Digger D-2 para limpiar Sudán de minas
El vehículo de ayuda para el desminado fabricado en la localidad suiza de Tavannes, en la región del Jura bernés, acaba de recibir luz verde de la ONU para limpiar de minas una pista de 1.200 kilómetros en Sudán.
Tras ocho años de duro trabajo, la Fundación de Tavannes puede plantearse la producción y comercialización de sus aparatos. Reportaje.
El sol asoma tímidamente en esta mañana gris de noviembre. La pequeña localidad de Tavannes, en el Jura Bernés, se despierta paulatinamente.
En un hangar del antiguo arsenal militar del lugar descansa apaciblemente un nuevo y reluciente vehículo destinado al desminado, el Digger D-2. Un edificio militar alberga un proyecto humanitario. Resulta paradójico y a la vez simbólico.
Probado desde hace varios meses en Sudán en condiciones climáticas y ambientales extremas (polvo, 40-50 grados de temperatura, etc.) su ‘hermano gemelo’ acaba de recibir la autorización de la ONU para entrar en acción en los campos de minas.
El Digger D-2 que se quedó en el frío Jura Bernés, por su parte, debería recibir pronto la certificación ITEP (International Test and Evaluation Program), una organización de renombre mundial y que otorgará al Digger D-2 una certificación universalmente reconocida.
Un encuentro determinante
Una bonita recompensa para los ingenieros de Tavannes que desde hace casi ocho años ponen sus conocimientos y energía al servicio de una causa noble. Todo comenzó tras un encuentro determinante con Michel Diot, cofundador de la Fundación Suiza de Desminado.
«Comprendimos en ese momento que existía un gran problema con la vegetación que cubría los terrenos minados. Construir un pequeño vehículo accionado por control remoto que pudiera localizar los artefactos explosivos y a la vez desminar suponía un desafío increíble», recuerda Frédéric Guerne, director de la Fundación Digger.
Ahora comienza todo
Este desafío motivó a una treintena de apasionados a pasar sus noches y fines de semanas libres en un almacén sin calefacción del valle de Saint-Imier.
La aventura prosiguió en los garajes que les puso a disposición un industrial de la región. Los chasquidos de la labor de soldadura y el ruido de las amoladoras invadieron las noches durante tres años hasta que Digger-1 pudo salir de Suiza rumbo a la frontera entre Kosovo y Albania.
«Fue un inmenso desafío, pues nos jugábamos nuestro futuro en ese viaje», relata Frédéric Guerne. «Tuvimos que resolver muchísimos problemas en el terreno y los resultados obtenidos no correspondían a nuestras expectativas. Pero nos dieron el impulso necesario para recomenzar y concebir el vehículo que en este momento se encuentra en Sudán.»
«Hasta ahora invertimos ocho años de trabajo, decenas de miles de horas y mucho dinero. Y todavía no hemos salvado ninguna vida. Es ahora que todo comienza».
Etapa de comercialización
Digger-2 es el resultado de un cruce entre un tractor y un carro blindado, y podría capitalizar su reconocimiento actual para emprender una nueva etapa: la de la comercialización y de la producción en serie de cinco a seis vehículos por año.
Cabe señalar que el Digger-2 no tiene ni punto de comparación con los ‘rivales’ eslovacos y croatas que producen en grandes series pequeñas máquinas de desminado capaces de adentrarse en terrenos de difícil acceso.
Y es que a diferencia de estos últimos, la Fundación de Tavannes no busca ganar dinero. Su vocación es meramente humanitaria: «salvar vidas».
El Digger-2, que ha sido reconocido de utilidad pública, busca el mejoramiento y la excelencia. La empresa carece de accionistas. Los ingenieros – solteros – ganan unos 3.000 francos netos al mes; tres veces menos que en la empresa privada. El sueldo que perciben les da sencillamente para vivir.
«Queremos mostrar que es posible estar al servicio de lo humanitario, respetando el espíritu y sin proponerse hacer grandes ganancias», confirma el vicedirector Nathan Kunz.
Hasta 20 centímetros
En Digger esta filosofía se siente concretamente en el ámbito de la calidad de sus vehículos (mejor blindado, chasis en forma de V y orugas especiales para resistir a las minas anticarro, control remoto ultrasofisticado que proporciona información sobre el estado del vehículo en todo momento, etc.).
«Una vez que el vehículo se halla en el campo de minas, hay que evitar que se quede sin combustible, ya que sería imposible llenar el tanque», señala Nathan Kunz.
En el desminado humanitario es impensable dejar una única mina en el campo que luego será restituido al agricultor. Terminaría por matar. Provisto de astiles resistentes, el Digger-2 excava y remueve la tierra hasta unos 20 centímetros de profundidad, lo que facilita enormemente el trabajo de hormiga que realizan a pie los expertos en desminado .
«La idea es mejorar la complementariedad entre los desminadores y la máquina, y el potencial de desarrollo aún es enorme», concluye Frédéric Guerne.
swissinfo, Mathias Froidevaux, Tavannes
(Traducción del francés: Belén Couceiro)
Las minas antipersona matan o mutilan a entre 15.000 y 20.000 personas al año, en su mayoría civiles. Otros cientos de miles de personas padecen sus consecuencias indirectas (no pueden acceder a los pozos de agua, a cuidados, etc.).
Hay minas diseminadas en cerca de 70 países. Se estima que el área de minas diseminadas en el mundo equivale a dos veces la superficie de Suiza (41.293 km2).
7,3 toneladas y 5,2 metros de longitud
140 caballos
Un sistema de astiles permite remover y excavar el terreno hasta una profundidad de 20 centímetros (eje de rotación de 700 rotaciones por minutos)
El precio por unidad es de 380.000 francos suizos
Se necesitan cerca de ocho horas de trabajo para limpiar de minas una superficie equivalente a la de un campo de fútbol
Digger-2 salió de la fábrica de Tavannes en septiembre de 2006
La Fundación Digger de Tavannes puso el Digger-2 a disposición de la Fundación Suiza de Desminado para sus programas en Sudán (desminado de 1.200 kilómetros de pista). Según la FSD, 21 de las 26 provincias sudanesas están contaminadas. En 2005 se registraron 77 accidentes (11 muertos y 66 heridos) por la explosión de minas.
El Digger D-2 recibió a fines de octubre la autorización oficial de la Oficina de Desminado de Naciones Unidas en Sudán (Mine Action Office). El equipo que trabaja con el Digger D-2 a su vez recibió la acreditación correspondiente.
Para la ‘operación Sudán’, la Fundación Digger (sin ánimos de lucro y que dispone de un presupuesto anual de cerca de 800.000 francos) contó con el apoyo de la ciudad de Ginebra, de la agencia suiza de cooperación (COSUDE), del ejército suizo, de los cantones de Berna y del Jura, así como de la Cadena de la Solidaridad.
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