Perspectivas suizas en 10 idiomas

Cuando el bilingüismo es una ventaja

Clase en un aula de la universidad.
Clase del programa ‘Bilingüe plus’ de la Universidad de Friburgo, la única universidad bilingüe (francés y alemán) de Europa que ofrece una gama completa de cursos en ambos idiomas. swissinfo.ch

La Universidad de Friburgo es una de las pocas universidades bilingües en francés y alemán del mundo; y la única de Suiza. Aunque ofrezca más oportunidades profesionales, no siempre resulta fácil estudiar en dos idiomas.

“Viniendo de Suiza, y además del cantón de Friburgo, dominar el francés y el alemán era lógico para mí”, cuenta Katia Dubey, una estudiante que acaba de terminar en la Universidad de Friburgo su máster bilingüe en Historia. Para poder estudiar en alemán y en francés eligió esta universidad ubicada en un cantón a caballo entre la Suiza de expresión alemana y la de habla francesa, y que es la única en la Confederación que ofrece esta opción.   

El bilingüismo es parte intrínseca de Friburgo. La ciudad medieval se fundó en 1157 como una ciudad bilingüe. Y —desde entonces— sigue siendo un lugar de encuentro de las culturas francófona y germana; una identidad multicultural que evoluciona constantemente tanto en la ciudad como en la Universidad.  

La Universidad de Friburgo surgió en 1889 bajo influencia alemana y en Alemania se contrató a buena parte del profesorado. En 2006, alrededor del 50 % del alumnado estudiaba en alemán y el 30 % lo hacía en francés. Desde 2021 este porcentaje se ha invertido: ahora en la Universidad un 32 % del estudiantado habla alemán y un 46 %, francés. El 2 % domina correctamente ambas lenguas.

De los cerca de 10 000 estudiantes que hay en la Universidad, en torno al 80 % son de Suiza y el 12 % de otros países de Europa. El resto proceden de Asia, América y África. Con un 20 % de estudiantes del extranjero, la “más internacional” es la Facultad de Ciencias y Medicina.

Pero no todo el mundo que estudia en la Universidad de Friburgo elige la opción bilingüe, que sigue siendo minoritaria. Para obtener el título con la mención de que los estudios se han cursado de acuerdo con un currículo bilingüe, el 40 % de los créditos —como mínimo— tiene que cursarse en cada una de ambas lenguas. Todo un reto para algunas personas, en especial para quienes vienen a estudiar desde el extranjero que a menudo no dominan ni el alemán ni el francés.

Indicación en la universidad en francés y alemán.
En la Universidad de Friburgo, el bilingüismo está en todas partes. © Keystone / Gaetan Bally

Un plan de estudios exigente

Casi todas las ramas ofrecen planes de estudios en alemán, en francés o en ambos idiomas. Aunque esto no significa que todas las clases sean en francés y en alemán; pues tienen que seguir siendo accesibles para quienes no hayan elegido la opción bilingüe. Sin embargo, en la práctica, las dos lenguas se mezclan.

Así, en un curso impartido en francés el profesorado puede preguntar, por ejemplo, en alemán o se pueden recibir las clases en un idioma y hacer en otro los exámenes. También puede suceder que la presentación y la lectura de un curso sea en diferentes idiomas.

Katia —alumna francófona— ha elegido el alemán como lengua principal para su grado universitario y el francés, para su máster. “Hay que ser muy organizada para combinar las clases en dos idiomas. A veces hay que sacrificar ciertas clases que nos habrían parecido interesantes, porque no están en la lengua adecuada…”, dice.

Aunque en la Universidad de Friburgo el inglés no es una lengua oficial, sí está reconocida como lengua de trabajo, es decir, está presente en la administración y en muchos cursos.

Los cursos de Ciencias Naturales a nivel de máster se imparten principalmente en inglés, y este idioma también es importante en otras disciplinas, sobre todo en Economía.

Hay personas en el ámbito de la investigación que ven esto como una amenaza para el papel del francés y el alemán como lenguas científicas, mientras que otras tienen una visión más pragmática. Para algunos jóvenes investigadores, el inglés es esencial, por ejemplo, para hacer su carrera y publicar en revistas de alto impacto.

“Al principio, las primeras semanas son un tanto intensas desde el punto de vista cognitivo… y no me sentía muy cómodo hablando delante de una clase de hablantes nativos, pero es una cuestión de hábito. Cada vez que entregaba un trabajo, buscaba a alguien que antes lo leyera y corrigiera”, recuerda Luca Panarese, estudiante de origen italiano que cursa un máster en Historia Contemporánea con opción bilingüe. 

Mayores ingresos y puertas abiertas

Estos esfuerzos tienen su recompensa, ya que las empresas valoran los estudios bilingües. Carmen Delgado Luchner, directora del Centro de Idiomas de la Universidad, aconseja a quienes buscan trabajo que destaquen el hecho de haber realizado cursos en ambos idiomas, incluso sin haber optado por el programa bilingüe. “A nivel nacional, las personas bilingües tienen de media un salario más alto”, cuenta.

Para matricularse en un grado en la Universidad de Friburgo, hay que tener como mínimo un nivel B2, es decir, un buen nivel escrito y hablado en alemán o en francés.  

La Universidad de Friburgo ofrece estas opciones de estudios bilingües:

1. Una parte de la formación se imparte en francés y otra en alemán. En este caso, las clases se siguen obligatoriamente en ambos idiomas, ya que no se puede hacer toda la formación en una única lengua. No obstante, sí se puede elegir el idioma en el que hacer los exámenes.

2. Toda la formación está disponible en ambas lenguas. En este caso, se puede elegir el idioma en el que se quiere seguir el curso.

3. Se puede elegir una asignatura principal en un idioma y una secundaria en otro. Se puede estudiar, por ejemplo, Ciencias de la Educación en francés, como asignatura principal, y Sociología, en alemán, como asignatura secundaria para el grado.

Fuente: Universidad de Friburgo

Y eso es lo que demuestra el informe “El valor de los idiomas en la actividad profesional”, que en 2015 publicó François Grin, profesor de Economía de las Lenguas en la Universidad de Ginebra.

Según dicho estudio, las personas oriundas de la Suiza germanófona y del Tesino que dominan el francés —además de su lengua regional— ganan un 14,1 % y un 17,2 % más que aquellas no lo hacen. Asimismo, en la Suiza de expresión francesa y en el Tesino, quienes hablan bien el alemán ganan un 13,8 % y un 16,9 % más que sus colegas que no lo hablan.

Katia —estudiante de Historia que quiere ser profesora de secundaria— eligió la opción bilingüe sobre todo por las oportunidades profesionales que ofrece.

“Mis estudios bilingües me dan ventaja si me quedo en la ciudad de Friburgo, donde los Gymnasium (nombre que recibe el centro de enseñanza secundaria en la parte de expresión alemana de Suiza) son bilingües —explica—. Y también me abren puertas en otros lugares de Suiza, pues tendré un diploma que me permitirá trabajar a ambos lados del Röstigraben”, prosigue, refiriéndose a la división cultural entre las partes de habla francesa y habla alemana de Suiza. “Es una ventaja tanto profesional como personal, no estoy atada a una región lingüística”, puntualiza Katia.

Luca, por su parte, busca un trabajo en una ONG o en una administración europea o federal. En ambos casos, la competencia multilingüe es una ventaja. En Suiza para acceder a puestos administrativos a nivel federal es requisito indispensable conocer dos lenguas nacionales, como mínimo.

Bilingüe, intercultural e interdisciplinario

Pero la ventaja no está solo en el plano lingüístico. Ya que quienes tienen conciencia de ambas lenguas se integran más fácilmente en Suiza y en los países vecinos.

“Es interesante entender cómo los idiomas cambian los puntos de vista”, dice Luca. Si en un curso de Historia en francés se tiende siempre a hacer referencia a la historia de Francia, en un curso de Historia en alemán se tiende a hacer referencia a la historia de los países de habla alemana. De hecho, he aprendido mucho sobre ambas áreas lingüísticas”.

En Derecho, por ejemplo, en el marco del programa ‘Bilingue Plus – droit’ (Bilingüe Plus: Derecho), la Facultad y el Centro de Idiomas organizan cursos de idiomas y talleres bilingües en los que los estudiantes se familiarizan con la cultura profesional y académica de la lengua en cuestión. El evento anual “Le Droit dans le cinéma/ Recht im Film” (El Derecho en el cine), por ejemplo, permite a quienes hablan alemán y francés trabajar en escenas cinematográficas relevantes para sus planes de estudios de Derecho.

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“En Suiza las culturas de oficios son diferentes según las regiones lingüísticas. Por eso, el foco de nuestra enseñanza también es el aspecto cultural”, explica la directora del programa, Alessandra Keller-Gerber.

Esta interculturalidad se complementa con la interdisciplinariedad y, desde el pasado mes de septiembre, también se invita a estos talleres a quienes cursan otras asignaturas. “Cuando trabajamos en un tema, podemos imaginar que quienes estudian en otros campos también podrían beneficiarse al hacer el mismo trabajo con perspectivas de sociología, ciencias políticas y literatura, por ejemplo”, concluye Keller-Gerber.

Otras universidades bilingües

“El origen de las universidades bilingües es sobre todo político, ya que su misión está estrechamente ligada a su situación particular y a las necesidades de su región”, según un informe sobre la enseñanza superior en Europa que publicó la UNESCO en 2000.  

A nivel internacional, la Universidad de Ottawa, en Canadá, está reconocida como la mayor universidad bilingüe (francés-inglés) del mundo. El país cuenta con varias universidades que imparten clases en francés e inglés, sobre todo en Quebec: la Universidad de Quebec, la Escuela Politécnica de Montreal y la Universidad Concordia, por ejemplo.

Además de la Universidad de Friburgo, también imparte clases en francés, inglés y alemán la Universidad de Luxemburgo. Fundada en 2003, su programa de estudios consta de 11 grados universitarios y 23 másteres repartidos en 3 facultades.

Las universidades europeas bilingües se encuentran principalmente en países bilingües o multilingües como Suiza, Luxemburgo, Bélgica, Finlandia, Noruega y España. En los Países Bajos, la Universidad de Maastricht imparte clases en neerlandés e inglés.

En las antiguas repúblicas soviéticas los estudios difieren de un país a otro. En Kirguistán, la enseñanza superior se imparte sobre todo en ruso, kirguís, inglés y turco. En Turkmenistán las universidades han adoptado el turcomano y —desde principios del siglo XXI— el ruso ha ido perdiendo espacio en el ámbito académico.

Editado por Virginie Mangin

Adaptado del francés por Lupe Calvo

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