron el año pasado en los cantones de los Grisones y el Valais. Swiss Wolf Group (Grupo del lobo suizo) considera que estos errores son inaceptables, porque matar a un líder de manada, en lugar de a un animal joven, puede provocar que la manada se disuelva.

David Gerke, el director general de Swiss Wolf Group, afirma que “matar a un líder no es un asunto trivial. Es una intervención seria que afecta a la población de lobos”. En respuesta a los tiros, su organización —que se autodenomina “la voz de los grandes carnívoros en Suiza”— podría presentar una denuncia penal.

“Las órdenes de disparar —como tales— eran legales, pero los disparos no se correspondieron con las órdenes. Se trata de una infracción de la ley de caza, que se castiga con multa o sanción”, explica Gerke. Hacen falta más aclaraciones para determinar quién es la persona que debe ser acusada, aunque los errores fueron de los guardas que dispararon. Según Gerke, Swiss Wolf Group “de ninguna manera trata de castigar a los guardas, porque estos solo cumplen órdenes”.

La fundación KORA —que vigila la ecología de los carnívoros suizos y la gestión de la fauna salvaje— mantiene cifras detalladas sobre las nuevas llegadas y las pérdidas de la población suiza de lobos. La de M95 es la muerte número 105 registrada desde 1998. Como causa de la muerte figura “disparo legal”.

Cazados hasta la extinción

A finales del siglo XIX, en Suiza se cazaron lobos hasta su extinción. Después, en 1995, un lobo solitario cruzó la frontera desde Italia. Hoy en día, en Suiza, a largo de las fronteras italiana y francesa, viven unas veinte manadas con unos 180 lobos. KORA calcula que en 2025 habrá en Suiza cincuenta manadas y un total de 350 lobos.

El regreso del lobo a Suiza no está exento de polémica. Por un lado, los ecologistas lo celebran y destacan el papel de los carnívoros en potenciar y mantener la biodiversidad. Por otro, es fuente de preocupación para quienes se ocupan de la ganadería. Los lobos suelen alimentarse de ciervos, rebecos y jabalíes, pero las ovejas y las cabras son un complemento muy apreciado.

En las últimas décadas las pérdidas de ganado han crecido de manera exponencial: entre 1998 y 2008 se registraron unas mil muertes; desde 2020 el número de víctimas anuales es prácticamente el mismo.

Quienes pierden su ganado por ataques de lobos reciben indemnizaciones con cargo a las arcas públicas. También, ayudas económicas para comprar vallas de seguridad y perros para guardar el ganado.

Medidas para reducir la protección

De acuerdo con el Convenio internacional de Berna, el lobo es una especie de fauna “estrictamente protegida”. Suiza, sin embargo, ha propuesto en dos ocasiones que este estatus se rebaje a “protegido”; la última vez, en noviembre de 2022, cuando se reunió el comité permanente del Convenio. Dicha clasificación permite “cierta explotación […] si el nivel de población lo permite”. Andorra, Islandia, el Reino Unido y los 27 países de la UE se opusieron a la enmienda que fue apoyada por Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Liechtenstein y Turquía. Se abstuvieron Mónaco, Noruega y Serbia.

En diciembre de 2022 el Parlamento suizo aprobó cambios en la ley de caza para facilitar que los lobos sean abatidos. Así, los cantones podrán regular la caza de lobos entre el 1 de septiembre y el 31 de enero con el consentimiento del Gobierno federal. Los disparos —sin poner en peligro la población de lobos— deberán evitar pérdidas de ganado. También es requisito previo para disparar que los rebaños no se hayan podido proteger mediante medidas razonables.

En un referéndum celebrado en Suiza en 2020, el electorado rechazó la adaptación anterior a la ley del Parlamento, que habría permitido a los cantones individuales abatir animales salvajes sin permiso federal. A menos que se celebre otro referéndum, se espera que las últimas revisiones entren en vigor en 2024.

Sacrificio masivo en Suecia

Otros países tienen planteamientos diferentes para tratar a los lobos, y a veces más severos. En Suecia las últimas semanas ha suscitado el debate que el Gobierno haya dado permiso a los cazadores para matar 75 animales de una población de 460. Un grupo internacional de especialistas —en una carta publicada en la revista Science— ya criticó el sacrificio por poner en peligro en Suecia la población de lobos.

“La caza, llevada a cabo tanto de manera legal como ilegal, ha impedido la expansión de la población y la entrada de variación genética”, escribieron, señalando que la base genética era extremadamente limitada. “Una inmigración limitada seguida de endogamia podría llevar a la extinción”. Esta población de lobos escandinava, bastante aislada, deambula entre Suecia y Noruega. Casi el 90 % se encuentra asentada en Suecia.

“La idea de matar lobos o incluso de gestionar las poblaciones de carnívoros grandes es uno de los temas que más divisiones genera actualmente en Europa”, afirma John Linnell, científico del Instituto Noruego de Investigación de la Naturaleza. “Pero esto tiene más que ver con los derechos de los animales que con la conservación; lamentablemente muchas personas no pueden separar ambas cosas”, sostiene. En un estudio de 2017, Linnell y sus colegas analizaron las líneas argumentales que se utilizan a menudo en Noruega para justificar la matanza de lobos y las relacionaron con los criterios de excepción que existen en virtud del Convenio de Berna. 

Linnell tiene la impresión de que Suiza está haciendo bien las cosas en lo que a la gestión del depredador ápice se refiere. “Recuerdo una Suiza sin lobos, donde la idea de los lobos era impensable. Hoy la población está aumentando, se trabaja activamente para proteger a las ovejas y se reacciona ante los lobos que se portan mal mediante la eliminación selectiva”.

No existe la certeza absoluta

¿Es difícil identificar y abatir al animal correcto? En parte depende del momento, dice Gerke, director del grupo Swiss Wolf Group.

“Cuando los animales jóvenes todavía se distinguen claramente de los lobos adultos, cabe esperar que las autoridades sean capaces de distinguirlos”, cuenta Gerke, quien señala que los cachorros en otoño tienen proporciones notablemente diferentes, con patas más cortas y cabezas y orejas de aspecto más grande.

A medida que crecen, resulta más difícil distinguirlos de los adultos. Muchos de los disparos tienen lugar de noche y, como dice Gerke, “lógicamente es más difícil distinguirlos de noche que de día”.

Las autoridades de caza del cantón de Berna este mes de enero abatieron a un lobo sospechoso de haber matado —entre octubre y diciembre de 2022— veintidós ovejas, incluidas diez que vivían en granjas, con lo que las autoridades describieron como “suficientes medidas de protección del rebaño”. En resumen, para los estándares suizos, se trataba de un “lobo problemático”, aunque el término en sí es bastante discutible, opina Niklaus Blatter, inspector de caza del cantón de Berna.

“Vista desde la perspectiva de los seres humanos o de un grupo de humanos, la actividad natural, a menudo, se convierte en un problema”, indica. Aun así, él y su equipo tienen el convencimiento de que condenar a este animal en concreto era lo correcto. El lobo al que dispararon intentaba atacar a un rebaño que ya había sufrido pérdidas. En otras palabras: se trataba de un ataque repetido.

“Estamos, por tanto, muy seguros de haber abatido al lobo ‘correcto’, pero en la gestión del lobo rara vez existe la certeza absoluta”, explica Blatter.

El cuerpo del lobo lo están examinando en el Instituto de Salud de la Pesca y la Fauna Salvaje de la Universidad de Berna.

Adaptado del inglés por Lupe Calvo

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