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La ecopista más grande del mundo es suiza

Espléndida imagen del zócalo de la Ciudad de México con la pista de hielo. Parece un lago.
Ubicada en el Zócalo de la capital mexicana, la pista de patinaje posee una superficie de 4 000 metros y dará servicio al público de forma gratuita entre el 15 de diciembre y el 6 de enero del 2020. ​​​​​​​ Glice

La empresa emergente suiza Glice instaló en la Ciudad de México una monumental pista de ‘hielo’ que no consume agua ni energía eléctrica. Una sofisticada fórmula molecular permitió crear una materia que replica prácticamente las características del hielo, sin serlo.

Viktor Meier sonríe cuando recuerda los inicios de GliceEnlace externo. Todo comenzó con un documental transmitido por la BBC en el que el ingeniero español (y jugador de hockey) Toni Vera hablaba sobre un hielo ecológico de nueva generación que había inventado tras ocho años de investigación.

“Me pareció una idea increíble; así que decidí buscarlo y proponerle crear juntos una empresa”, narra Viktor Meier, cofundador y director general de Glice. Así nació en 2012, en el cantón de Lucerna, una empresa emergente que actualmente opera en 80 países y ha instalado 1 500 pistas de hielo sintético en el mundo.

A México, en particular, la propuesta de Glice le vino como anillo al dedo. Durante años, el Gobierno de la Ciudad de México fue duramente criticado por instalar en el invierno pistas de patinaje con un costo desorbitado en materia ecológica y financiera. La pista de Glice instalada en 2019 ha sido bien recibida por la gente y por los medioambientalistas.

Como el hielo, pero no es hielo

“Tener una pista de hielo requiere agua y electricidad. Nosotros nos dimos cuenta que en el siglo XXI debíamos echar mano de la innovación y buscar materiales alternativos. Logramos desarrollar uno que parecía hielo, se sentía como el hielo, permitía a los patines deslizarse como en el hielo, pero que no era hielo”, dice Meier.

La fórmula Glice es celosamente guardada por la empresa. Maier solo revela que su laboratorio, en el que laboran seis personas, está en Lucerna. Y el producto que comercializa está hecho a base de polímeros de alta densidad que, mezclados con silicio y otros ingredientes de alta calidad (algunos de ellos, de importación) permiten la creación de este “hielo” sustentable.

La magia se produce cuando la cuchilla de los patines corta ligeramente la materia creado por Glice, porque éste libera moléculas que permiten el deslizamiento.

La única diferencia evidente con el hielo común es que este material adopta la temperatura ambiente del sitio en donde es instalado.

Un hombre en cuclillas en pista de hielo
Viktor Meier, cofundador de Glice, supervisa los detalles de la instalación de la pista Ecologísssima en México. Glice

Diversión sostenible

En materia energética, el avance fue abismal. En México, una pista de agua congelada de 4 000 metros de superficie habría consumido cantidades de agua y electricidad equivalentes a las que utilizan 4000 viviendas para su operación cotidiana.

Este tipo de pistas han tenido buena acogida en lugares como la isla de Macao, Tanzania, los Emiratos Árabes Unidos, Colombia o Perú, pero también en países que poseen una longeva tradición en los deportes invernales.

“Muchas personas piensan que nuestro producto está destinado a los países exóticos y con climas cálidos. Pero no es así. Entre nuestros clientes se cuentan también la República Checa, Canadá, Estados Unidos e incluso, Islandia… ¡Es como venderles hielo a los esquimales!”, dice Meier con buen humor.

Esto se debe, primero, a que los inviernos ya no son tan fríos y estables como solían serlo en Europa y Norteamérica debido al cambio climático. Segundo, a que este tipo de pistas requiere menos mantenimiento, lo que aumenta su rentabilidad.

Sobre el costo energético derivado de la importación de materias primas, para la elaboración de la fórmula Glice y, posteriormente, del traslado de los paneles de ‘hielo’ ecológico para abastecer a sus clientes, el también suizo Hans Broder, director de Glice México, destaca que su empresa tiene el sólido compromiso de crear más oxígeno del que consume y toma acción en ello.

“Acabamos de firmar un acuerdo con una oenegé llamada Plant for the Planet.Enlace externo Nos hemos comprometido a que, por cada panel de hielo sintético que fabriquemos, plantaremos un árbol. Luego de algunos años de crecimiento, ese árbol captará una tonelada de CO2, compensando cualquier huella carbónica de la empresa”, añade Meier.

Dos hombres. Al fondo, el Palacio Nacional de la Ciudad de México
Viktor Meier y Hans Broder (director de Glice México) en el Zócalo de la capital mexicana. Glice

Suiza, nos tomó tiempo

La expansión internacional de Glice ha sido clara. Pero, ¿cuál ha sido su trayectoria en Suiza?

“Al principio, quisimos atacar el mercado suizo de inmediato, pero no fue posible. Los suizos somos muy innovadores, pero cuando se trata de adoptar nuevas tecnologías también somos muy cuidadosos. Por ello, como empresa, nos dimos cuenta de que teníamos que internacionalizarnos desde el primer momento”, dice Viktor Meier.

“Fue un par de años después cuando nuestro trabajo comenzó a observarse en Suiza luego de que la televisión helvética transmitiera un reportaje que hablaba de nosotros y de los paneles que estábamos elaborando”, añade.

Actualmente, Glice es proveedora de diversas pistas de patinaje municipales en Suiza, en sitios como Lucerna, Arth-Goldau o Crans-Montana, entre otros.

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¿Rentabilidad inmediata?

Una expansión acelerada no siempre es sinónimo de utilidad inmediata.

¿Qué tan rentable ha resultado hasta ahora un negocio que crece a toda velocidad?, se le pregunta a Meier. “Es rentable, especialmente ahora que ya tenemos 1 500 pistas. Pero, definitivamente, sí hay una inversión intensiva en capital porque experimentamos un crecimiento importante en el alquiler de pistas”.

Hans Broder añade que “para el alquiler, necesitamos mucho capital porque hay que producir el material que luego se pondrá en renta. Así que los beneficios de las pistas vendidas frecuentemente se destinan a producir más para la división de alquiler”.

Sobre el mantenimiento que requieren las pistas que ofrecen, los emprendedores suizos aseguran es mínimo pues se trata de un material muy denso que solo requiere ser aspirado una vez al día (para eliminar la suciedad) y que requiere pulirse una vez por semana.

En sus primeros días de operación, la pista ecológica más grande del mundo -que fue vendida (no alquilada) a la capital mexicana- ha suscitado ecos positivos en la prensa local y en las redes sociales. “Estamos muy orgullosos de ofrecer una pista de patinaje totalmente ecológica a la Ciudad de México porque permitirá a la gente disfrutar de la diversión invernal, pero de forma totalmente sostenible”, puntualiza Hans Broder.


Las pistas de Glice

Glice fue fundada en 2012 en Lucerna (Suiza) y tiene oficinas también en Colorado (Estados Unidos).

Las pistas de Glice son alquiladas o adquiridas por clubes de hockey, hoteles, zoológicos, casinos, gobiernos o grandes empresas, como Coca Cola o Hardrock Café.

La pista de patinaje de la Ciudad de México, en particular, estará abierta entre el 15 de diciembre del 2019 y el 6 de enero del 2020. El acceso es gratuito para los usuarios, quienes pueden utilizarla por periodos promedio de 45 minutos, previa reservación en línea.

Tiene capacidad para recibir hasta 1000 usuarios simultáneamente.


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