Descubriendo el África que vive
Los debates de los movimientos y las organizaciones que se oponen a las actuales formas de la globalización centran la edición 2007 del Foro Social Mundial de Nairobi.
Para la delegación helvética también es una ocasión para reflexionar sobre la reciente polémica desatada en Suiza sobre la utilidad de la ayuda al desarrollo en los países africanos.
La discusión se desata en el autobús que toma la delegación suiza al regresar de una visita a la región del lago Naivasha, al noroeste de Nairobi, en el valle del Rift. Alguien pone el dedo en la llaga: «Hay muy pocos proyectos de desarrollo en África que continúan funcionando cuando el dinero del Norte deja de fluir».
«No es verdad», replica otro. «Así les das razón a quienes en Suiza afirman que toda cooperación al desarrollo en África es inútil».
Las polémicas palabras de Christoph Blocher ante la comisión parlamentaria de las Instituciones Políticas el pasado otoño (el ministro de Justicia barajó la hipótesis de «abandonar a África a su propia suerte») siguen resonando en este viaje que realiza la delegación suiza en el Foro Social Mundial (FSM) a tierras africanas.
El contacto directo con la realidad africana – o mejor keniana, no caigamos también en generalizaciones poco útiles para la comprensión del continente – les permite descubrir un cuadro más complejo y variado que el que transmiten los políticos y los medios de información, quizás un poco esquemático y reductor.
«Los medios informativos muestran a menudo cómo el continente africano muere, pero muy poco al continente que vive», señala Eugen Birrer, de la Misión Bethlehem Immensee, que trabaja en África desde hace más de un cuarto de siglo.
Múltiples rostros de la sociedad keniana
El Kenia que conocieron los miembros de la delegación helvética es el de los alumnos de la escuela que fundó el ex corresponsal del ‘TagesAnzeiger’, Peter Baumgartner, que cada mañana se ponen el uniforme y salen de las barracas en las que viven para recibir una comida caliente y una buena instrucción. Pero también el del personal de los hoteles en los que se alojan – por sus modales impecables, quizás antiguos estudiantes de la escuela de hostelería creada con fondos suizos – y que sin duda son una de las columnas vertebrales del éxito turístico del país.
También el Kenia que se enfrenta a problemas ecológicos enormes, por ejemplo en el área del lago Naivasha, un paraíso de la biodiversidad, en el que viven más de 500 especies de aves y 180 especies de plantas y cuyas aguas están amenazadas por la presencia de inmensas plantaciones de flores que dan trabajo a 30.000 personas.
El Kenia de KenGen, una empresa local que trata de aprovechar el potencial geotérmico en el parque nacional Hell’s Gate; de los grupos de mujeres massai que se organizan para luchar contra la discriminación y reforzar el papel de la mujer en la sociedad; de los activistas que luchan en primera línea contra el sida; del ‘manager’ de un taxi colectivo que, mientras atravesamos uno de los innumerables suburbios de Nairobi, dice: «África, la odio»…
Finalmente, están el país y el continente que intentan expresar y definir sus exigencias y aspiraciones en el Foro Social Mundial de Nairobi, confrontándose con los movimientos sociales y las organizaciones de los otros continentes. Y se nos pone la piel de gallina cuando uno de los artistas en la ceremonia de apertura del Foro exclama: «¡Bienvenidos a África, la cuna de la humanidad. Bienvenidos a casa!»
Invertir en la autonomía
Las visitas a varios proyectos de desarrollo en los días precedentes al Foro y la confrontación con la realidad quizás caótica y confusa, pero muy rica en cuanto a estímulos e ideas, son para los miembros de la delegación suiza una ocasión para reflexionar sobre el futuro y sobre los límites de la cooperación a los países africanos.
«La corrupción es un problema especialmente grave en África», señala Bernard Fragnière, presidente de la ONG E-Changer. «Pero hay personas que quieren cambiar las cosas, hay movimientos sociales importantes, aunque menos organizadas que en América Latina. Debemos trabajar con ellos, reforzar su autoestima».
Fragnière cita un sector prioritario de la cooperación en el ámbito de la educación. «Y luego están las mujeres. Siempre han llevado la carga más pesada en la sociedad africana, sin poder asumir responsabilidades. Hay que respaldarlas en sus esfuerzos para que se les reconozca el papel que se merecen».
«Es importante dialogar con las contrapartes africanas de igual a igual, poner a disposición medios para proyectos que prometen aumentar la autonomía de las personas, a expresar su opinión política», afirma, por su parte, Julia Gerber Rüegg, vicepresidenta de las Mujeres Socialistas. «En los proyectos que visité se observa este enfoque, aunque no en todos. Es importante reconocer que también hay cosas que funcionan».
swissinfo, Andrea Tognina, Nairobi
(Traducción del italiano: Belén Couceiro)
El Foro Social Mundial es el encuentro más importante de ONG y de movimientos sociales que se oponen a la globalización neoliberal.
Nacido como respuesta al Foro Económico Mundial de Davos, que se celebra en el mismo periodo, el FSM se desarrolló por primera vez en 2001 en la ciudad brasileña de Porto Alegre.
El lema de todas las ediciones del FSM fue: ‘Otro mundo es posible’.
En el FSM de Nairobi, del 20 al 25 de enero, participa una delegación suiza, integrada por 40 personas (diputados, sindicalistas, representantes de ONG y movimientos sociales, periodistas).
El viaje de la delegación lo organizan la ONG E-Changer y Alliance Sud, comunidad de trabajo que agrupa a las seis principales organizaciones suizas de ayuda al desarrollo.
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