“Debemos consumir menos agua y hacerlo de forma más inteligente”
Ha llegado el momento de pasar de despilfarrar agua a reutilizarla, afirma el presidente del Consejo Mundial del Agua, Loïc Fauchon. En esta entrevista Fauchon habla de las soluciones a la escasez de agua, del uso del agua residual y de la “gran revolución” de este siglo.
SWI swissinfo.ch: En distintas partes del mundo el agua cada vez escasea más. ¿Habrá guerras por el agua?
Loïc Fauchon: Nunca ha habido a lo largo de la historia guerras de verdad por el agua. La gente se pelea por el acceso a un pozo, a un oasis, pero no son guerras. Hay, a lo sumo, tensiones porque del cielo cae menos lluvia o porque los recursos hídricos se han sobreexplotado.
Sobre la gestión de los recursos hídricos soy bastante optimista. El año pasado asistí a la cumbre del G20 en Indonesia y por primera vez escuché hablar del agua a los jefes de Estado. Como consecuencia de las graves sequías de los dos últimos años en Estados Unidos y Europa, estamos asistiendo a una auténtica toma de conciencia.
En muchas partes del mundo el agua comienza a escasear. Incluso Suiza —que posee gran parte del agua de Europa— debe replantearse su gestión y prepararse para las cada vez más frecuentes sequías. Esta serie explora los posibles conflictos relacionados con el consumo de agua y las soluciones para gestionar mejor este recurso tan preciado.
+ La escasez de agua también afecta a Suiza
¿Cuáles son las principales amenazas para el abastecimiento de agua?
Una es la relativamente imprevisible evolución del clima, con demora de las precipitaciones, sequías más intensas e inundaciones excesivas, como ocurrió el año pasado en Pakistán. La otra es el crecimiento demográfico.
¿Cómo garantizar que haya agua suficiente para una población mundial en aumento?
Debemos consumir menos agua y hacerlo de forma más inteligente. En el pasado hemos derrochado mucha agua. Ahora tenemos que demostrar inteligencia, espíritu de innovación y utilizar las tecnologías más avanzadas para reducir el consumo. Para ahorrar entre un 10 y un 15 % de agua, basta, por ejemplo, con hacer pequeños gestos en el día a día, y un poco de sentido común.
Hay, sin embargo, regiones del planeta que son cada vez más áridas.
Tenemos que poner suficientes cantidades de agua —a ser posible de calidad— a disposición de toda la población que no tiene bastante. Podemos hacerlo construyendo canales y trasvasando agua a grandes distancias. No es nada nuevo; ya lo hacían en Mesopotamia antes de Jesucristo.
Otra solución es la desalinización del agua marina y del agua salobre. Gracias al uso de la ósmosis inversa,Enlace externo en 20 años el coste de la desalinización ha bajado de unos 10 dólares (9 francos suizos) por metro cúbico a menos de 1 dólar. El agua desalinizada es asequible y actualmente unos 70 países, entre ellos varios Estados pobres, producen agua dulce de esta manera.
Las plantas desalinizadoras, sin embargo, consumen mucha energía.
Es cierto, pero cada vez consumen menos energía y funcionan con energías renovables, como la solar o la geotérmica.
El inconveniente, en realidad, es otro: acabamos teniendo grandes cantidades de sal con las que no sabemos qué hacer. En la zona del Golfo Pérsico, donde las aguas son relativamente poco profundas, las plantas desalinizadoras de Kuwait, Dubái, Catar y Arabia Saudí han provocado un aumento de la salinidad que afecta a la biodiversidad y a los ecosistemas. La situación es diferente en el mar Mediterráneo, a lo largo de las costas libanesas o españolas, por ejemplo, donde los fondos marinos son más profundos.
El Consejo Mundial del Agua (WWC, por sus siglas en inglés) es una organización internacional con sede en la localidad francesa de Marsella, que reúne a organismos de las Naciones Unidas, instituciones académicas, gobiernos, grupos de la sociedad civil y empresas del sector privado. Su objetivo es movilizar —a todos los niveles— las acciones en materia de agua para mejorar la seguridad hídrica en todo el mundo. Este Consejo ha fundado el Foro Mundial del Agua, el mayor evento internacional sobre el tema que se celebra cada tres años. Según Wikipedia, al Consejo Mundial del AguaEnlace externo se le critica que promueve la privatización del suministro de agua.
¿Cómo puede reducirse la presión humana sobre los recursos hídricos?
Una opción es reutilizar el agua residual. Gracias a un tratamiento cada vez más eficaz, el agua que sale de las estaciones depuradoras suele ser apta para el consumo. Singapur, que desde hace años reutiliza las aguas residuales para abastecer de agua a los hogares, es un país puntero. En Europa esta agua todavía no puede reutilizarse para la producción alimentaria o agrícola. Pero poco a poco las cosas están cambiando, y esta será la gran revolución de este siglo.
El otro gran avance es utilizar el agua subterránea, un ámbito relativamente poco conocido. Tenemos enormes reservas en Francia, Suiza e incluso bajo el desierto del Sahara. La Unesco ha calculado que solo utilizamos el 5 % de los recursos del agua subterránea.
Suiza quiere construir más presas. ¿Es esta la estrategia correcta?
Necesitamos más capacidad de reserva para disponer de agua cuando la necesitemos. Es un deber de quienes están en el poder. ¿Qué diría la gente si, por ejemplo, un gobierno no almacenara medicinas o alimentos suficientes? Con el agua sucede lo mismo.
Texto adaptado del inglés por Lupe Calvo
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