Decenio de los pueblos indígenas, modesto saldo
El libro ¡Madre Tierra! se publica a pocos meses del cierre del “Decenio Internacional de los pueblos indígenas” (1994-2004).
Diego Gradis ensaya un resumen de lo que deja esta década.
El Decenio internacional de los Pueblos indígenas está a punto de finalizar. Para unos está lleno de logros, para otros de decepciones y frustraciones.
Sin embargo, tuvo el mérito de poner en relieve -ante los ojos del mundo y de los Estados-, la situación de discriminación y marginación generalizadas que siguen sufriendo los pueblos indígenas.
Para Diego Gradis, responsable de la ONG Tradiciones para el Mañana, el balance no es positivo, sobre todo a nivel internacional. De los dos objetivos específicos que se había fijado para el Decenio se logró uno, pero no se alcanzó el otro que era el más importante.
“Lo que se logró es establecer un Foro permanente sobre asuntos indígenas en las Naciones Unidas, que ahora tiene un rango igual al de la Comisión de Derechos Humanos. Creado en el año 2002, el foro cuenta con una estructura permanente encabezada por un indígena y funciona como una entidad de consultoría.”
El gran fracaso
Sin embargo, Diego Gradis estima que el gran fracaso es el proyecto de Declaración universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, documento en el que se trabaja desde hace 22 años, sin resultados concretos hasta hoy.
Desde 1996 sólo se aprobaron dos artículos en el seno de la Comisión de Derechos Humanos.
“Personalmente considero que hubo una falla por parte de los representantes indígenas. No entendieron que los Estados tenían límites para poder aceptar algunos elementos como el principio de autodeterminación, que es el elemento fundamental sobre el cual se está quebrando la discusión”. De tal modo que durante todos estos años, “ha sido un dialogo de sordo”, precisa.
Hacia un segundo decenio
Sin embargo, Diego Gradis subraya que existe una esperanza de que prospere el proyecto. “Va a haber una sesión excepcional del grupo de trabajo sobre la Declaración que se va a reunir en diciembre en Ginebra. Parece que se está retomando un diálogo que puede llegar a algún entendimiento. Pero si no se resolvió en veinte años, no se va resolver en una semana.”
Con todo, queda la posibilidad de que la declaración sea adoptada durante el segundo decenio -que se extendería del 2006 al 2015-, si así lo decide la Asamblea general de la ONU conforme a la recomendación que presentó el ECOSOC a pedido de los pueblos indígenas.
A nivel de los Estados, el balance que hace Diego Gradis es más positivo: “Sí, se han logrado muchas reformas constitucionales en muchos países, para que haya espacios creados en favor de los pueblos indígenas.”
México ante el zapatismo
El caso de México es distinto porque desde el primero de enero de 1994 todo fue enfocado sobre el proceso zapatista. Diego Gradis considera que el zapatismo, hoy estancado, no refleja un proceso tradicional político de los indígenas. El ejemplo “fatal”, para él, es el fenómeno del subcomandante Marcos.
“El zapatismo, tal como fue concebido al inicio, necesitaba una figura, pero que nada tiene que ver con la realidad indígena. Porque en el concepto indígena, el jefe no es nada más que un representante por un tiempo definido y sin ninguna autonomía fuera de la base.”
Diego Gradis admite que el zapatismo haya tenido la pretensión honesta de estar al servicio de la problemática indígena. Pero en su análisis, no se lo puede considerar como “un proceso indígena” en sí.
swissinfo – Patrick John Buffe – México
El Decenio de los pueblos indígenas estableció un foro permanente en la materia, pero no logró concluir la Declaración universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
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