Células solares que resisten bien la altitud
El avión solar 'Solar Impulse' saldrá del hangar en primavera. Mientras tanto, los socios de Bertrand Piccard presentaron, rodeados de nieve, las células que permitirán volar a su aeronave.
Examinadas y probadas en el pico Jungfraujoch, soportaron la altitud, el frío y las tormentas.
Auténtico nido de águila ubicado sobre las rocas y el hielo entre las cumbres del Mönch y del Jungfrau, el complejo del Jungfraujoch no es únicamente un lugar dedicado al turismo alpino.
Además de las terrazas y los restaurantes panorámicos de la estación de tren más elevada de Europa y las excursiones sobre las nieves perpetuas, el paraje ofrece un refugio a toda una población de científicos. Aquí se observa muy bien las estrellas, la nieve, los glaciares…pero también la atmósfera, la contaminación, el clima o los rayos cósmicos.
El Jungfraujoch alberga igualmente la central solar más alta del mundo, instalada hace más de un año por la empresa suiza asentada en Berna, BKW FMB, gran desarrolladora de energías renovables.
Sabiendo que el observatorio de Sphinx, punto culminante del emplazamiento, está a 3.580 metros de altitud, y que tanto ‘Solar Impulse’ volará también bastante alto (8.500 metros al día, entre 1.000 y 1.500 en la noche) como que la empresa BKW son socios del proyecto de Bertrand Piccard, la prueba de células solares dentro de este lugar cercano a las nubes se vuelve casi una evidencia.
El avión solar de Bertrand Piccard debe despegar en 2011 e intentar, por primera vez en el mundo, dar la vuelta al planeta sin energía fósil y sin polución.
Está prevista una escala por continente, y como el avión tendrá sólo un sitio, será pilotado por turnos por Bertrand Piccard y su compañero, André Borschberg.
El proyecto, financiado por patrocinadores, cuesta unos 130 millones de francos.
El psiquiatra del cantón de Vaud, Bertrand Piccard, adquirió fama internacional en 1999 cuando junto con Brian Jones, dio la vuelta al mundo en globo sin escalas, en 19 días, 21 horas y 47 minutos, una primicia en su género.
«Adelante Bertrand»
En diciembre se instaló sobre un muro de construcción un panel con 24 células fotovoltaicas, -fabricadas en California por ‘Sunpower’, uno de los líderes mundiales del sector- y otra célula más para medir la radiación solar.
Particularmente finas y ligeras (en ‘Solar Impulse’, cada gramo cuenta), las células presentan también la ventaja de poderse ‘encapsular’ en una superficie no plana, según una técnica que se adapta a esta circunstancia. De esta manera podrían adaptarse exactamente al perfil de las alas de un avión.
El 16 de enero las pruebas efectuadas arrojaron su veredicto. A pesar de las condiciones de frío, humedad, viento y a veces las tormentas, las células lograron transformar en electricidad el 22% de la luz que recibieron del sol. Lo que significa el doble de lo esperado para una célula solar estándar.
«Para nosotros, Bertrand puede emprender su viaje», afirmó Martin Pfisterer, responsable de energías renovables de BKW.
Mensaje recibido y eso que tanto Bertrand Piccard como André Borschberg, los dos pilotos del avión, no asistieron a la cita celebrada en el Jungfraujoch. Ambos viajaron junto al ministro suizo de Medio Ambiente, Transportes, Energía y Comunicaciones, Moritz Leuenberger, hasta Abou Dhabi, en el marco de un encuentro de empresas sobre las energías de mañana.
En su nombre, fue Luiggino Torrigiani, la tercera persona que originó el ‘Solar Impulse’, el que recibió la noticia.
«Esto no es un avión»
En algunas palabras, el ingeniero, experto en marketing y administrador del proyecto recordó el desafío técnico que va a suponer la gestión de la energía en el citado avión «capaz de dar la vuelta al mundo sin utilizar más potencia que sólo las bombillas del árbol de Navidad de cualquier municipio».
‘Solar Impulse’ será en efecto muy ligero y volará lentamente. La principal dificultad será conseguir almacenar la energía suficiente durante el día para llegar a permanecer en el aire durante la noche.
«En este sentido, Bertrand y André (los dos pilotos), cuando estén solos ante su cabina ellos representarán un poco a cada uno de nosotros, y tengan que gestionar el nivel de energía para mantenerse durante la noche, justo hasta la mañana siguiente», comentó Luiggino Torrigiani.
Y perseguir en lenguaje figurado, con una reproducción del célebre cuadro de Magritte, que, sobre la imagen hiperrealista de una banal pipa de madera, proclama «esto no es una pipa». Así, de la misma forma se puede escribir sobre la imagen de ‘Solar Impulse’ «esto no es un avión».
«Es un símbolo, precisó Luiggino Torrigiani, un símbolo que no hace un mal sueño, si es juzgado por las estrellas que se encienden en los ojos de la gente a lo que se habla. Es un bonito proyecto, y más teniendo en cuenta la morosidad económica actual».
Demostrar las posibilidades
Los promotores de ‘Solar Impulse’ saben bien que su aparato no supone una alternativa a la aviación civil actual, tan contaminante y golosa en energías fósiles. Nunca lo presentaron como tal.
La idea está más enfocada a demostrar nuevas posibilidades. También para dar otro impulso al desarrollo de la energía fotovoltaica, donde Suiza cuenta con excelentes investigadores, aunque todavía faltan más iniciativas industriales.
Anunciado a solo una horas del lanzamiento del proyecto Romande Energie- Escuela Politécnica Federal de Lausana, con esta nueva etapa hacia el despegue del ‘Solar Impulse’ el país muestra que las cosas progresan.
swissinfo, Marc-André Miserez, Jungfraujoch
(Traducción: Iván Turmo)
¿Cómo funciona la energía solar?
Existen dos formas principales de utilizar la energía solar, una como fuente de calor para sistemas solares térmicos, la otra como fuente de electricidad para sistemas solares fotovoltaicos.
En principio la forma en la que se captura la luz del sol para convertirla en electricidad se hace a través de paneles solares o fotovoltaicos.
Estos paneles están formados por grupos de las llamadas células o celdas solares que son las responsables de transformar la energía luminosa (fotones) en energía eléctrica (electrones).
Estas células se conectan entre sí como un circuito en serie para así aumentar la tensión de salida de la electricidad.
Al mismo tiempo varias redes de circuito paralelo se conectan para aumentar la capacidad de producción eléctrica que podrá proporcionar el panel.
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