Desertificación y hambre: el tiempo apremia
Una reunión de dos días en Ginebra dedicada a la desertificación concluye con un llamamiento de los gobiernos de los países afectados para combatir el fenómeno.
Tema central del coloquio organizado por la agencia suiza de cooperación fueron las consecuencias de la desertificación: hambre, pobreza y emigración.
El 2006 fue declarado el Año Internacional de los Desiertos y la Desertificación por las Naciones Unidas.
La ONU estima que un tercio de la superficie de la tierra y más de mil millones de personas están afectadas por el problema, especialmente agudo en el continente africano.
«La desertificación no es causa, sino consecuencia de la pobreza, así como de la falta de desarrollo y de voluntad política para invertir en el desarrollo», explica Liliane Ortega, de la Agencia Suiza para la Cooperación y el Desarrollo (COSUDE) y representante de Suiza en la Convención de Lucha contra la Desertificación (CLD) de la ONU.
Según Liliane Ortega, los participantes en la conferencia de Ginebra – muchos con experiencia en el terreno – coinciden en que no se puede combatir el fenómeno de la desertificación aumentando la ayuda internacional.
Movilización
«El mensaje de este coloquio es, ante todo, el de la movilización: movilización que debe producirse a todos los niveles políticos y en todos los países afectados por el problema», puntualiza Liliane Ortega.
«No se trata sólo de cómo conseguir más dinero, sino de cómo desarrollar una cooperación entre Occidente y los países en vías de desarrollo para que éstos puedan actuar por sí mismos, con el apoyo de Occidente».
La gravedad de la situación así lo requiere. Según Naciones Unidas, el avance de los desiertos constituye una «amenaza importante para la humanidad», agravada por el cambio climático y la disminución de la biodiversidad.
Para frenar esta evolución, en 1994 unos 191 países, entre ellos Suiza, adoptaron la Convención de la ONU contra la Desertificación, cuyo objetivo es combatir el fenómeno y mitigar los efectos de la sequía.
La próxima reunión de la CLD se celebrará en Buenos Aires en octubre. En ese marco, Liliane Ortega presentará los resultados del simposio ginebrino.
Varios factores
Además del cambio climático, hay otros factores que repercuten en la desertificación, como el crecimiento demográfico, la deforestación, la agricultura intensiva y la ganadería.
Las consecuencias para las poblaciones locales pueden ser devastadoras. La inseguridad alimenticia produce pobreza y el éxodo rural, que inciden en los frágiles equilibrios sociales, políticos y económicos de algunos países.
Tanto COSUDE como la ONU considera necesario abordar el problema con una doble estrategia, que tenga en cuenta no sólo el aspecto ecológico, sino también los derechos humanos de la población que vive en las regiones áridas.
Ambas organizaciones esperan que conferencias como la de Ginebra acapare la atención de la comunidad internacional sobre una problemática muchas veces olvidada.
swissinfo
Según la ONU, la desertificación amenaza cerca del 30% de la superficie terrestre habitable.
Se estima que en las regiones áridas del continente africano se han perdido al menos 500 millones de hectáreas de tierras de pasto y de cultivo.
Cada año desaparecen cerca de 10 millones de hectáreas de tierras agrícolas en el mundo como consecuencia de la desertificación.
El avance de los desiertos, que hoy cubren cerca de una tercera parte de la superficie terrestre, oscila entre 50.000 y 70.000 kilómetros cuadrados por año.
En el Año Internacional de los Desiertos y la Desertificación, la ONU quiere concienciar sobre este fenómeno y sus consecuencias: pobreza, carencias y refugiados. Este ha sido el tema centra de una reunión de dos días celebrada en Ginebra.
En 1994, la comunidad internacional creó la Convención de la ONU de Lucha contra la Desertificación (CLD).Suiza fue uno de los primeros países en ratificarla (1996).Pese a esta Convención, son escasos los avances registrados.
La Agencia Suiza para la Cooperación y el Desarrollo financia proyectos contra la erosión del suelo en África, Asia y América Latina.
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