Dispar carrera armamentista entre gérmenes y medicina
H.K. era un hombre sano y amaba su trabajo, hasta que vivió en carne propia la resistencia a los antibióticos. Debió permanecer en reposo durante varias semanas hasta poder restablecerse. Suiza, como otros países, instauran estrategias para disminuir la resistencia a los antibióticos.
Todo comenzó con una tos ligera. Días después, el médico diagnóstico al informático H.K.* una pulmonía atípica y le prescribió antibióticos a causa de los altos niveles de infección observados. “Pero tras cinco días, la fiebre no cedió. El doctor debió cambiarme el antibiótico. Este segundo medicamento mostró mejores resultados dos días después”, describe el paciente.
Pero no todos las personas corren esa suerte. Tan solo en la Unión Europea se calcula que mueren unas 25 000 personas al año a causa de las bacterias resistentes a los antibióticos. Las autoridades sanitarias de cada país implementan campañas para evitar esos cuadros. Suiza y la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) desarrollan estrategias de observación del empleo de esos medicamentos.
Medicina humana y veterinaria
La resistencia antibiótica es un problema que tiene potencial relación entre las medicinas humana y animal. Según la Universidad de Berna, esta dependencia no ha sido realmente investigada hasta ahora.
Las bacterias pueden transmitirse entre animales y humanos a través de contacto directo o indirecto (por ejemplo, la salmonella en los alimentos).
También en la medicina veterinaria se produce la resistencia antibiótica, tal y como ocurre con los humanos, en el empleo de estos productos en animales domésticos y de granja.
«Las investigaciones microbiológicas en animales no son solo para el bienestar de los animales, sino que también contribuyen a mantener la salud humana”.
(Fuente: Universidad de Berna)
El problema esencialmente es que se utilizan demasiado e inadecuadamente, incluso para infecciones virales. Si un virus es la causa de una infección, tomar antibióticos puede ser perjudicial. Cada vez que una persona toma un antibiótico, aumenta las posibilidades de que las bacterias presentes en su cuerpo se hagan resistentes.
“Se han registrado algunos decesos por esta causa en Suiza”, señala Andreas Kronenberg del Instituto de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Berna y dirigente del Centro Suizo de Resistencia a los AntibióticosEnlace externo.
Utilización negligente
Para la doctora Annelies Zinkernagel, al frente de la Unidad de Infectología del Hospital Universitario de Zúrich, la mayor amenaza resultan ser las denominadas ‘bacterias Gram-negativas’, resistentes a gran número de antibióticos. “Es fundamental que estos medicamentos se empleen de forma precisa y selectiva. Muchos viajeros, por ejemplo, los que vuelven de la India, están contaminados con esas bacterias Gram-negativas. Las personas con un sistema inmune debilitado son presa fácil de esos microorganismos, pero incluso personas sanas pueden verse afectadas”, explica Zinkernagel.
Por ello la importancia de establecer programas de prevención que incluyan la promoción de un adecuado empleo medicamentoso y medidas de prevención tales como el lavado y desinfección de manos y la protección, a través de vacunas.
Suiza, en el promedio
La resistencia antibiótica se incrementa “con una dinámica epidémica”, indica la página Web del Centro de Resistencia Antibiótica. El director de esta institución, Andreas Kronenberg, detalla: «Siempre se debe diferenciar de qué micro-organismo se trata y a qué antibiótico se hace referencia”. En el caso de Suiza, la tasa de resistencia de la bacteria Escherichia coli a los antibióticos de Betalactamasas de Espectro Extendido (BLEE) aumenta 1% anualmente.
Se trata del mecanismo de resistencia bacteriana más importante frente a los antibióticos betalactámicos. En otros países, el incremento porcentual es mayor. “En India, es de alrededor de 80%. Significa que este tipo de medicamentos solo tienen efecto en una de cada 5 personas tratadas”, añade el experto.
El Gobierno de Suiza ha presentado una Estrategia Nacional para reducir la Resistencia Antibiótica en el que participan diversas oficinas federales. “Se trata de incluir a todos los implicados en un solo barco”, señala Kronenberg. La meta es que se termine con los señalamientos de culpabilidad que se emiten simultáneamente tanto en la medicina humana como en la veterinaria, por el uso inadecuado de los antibióticos.
“El objetivo es proteger a la población y evitar infecciones en los sectores hospitalarios. Allí se puede lograr mucho”, dice, convencido, el especialista.
“Una medida central será la observación interdisciplinaria de las causas de la resistencia en el uso de los antibióticos en la medicina humana, en la medicina veterinaria, en la agricultura y en el medio ambiente”, señala la estrategia del Consejo Federal (Ejecutivo suizo), sometida a consulta hasta el mes de marzo entre los círculos y organizaciones del ramo. El Gobierno tiene como límite de aquí a finales de 2015, para presentar el concepto final.
Plan de la OMS a escala mundial
En la próxima Conferencia Mundial de Salud, que tendrá lugar en mayo de 2015, la OMS espera proponer un plan de acción global.
En 2014, la OMS publicó el informe más completo conocido hasta ahora en la materia, en el que se demuestra cómo se ha desarrollado de forma alarmante la resistencia de determinadas bacterias a la medicina.
Sobre la base de datos de 114 países, los autores de este documento se dicen especialmente preocupados por la resistencia de los denominados antibióticos de reserva, o de última elección, que deben ser prescritos solo en casos en los que una primera opción no funcionó. Sin embargo, en muchas partes del mundo, estos medicamentos restringidos ya tampoco producen efecto entre una gran parte de la población.
Es el caso, por ejemplo, del antimicrobiótico Carbapenem, que cada vez resulta menos efectivo contra infecciones hospitalarias producidas por la bacteria intestinal klebsiella pneumoniae. La OMS advierte también sobre la propagación de la resistencia a las Fluorquinolonas para combatir infecciones de la bacteria E. Coli.
La organización recomienda solo usar antimicrobacteriales en situaciones realmente necesarias y, sobre todo, evitar la interrupción del tratamiento, cuando el paciente comienza a sentir mejoras. Además solicita un sistema de observación y vigilancia de los casos de resistencia, mejor higiene para evitar infecciones y mayor investigación, un renglón en el que aún falta por hacer.
Poco interés
Hay varias razones por las que el sector farmacéutico ha dejado de investigar el desarrollo de nuevos antibióticos, señala Sara Käch, responsable de comunicación de la asociación de productores de medicamentos Interpharma.
«Los antibióticos deben ser utilizados de modo muy restringido, lo que reduce los ingresos del productor. Además, la población de pacientes que requiere estos medicamentos es relativamente pequeña, y existe la necesidad de tener diversos productos con efectos distintos para una misma bacteria”.
La resistencia multibacteriana es un complejísimo desafío científico. “Sin embargo, hemos visto en los últimos tiempos un buen número de iniciativas por parte del sector privado, o en forma de asociaciones público-privadas”. Un ejemplo es la New Drugs 4 Bag BugsEnlace externo, iniciativa que apoya la Comisión Europea y la industria. De acuerdo con este programa, en los últimos 30 años se presentaron en el mercado dos nuevos grupos de antibióticos. Un joven proyecto europeo de investigación antibiótica responsable es el DRIVE-ABEnlace externo, compuesto por 16 socios públicos y 7 privados de 12 países europeos.
Hay esperanza en la llegada de nuevos tratamientos. A inicios de enero, investigadores estadounidenses y europeos anunciaron el descubrimiento de un antibiótico natural, la teixobactina. Los expertos calculan que el proceso de investigación para obtener el primer preparado a base de esta sustancia durará entre 5 y 10 años.
* Nombre conocido por la redacción
Traducción del alemán: Patricia Islas
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